Chistes de largos

Muerte inminente
Iba un hombre caminando por la selva, cuando de pronto lo rodea un grupo de salvajes caníbales, y se veía que no tenían muy buenas intenciones.
– ¡Ya estoy muerto!
En eso, el cielo se abre, aparece un rayo de luz y se escucha una voz profunda que le dice:
– No, todavía no, lo que debes hacer es quitarle la lanza al jefe caníbal y clavársela a su hijo en el corazón.
Entonces, el hombre pelea con el jefe, le quita su lanza y se la clava en el pecho al pequeño que estaba junto a él, ante el asombro de todos los caníbales. El hombre mira al cielo otra vez, y vuelve a escuchar la voz:
– Ahora sí ¡Ahora si que estás muerto!


 

El gato que vuelve
Un señor odia al gato de su mujer porqué no hace más que arañarle a traición y decide hacerlo desaparecer. Lo mete en una bolsa y lo lleva en el coche a 20 kilómetros de su casa.
Cuando vuelve, el gato está sentado en el portal de la casa. Nervioso, el tipo repite la operación, pero ahora lo abandona a 40 kilómetros de su casa. Cuando vuelve, el gato otra vez está esperándolo en la puerta.
El hombre enfadado; agarra el gato, lo pone en el coche y recorre 93 kilómetros al este, 30 al norte, 27 al oeste y 25 hacia el sur… Suelta el gato y emprende el regreso a casa.
Al cabo de un rato, llama a su mujer por el móvil y le dice:
– Cariño, ¿el gato está por ahí?
– Acaba de llegar, ¿por qué, querido?
– Pon a ese desgraciado al teléfono, que me he perdido!!!


Un corte de pelo peculiar

Robenito Grasso era un tipo muy simpático. Una tarde entró sonriendo en la peluquería y le dijo al encargado.
– Quiero que me haga un corte de pelo de la siguiente forma: del lado derecho, me deja el pelo a ¡a mitad de la oreja. Del lado izquierdo, me recorta bastante para que se me vea la oreja completa. En la nuca, me hace varias entradas. En la parte de arriba, me corta mucho pelo para que se me note bien el cuero cabelludo. Y en la parte de la frente, me deja un mechón de cabello que me llegue hasta la nariz; Lo suficientemente largo como para que me pueda hacer unas bonitas trenzas.
– Ése es un corte de pela muy raro. ¡Es imposible! No se lo puedo hacer.
-¿Cómo que no? ¡Si eso es lo que me hizo la última vez que vine aquí!


 

Desgraciado accidente
Iban dos locos en una moto a toda velocidad, El conductor se detuvo, se quitó la camisa y se la volvió a poner con los botones en la espalda para protegerse del frío.En una curva perdieron el equilibrio y cayeron. Llegó la ambulancia, trataron de salvarlos pero finalmente murieron ambos.
En el informe médico decía:
«Dos personas iban en una motocicleta y tuvieron un accidente. Cuando llegamos, el que iba detrás ya había muerto. El conductor murió cuando intentamos enderezarle la cabeza, ya que la tenía miranda hacia atrás.


Las supergafas

Paco , un andaluz de viaje en Japón, se compra un par de gafas de tecnología punta que permiten ver a la gente sin ropa.
Se las pone y ve pasar a una y a otra.
Todas sin ropa. estaba encantado.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
¡Por Dios, que maravilla!
Incluso adelanta el viaje de vuelta a casa para enseñarle a su mujer la novedad.
En el avión, se siente enloquecido viendo a las azafatas en pelota picada.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Cuando llega a casa, y antes de abrir la puerta, se coloca las supergafas, para ver sin ropa a su mujer Luisa .
Abre la puerta y allí está ella, su querida esposa, con Pedro, su mejor amigo.
En el sofá. ¡sin ropa!
Se quita las gafas, sin ropa.
Se pone las gafas, sin ropa.
Se las quita… sin ropa.
Se las vuelve a poner… sin ropa.
Y no puede evitar un grito desgarrador:
– ¡Me cagoendiez! ¡¡¡Nuevas y ya no funcionan! ¡¡Chinas tenían que ser!!!!
El cerdo milagroso
– ¿Cómo es que últimamente te va tan bien Pepe?
– Se lo debo a un cerdo que me compré. Fue un poco caro, pero ¡es un genio! Es capaz de ir al casino ¡y ganar! Gracias a eso ya no tengo problemas económicos Además, me ha descubierto en la granja una mina de oro y petróleo. Él mismo se encarga de negociar los contratos. Por si fuera poco, hace un mes se nos quemó la casa y él nos rescató a mí y a mi familia a riesgo de su propia vida.
– ¡Qué impresionante! ¿Puedo verlo, Pepe?
– Sí, claro, es ése: el de las patas de palo.
– ¿Un cerdo con dos patas de palo? ¿Qué le pasó?
– ¡Hombre! Con el cariño que le hemos tomado ¡no creerás que nos lo vamos a comer todo de una vez!


La boda de Manolo y Pilar

Manolo se casó con Pilar. Él no lo sabía, pero Pilar había pasado de mano en mano antes de conocerlo. La noche de bodas estuvieron en el hotel del pueblo. Como los lugareños eran muy chismosos se amontonaron junto a la puerta de la habitación de Manolo y Pilar para oír que pasaba.
Lo primero que escucharon fue que Manolo decía:
– Ahora voy a besarte como nadie lo ha hecho, Pilar.
Afuera se corrió el rumor:
– ¡La va a besar! ¡La va a besar!
– Ahora voy a abrazarte como nadie lo ha hecho, Pilar,
– ¡La va a abrazar! ¡La va a abrazar!
– Y ahora voy a hacerte lo que nadie le ha hecho antes, Pilar
– La va a matar! ¡La va a matar!


La suegra y los coches
– Una suegra salió a pasear con uno de sus tres yernos. Mientras pasaban por el parque, la señora se resbala, cae en el lago y se empieza a ahogar. Sin dudarlo un momento, el yerno se tira al agua y la rescata.
– Al día siguiente, el yerno sale y encuentra un coche último modelo con una nota pegada en el parabrisas: «Gracias de parte de tu suegra, que te quiere. «
– Una semana después la suegra sale a pasear con su segundo yerno. Al pasar por el mismo lago, la señora se vuelve a resbalar y cae al agua. De inmediato su segundo yerno se mete al lago y la salva.
– Al día siguiente, el segundo yerno encuentra frente a su casa un coche último modelo y una nota que dice: » Gracias de parte de tu suegra, que te quiere.»
– Una semana más tarde la suegra sale a pasear con su tercer yerno. La historia se repite, y la señora se cae al lago.
– Sólo que esta vez el yerno se sienta en el suelo y se ríe mientras ve a la señora ahogarse y hundirse en el agua.
– Al día siguiente, el tercer yerno sale y encuentra un coche último modelo con una nota en el parabrisas: «Gracias de parte de tu suegro, que te quiere. «


El niño japonés
Es el primer día de clases, y la maestra presenta a Susuki, hijo de un empresario japonés, a los chicos de
sexto grado:
La maestra les dice:
– Empecemos repasando un poco de historia americana. ¿Quién dijo ‘Denme la libertad o denme la muerte’?
La clase se quedó callada, excepto por Susuki: ‘lo dijo Patrick Henry,1775’
– Muy Bien! ¿Quién dijo ‘el gobierno del pueblo, para el pueblo no debe desaparecer de la faz de la tierra’?
De nuevo, ninguna respuesta de la clase, salvo Susuki: ‘Abraham Lincoln, 1863’
La maestra, asombrada, les dice:
– Chicos, debería darles vergüenza. Susuki, que es nuevo en nuestro país sabe más de nuestra historia que ustedes…
La maestra alcanza a escuchar un susurro: ‘a la mierda con los malditos japoneses!’
– ¿Quién dijo eso? Preguntó la maestra…
Nuevamente Susuki levanta su mano y dice: ‘General Mc Arthur, 1942 y Lee Iacocca, 1982’.
La clase queda muda y uno de los chicos alcanza a decir: ‘Voy a vomitar…’
La maestra trata de ver quién fue el irrespetuoso:
-Ya está bien, ¿Quién dijo eso?
Y Susuki dice ‘George Bush padre al Primer ministro japonés, 1991’
Uno de los alumnos, animado, le grita desde el fondo: ‘Chúpate esa!’
Susuki, casi saltando en su silla, le dice a la maestra: ‘Bill Clinton a Mónica Lewinsky. 1997’!


¿Te acuerdas cariño?
Una mujer se despierta a las 4 de la mañana y se da cuenta de que su marido no está con ella en la cama. Va
hasta la cocina y lo encuentra sentado en silencio, a oscuras, tomando una taza de café.
Enciende la luz y ve como el marido se quita una lágrima del ojo mientras sigue bebiendo en silencio.
– ¿Qué te pasa querido? ¿Qué haces aquí solo a estas horas de la noche?
El, girando para mirarla, dice:
– ¿Te acuerdas hace 20 años, cuando comenzamos a salir juntos, que tú tenias 16 años y yo 20?
– Claro que me acuerdo.
– ¿Y te acuerdas cuando tu padre nos encontró… en el asiento de atrás de mi coche?
– Si que me acuerdo, responde ella tiernamente acercándose a el.
– ¿Y recuerdas que tu padre me puso la escopeta en el pecho y me dijo que debía casarme contigo o me
denunciaba y me pasaría 20 años en la cárcel?
– Claro cariño, también me acuerdo, Papá siempre tan furioso con mis novios !!…¿Pero a qué viene eso?
Mientras se quita otra lágrima que le corre por su mejilla y con la voz quebrándose en un lastimero llanto, el
responde:
– Pues bien… hoy… precisamente el día de hoy… ESTARÍA SALIENDO DE LA CÁRCEL Y SERÍA LIBRE !!


Batallitas del jubilado

Un jubilado comenta:
La gente que todavía trabaja me pregunta a menudo que qué hago diariamente, ahora que estoy retirado…
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui al centro y entré en Correos a recoger un paquete que me había llegado, sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí y llegué al coche que estaba en la puerta, un Policía Local estaba rellenando una multa por estacionamiento prohibido.
Rápidamente me acerqué a él y le dije:
– ¡Vaya hombre, no he tardado ni cinco minutos…! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con los jubilados…
Me ignoró olímpicamente y continuó llenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza. Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no traía yo no sé qué calcomanía de la ITV. Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con un capullo, y que cómo le habían dejado entrar en la Policía…
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo.
Él, a cada insulto, respondía con una nueva infracción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza…
Después de la enésima infracción… le dije:
– Lo siento. Lo tengo que dejar, porque… ¡Ahí viene mi autobús!
Y es que desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco. Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme.


Cena en el cielo
Un tío que está en el cielo le pregunta a San Pedro:
– San Pedro, ¿qué hay hoy de cenar?
– Una loncha de jamón york y un yogur.
– Pero cómo va a ser eso -dice el tío- si noto yo por aquí un olorcillo muy rico…
– Pues aquí no es -replica San Pedro- será en el infierno o en el purgatorio, porque hoy de cenar hay una loncha de jamón york y un yogur.
El tío se baja al infierno y ve que se han montado un pedazo de barbacoa; se pasa de vuelta por el purgatorio y ve que se están tomando unas cervecitas mientras se preparan una paella. Cabreado, tira para el cielo y le dice a San Pedro:
– San Pedro, vaya tela, en el infierno una barbacoa, en el purgatorio, una paella que no veas, y aquí, en el cielo, una mierda de loncha de jamón york y un yogur, anda tío, enróllate, haz una cena en condiciones.
– ¡Que no!
– ¡Venga ya hombre!
– ¡Que no leches!, que para cuatro que somos no me pongo yo a guisar.


Cubrir a las ovejas
Era un pastor que tenía un rebaño de ovejas, pero no tenía un macho para ‘cubrirlas’. Le comenta su problema a un colega y éste le dice:
– No pasa nada. Llévatelas al monte y las cubres tú mismo.
Si al día siguiente se ponen al sol es que están preñadas y si se ponen a la sombra vuelves a intentarlo.
El pastor sube a las ovejas a la furgonetilla, se las lleva al monte y… ¡¡¡ale!!!
A la mañana siguiente se despierta y pregunta a su mujer:
– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – contesta la mujer.
El pastor vuelve a subir a las ovejas a la furgoneta y repite la operación.
A la mañana siguiente:
– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – contesta la mujer.
El pastor vuelve a cargar sus ovejas en la furgoneta, y así sucesivamente durante varios días, hasta que una mañana:
– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Ni al sol ni a la sombra, desde las 6 de la mañana están todas subidas en la furgoneta tocando el claxon…


Madre a los 65

Con la nueva tecnología aplicada para la fertilidad, una mujer de 65 años dio a luz a un bebé.
Cuando salió del Hospital y fue a su casa, llegaron sus familiares a visitarla.
– ¿Podemos ver al bebé?, preguntó uno de ellos.
Todavía no, dijo la flamante madre de 65 años, dentro de poco.
Pasó media hora y otro de los familiares preguntó, ¿Ya podemos conocer al nuevo bebé?
– Todavía noooooo, dijo la madre.
Pasó otro rato, y volvieron a preguntarla, impacientes, pero bueno ¿Cuándo vamos a ver al bebé?
– Cuando llore, respondió la madre.
– ¿Cuándo llore?, exclamaron. ¿Por qué tenemos que esperar hasta que llore?
– PORQUE NO ME ACUERDO DÓNDE LO PUSE.


Qué edad aparento
Un tipo de 47 años muy preocupado por parecer joven decide hacerse un estiramiento de cara. Una vez hecha la cirugía, el tipo sale muy contento de la clínica con su cara nueva. Se detiene en un puesto de diarios compra uno y le pregunta al vendedor: «Dígame amigo, quisiera que me conteste una pregunta: ¿Cuántos años cree que tengo?»
El quiosquero le dice: «No sé… unos 32».
Contento de la vida, el tipo le dice: «En realidad tengo 47 años».
Luego este buen señor entra a un McDonalds, pide una hamburguesa y le pregunta lo mismo al cajero.
El cajero le dice: «Yo le calculo unos 29 años».
El hombre, cada vez más contento, le dice: «No, tengo 47».
Luego toma el autobús para volver a su casa, y se sienta al lado de una anciana.
Una vez más, el tipo hace la pregunta: «Discúlpeme, señora, ¿cuántos años piensa usted que tengo?»
La viejita lo miró pensativa con su cara llena de arrugas, y le contestó: «Mire, hijito, yo ya tengo 85 años y no veo bien. Sin embargo, cuando era joven yo tenía un método para adivinar la edad de los hombres; les metía la mano en los calzoncillos y les decía la edad correcta».
El hombre dudó un poco, pero viendo que no había nadie en el autobús pensó: «Bueno, probemos, total…», y acto seguido le dice a la viejita que comience con su tarea.La viejita le mete la mano y le manosea los testículos al tipo. Al cabo de diez minutos exactos, la señora dice: «Usted tiene 47 años».
El tipo, asombradísimo exclama: «Pero esto es increíble, ¿dígame… cómo lo hace?»
Y la anciana le contesta: «Je, je, je,… Es que yo estaba detrás suyo en la cola del McDonalds…».

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