Por unos pesitos…me dejo

Dr. Amor:

Le escribo con un poco de miedo porque me ocurrió algo que al principio me pareció divertido y excitante, pero ahora pasó a ser una seria preocupación para mí. Tengo 17 años y vivo en la Capital Federal. Este año me recibo -si me va bien en todas las materias- de Perito Mercantil. Vivo con mis padres y una hermana mayor, de 22 años.

Hace unos dos años, (cuando recién cumplí los 15) contrataron en mi casa a una mujer para que hiciera las tareas de limpieza . Vinieron muchas aspirantes, hasta que mi mamá contrato a una mujer oriunda de la provincia de Salta, que además de realizar las tareas domésticas era una excelente cocinera. Entonces la contrataron con cama adentro, para que también se ocupara de la comida diaria. Esta mujer llamada Marta, tenía 24 años, era soltera y poseía una belleza bien norteña. No sé como describirla, pero el físico era casi perfecto, con hermosos pechos, una colita re paradita, y unas piernas que se notaban habían sido usadas no solamente para correr el colectivo. A las semana de estar trabajando en mi casa, una tarde yo estaba estudiando en mi habitación, cuando entró para pasar la aspiradora a la alfombra. «¿Te molesto si paso la aspiradora dos minutitos, así termino…?» me preguntó. «Para nada…» contesté un poco molesto por la intromisión en el momento de mi estudio. Comenzó a pasar la máquina, mientras yo leía con un ojo el libro y con el otro la miraba. Mi mamá le había comprado esos enteritos de color rojizo típicos de las mucamas, que le quedaba muy bien, ya que ella misma se lo había entallado y acortado el ruedo, por encima de la rodilla. (bastante por encima). En un momento se agachó a levantar el cable de la aspiradora, dándome la espalda a mi. Lógicamente no hice otra cosa que mirar -esta vez con los dos ojos-, el espectáculo que ella mostraba sin ningún tipo de vergüenza. Admirado por lo que veía, no me dí cuenta que ella rápidamente dio vuelta la cara, y me pescó «in fraganti», en plena mirada de sus piernas y espectacular cola. ¡Que papelón! …pensé. Pero Marta se acercó y me dijo: «Si te gusta lo que ves, sería bueno que no vieras solamente…» En ese momento no entendí lo que me quiso decir. Al día siguiente, mis padres se fueron temprano a sus trabajos, y cuando me levanté a desayunar, Marta estaba en la cocina preparándome las tostadas. Me senté a la mesa de la cocina, y esperé que me sirviera. Ella vino hasta mí con un plato de tostadas en una mano y la taza de café con leche en la otra. Se acercó a la mesa, y cuando se agachó hacia mí para dejar las cosas, noté que el enterito tenía desabrochado los tres primeros botones de arriba. Lógicamente se le veían los pechos. No pude no mirar y otra vez, ella me pescó. «Carlitos, me parece que te gusta mucho lo que ves…pero ¡yo puedo darte más!. Con quince años estaba un poco nervioso y muy excitado por la situación. Rápidamente le dije que quería más, y ella me propuso tener relaciones. Hurra!!! pensé, voy a debutar al fin. Me llevó hasta su cuarto, se tiró sobre la cama y me hizo cerrar la puerta. No sabía que hacer. ¿Apagaba la luz?, ¿me sacaba los pantalones?, ¿la desvestía a ella?, ¿encendía la tele?…, estaba verdaderamente atontado, hasta que ella me dijo: «Yo te voy a enseñar todo lo que debes saber, pero para que me deje…antes tenés que darme «unos pesitos».Esta frase en otro momento me hubiera hecho desistir, pero en ese instante no dudé, saque 15 pesos que tenía en el bolsillo y arremetí. Desde ese famoso día, se me hizo una obsesión, ya que casi todos los días conseguía el dinero y lo hacíamos. En el jardín, en el baño, en la cocina, en el altillo, en el garage y donde se le ocurra Doctor, cualquier lugar era bueno para tener sexo con Marta. Pero ahora la cosa se complicó. Estoy saliendo con una amiga del colegio y creo que la cosa va bien. Pero en casa Marta, al ver que no lo hemos hecho en los últimos días, está reclamando el encuentro íntimo. Y lo último que me dijo fue que si no lo hacíamos se lo iba a contar a mi papá. Tengo muchas incógnitas doctor. Porque quizás Marta se haya enamorado de mi, y necesita de nuestros encuentros. Por lo que ella siempre me dijo, la excito mucho y cada vez que tenemos sexo «la mato». Por eso creo que por despecho puede llegar a hablar con mi viejo, y se me va a pudrir todo. Doctor…¿qué hago?.

Carlos de Capital Federal. Argentina


Respuesta del DR AMOR:

Queridísimo Carlos:

Queremos felicitarte por haberte comunicado con nosotros y que te hayas animado a contar tu vivencia en esta columna. Te digo que va a servir a muchos tu experiencia. Carlitos, con la edad que tenés, calculamos que tus padres ya deben haber hablado contigo sobre la existencia del ratón Pérez, los tres Reyes Magos y Papá Noel. ¿No es cierto…? Por eso te decimos que Marta no está enamorada, ni necesita tanto de tu presencia intima, ni ninguna otra cosa que se le parezca. Entendemos que ella lo único que busca es el dinero que vos le das antes de cada encuentro. Porque si realmente te quisiera o necesitara de tu sexo, no creemos que te chantajearía como lo hace. Ojo, esto no significa que a ella no le guste hacerlo con vos, o que crea que sos un tronco. Poniéndolo en claro, Martita quiere «los pesitos», ante cualquier otra cosa . ¿Hiciste algún cálculo de cuanta plata le pagaste en estos dos años? Con el «servicio especial» que hacía, con seguridad sacaba mucha más plata que cocinando y limpiando. Bien vos indicás que crees que llegó el momento de cortar esta relación. Para eso, querido Carlos, no te queda otra que contárselo a tu viejo. Sentate tranquilo a tomar algo en algún bar y con paciencia contale paso por paso lo que te ocurrió. Tal cual como lo hiciste con nosotros. Creemos que tu padre va a entender la situación y lógicamente tendrá que echar a Marta de tu casa. Como decía mi abuela: «Muerto el perro, se acaba la rabia». Pero «Atención con dos cosas»: La primera es que puede ocurrir que cuando le cuentes todo a tu padre, él diga: ¿ a vos también?. No le prestes mucha atención a esto. Los padres a veces dicen cosas incoherentes. Y la segunda, en nuestro consultorio estamos necesitando alguien que limpie…¿no podes darle nuestra dirección a Marta?.

Dr. Amor