Ñama, ñama, para todo el mundo

Dr. Amor:

Quiero comentarle una situación que viví y que me generó hasta este momento un grave problema sexual. Hace un mes estuve en la provincia de Misiones, por cuestiones laborales. Anduve por el monte y conocí a unos aborígenes que tenían que realizar conmigo unos trabajos de investigación en la flora de la región.

Como conviví con ellos una semana y en la confianza que esto genera, descubrí que existe una amplia gama de hierbas que tomándolas como infusión, generan beneficios para algunas dolencias. Las hay para la presión, para los riñones, para el hígado, para la digestión y para lo que a uno se le ocurra. Y lógicamente, como soy una persona joven y con iniciativas, se me ocurrió preguntar si existía alguna hierba para dar potencia sexual. «El ñama ñama es lo mejor…» me dijo uno de los más veteranos del grupo, el que por lo visto era como el «médico» del grupo. Me dio unas hebras y me indicó que tenía que hacer una infusión, dejar que la misma se entibie y 15 minutos antes del acto sexual, la debía tomar. Llegué a Buenos Aires y al reencontrarme con mi novia, todo esto fue lo primero que le conté. Urgente y con mucha expectativa nos fuimos al departamento de ella. Allí hicimos la infusión y esperamos que se enfríe un poco. Como no sabíamos cantidades, hicimos el equivalente a una pava -como para una rueda de mate-. Tomé una tasa y esperamos los famosos 15 minutos. Al llegar a los 30 minutos, no notaba nada extraño, al menos desde el aspecto del apetito sexual. Entonces me tomé otra tasa. Comenzamos a realizar el acto, y comencé si, quizás con mayor rapidez, a tener una erección. Pero a medida que pasaba el tiempo, no notábamos nada fabuloso o al menos diferente. «Porque no te untas el tecito ahí, quizás eso ayude…» me dijo mi novia con cara de querer probar algo nuevo. Y así fue, en plena erección, refriegue el contenido de una tasa, por todo mi miembro. A los 5 segundos de hacer esto, note una expansión de mi miembro, con una reacción eréctil extrema. ¡Ahora sí!…pensé. Me sentía Tarzán, la mona chita y toda la tribu juntos. Fue fabuloso. Pude hacerlo tres veces seguidas, manteniendo la erección. Luego nos recostamos a descansar, porque mi novia entre exhausta y satisfecha, tan poco podía creer lo que estábamos viviendo. Pero yo notaba que no perdía la erección. Pasó una hora, y veía que mi miembro seguía erecto, y me daba la sensación que mucho más que antes. Así paso el tiempo y a las 07:00 de la mañana, continuaba mi miembro erecto y con tonalidades azul-violaceas, que comenzaron a preocuparme. Mi novia miraba y descreía de lo que veía. Que hacer, era la incógnita. Mi novia se tuvo que ir a trabajar y yo, acostado en la cama, -siempre boca arriba- tuve que llamar a Urgencias de mi obra social. En ese momento, por mi cabeza pasaban todo tipo de ideas. Llegué a creer que podía morirme por esto, pero imaginaba al cajón de muerto con un agujero en la tapa, o que me iban a tener que meter de costado. Por favor. Mientras esperaba tuve que ir a orinar, con muchos problemas, ya que primero moje toda la tabla y su tapa, hasta que me puse a una distancia considerable, para poder embocar bien al inodoro. Además, a medida que terminaba de hacerlo, tenía que ir acercándome, por la menor fuerza de salida de la orina. Todo un desastre!!!. Pero rápidamente llegaron los de Urgencias. Voy hasta la puerta, con el calzoncillo puesto y al abrirla veo a una doctora y a un enfermero. Le explico lo que me pasó y la doctora -que a pesar de parecer muy profesional- se le escapaba una sonrisa, que no sé sí era por que la causaba gracia o por que le daba ilusión. El que si me pareció un desubicado fue el enfermero, que desde que entró y dijo: » Faaaaa, parece una toronja….!!!», no dejó de reírse a carcajadas. Único tratamiento, poner el miembro en hielo. Doctor no se imagina que imagen deplorable. La doctora sacando el hielo de la heladera, el tarado del enfermero sosteniendo la hielera, y yo poniendo mi pene adentro.Al final, a eso de las 02:00 de la tarde, mi miembro comenzó a tomar la forma, el color y el tamaño habitual. Pero aquí viene la consulta. Desde ese momento, me aterra tener una erección. Ya no quiero ver a mi novia por un tiempo. Es más, trato de ni hablar con ninguna mujer, para evitar nada que pueda llegar a generar algún impulso que desate el pensamiento que genere una erección. Doctor, ¿qué hago?

Esteban de San Isidro. Buenos Aires


Respuesta del DR AMOR:

Estimado Esteban:

Sos un pillín. Porque si sos joven, no creemos que tengas mayores necesidades de usar nada para poder tener satisfactoriamente una relación sexual. Lo que sí parece, es que ambos son unos croquetas podridas. ¡Chanchitos!. Estate seguro que la sonrisita de la doctora, debe haber sido por que la situación y semejante erección le causó un poquito de gracia y no por lo otro que vos decís. También estamos seguros, que tu caso ya debe haber sido comentado por todos los profesionales y enfermeros del servicio de urgencias de tu obra social. Si cuando vas a pagar la cuota mensual, ves que la recepcionista se ríe o te mira con cariño, andá pensando en cambiar de obra social. Pero este tipo de experiencias sirven para acumular sabiduría. Si te dicen una tasa, así debe ser. Si a tu novia se le ocurre que te refriegues algo en algún lado, decile que lo haga su hermano. Porque en definitiva esto terminó bien, pero podrías haber tenido serios inconvenientes físicos. Además, intenta no probar todo lo que te ofrezcan. Entendés, chauchón!!!. En relación a tu consulta puntual, no seas infantil, no pienses en que te puede pasar lo mismo, ya que los efectos de la mencionada hierba no podrían llegar a volver. El juguito de ñama ñama que tomaste ya debe estar procesado y expulsado. Por eso, juntate con tu novia e intenten tener relaciones, sin miedo y con confianza. Igual, por si acaso, llevate la video grabadora, y grabá el acto. Siempre pensando desde el punto de vista de realizar una investigación profesional.
Para terminar, las hebras de ñama ñama que te quedaron, ya las estamos pasando a retirar, porque queremos estudiarlas en nuestro consultorio. Es más, despertó mucho interés en nuestro grupo de doctoras. El agua, no tiene que hervirse…. ¿no?.

Dr. Amor