Alternativa: Propoleo

Esta sustancia, elaborada por las abejas, es conocida por el hombre desde tiempos remotos. La utilizaban los sacerdotes egipcios y más tarde, los griegos, quienes lo denominaron «propóleos», pro: que significa delante de y polis, que quiere decir ciudad.

Definición: El propóleos es una gomo-resina, de composición compleja, de color verde pardo, castaño, rojizo e incluso puede ser casi negro (dependiendo de su origen botánico).
Como puede observarse en la Serie de Mercado del Propóleos, se trata de un producto altamente promisorio, que puede transformarse en una importante fuente de ingreso para el apicultor.
Dado que este producto es utilizado en apiterapia para la elaboración de un sinnúmero de medicamentos y considerando que la estrategia comercial que adoptará Argentina pone especial énfasis en la calidad; se torna imprescindible que el apicultor se esmere para no alterar sus propiedades, procurando evitar o reducir el nivel de contaminantes.
Cómo cosechan y procesan el propóleos las abejas?
La recolección responde a un patrón especifico de forrajeo, las pecoreadoras extraen el propóleos de las yemas valiéndose de sus mandíbulas y con ayuda del primer par de patas, la secreción de las glándulas mandibulares (ácido 10-hidroxidecenoico) permite el ablandamiento para triturarlo y transportarlo a las cestillas. Al ingresar a la colmena, se dirigen inmediatamente al lugar donde éste es requerido y permanecen quietas, permitiendo a las abejas propolizadoras, tomar algunas partículas de la sustancia, comprimirlas y agregarles cera para proceder al propolizado.

Las abejas utilizan el propóleos para barnizar el interior de la colmena (incluidos los panales) con fines desinfectantes, cerrar grietas, reducir vías de accesos y consolidar los componentes estructurales. También es utilizado para recubrir los cadáveres de los enemigos que se hayan introducido en la colmena (escarabajos, roedores, lagartijas, etc.), que quedan embalsamados evitando su descomposición. Esta propiedad del propóleos ya era conocida por los egipcios y los sacerdotes lo utilizaban para momificar los muertos.

Se considera que la costumbre que tienen las abejas de utilizar el propóleos para protegerse de sus enemigos y para recubrir los interiores de la colmena se remonta a la época en que vivían en estado salvaje en los bosques, en troncos de arboles y en cuevas. Las distintas razas de abejas presentan peculiaridades respecto a la recolección o utilización del propóleos.
La cantidad de propóleos que produce una colmena depende del comportamiento pecoreador (de recolección) de resinas de la colonia y de la vegetación circundante. Apis mellífera recoge mayor cantidad de resinas de brotes de árboles, principalmente álamo, sauce, coníferas (ciprés, pino, thuya) pero también se destacan especies autóctonas de nuestro monte indígena como anacagüita, algarrobo, jarilla, acacia.
En los últimos años se ha desarrollado un método que requiere un manejo especial de la cámara de cría y que podría permitir rendimientos de entre 800 y 900 gr./ colmena. El mismo será evaluado durante 1999 por el PROAPI comparado con otros métodos disponibles a los efectos de ajustar la tecnología de producción.
Si bien la calidad del propóleos depende del tipo de flora y del ambiente; es decisivo en este sentido el trabajo del apicultor. La calidad del producto resultante estará directamente relacionada con los métodos de extracción, almacenamiento y conservación.
Los propóleos procedentes de diferentes zonas de recolección no se deben mezclar.
Los medios de transporte para trasladar las muestras deben estar limpios, secos, libres de combustibles u otras sustancias tóxicas que le impregnan olores y sabores extraños que afectan la calidad del propóleos.
Limpieza, almacenamiento y conservación

El primer paso luego de obtenido el propóleos es la limpieza del mismo con una pinza, cuidando de retirar contaminantes macroscópicos como abejas, trozos de madera, pasto, etc.
Cuidar de retirar aquellos trozos de propóleos que puedan venir con pintura adherida ya que ésta es una de las principales fuentes de contaminación.
Es útil disponer de una bandeja de dimensiones apropiadas para depositar el propóleos, mientras se procede a su inspección. Es conveniente que la bandeja sea de pocos cm. de altura, de material plástico o de madera, que esté ubicada sobre una mesa, apropiadamente iluminada para que el operario trabaje cómodamente.
Para que las propiedades del propóleos recogido no se pierdan o alteren, es recomendable acopiarlo en bolsas de plástico transparentes, hasta que se entregue para su utilización.
Se debe tener la precaución de no almacenar grandes volúmenes, para evitar que se compacte desmereciendo significativamente la calidad del producto.
Es prudente guardar estas bolsas dentro de cajas de cartón, madera o un recipiente apropiado que lo proteja de las altas temperaturas y en especial de la luz.
Otra posibilidad sería conservarlo en frascos de vidrio de color ámbar.
En general, si el propóleos recolectado se va a almacenar por largo tiempo antes de trasladarlo a la planta de procesamiento, se debe conservar sometiéndolo a temperaturas que oscilen entre -10 y -20 C durante 48 horas. Se pueden utilizar los freezer de uso doméstico, siendo recomendables los de cuatro estrellas o tropicales. Una vez retirado del mismo, no se debe dejar expuesto al aire ya que tiende a condensar la humedad ambiente. Es conveniente cubrirlo con un plástico (preferentemente incoloro) hasta que alcance la temperatura del lugar donde se conservará.
El almacenamiento se realizará en locales limpios, libres de roedores y plagas, secos, ventilados, separándolo del piso y de las paredes.
Nunca se debe almacenar el propóleos a la intemperie, ni cerca de fuentes de contaminación como son las acumulaciones de panales viejos o material apícola en desuso después de la cosecha.
Si por alguna razón, y a pesar de las medidas de conservación aplicadas se detectan fragmentos de propóleos atacados por polilla, el mismo se debe separar inmediatamente y destruirlo. Posteriormente se debe inspeccionar el resto de las muestras para descubrir y eliminar en caso necesario cualquier otro foco de contaminación. A modo de seguridad, la muestra que presentó polillas se somete a congelamiento utilizando las condiciones previamente establecidas.