¿No vamos demasiado rápido?

Estimado Dr. Amor:
Le escribo desde la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Mi nombre es Lucy y tengo 21 años. Soy morena de ojos claros, el cabello hasta la cintura, mis medidas son 95-61-90, midiendo 1,72 metros. Como muchas chicas de mi edad tengo una vida sexual muy activa, a pesar de no tener un novio «formal».

Lógicamente no significa que lo haga con cualquiera y sin tener las mínimas precauciones, sino que si el hombre que veo me gusta, trato de que él se fije en mí, y que ocurra lo que tenga que ocurrir. Estoy convencida de que debo hacerme de experiencia, antes de encontrar a la persona que pueda compartir la mayoría de los años de mi vida con una pareja estable. Y podría decir -sin ánimo de jactarme- que tengo bastante experiencia en el aspecto de la actividad sexual. También debo aclarar que soy una persona muy creativa, y trato de utilizarla en mis relaciones personales. ¿Entiende doctor?.
Pero el otro día, vino a la oficina a trabajar el hijo del dueño. Un rubiecito de 27 años, alto, buen mozo, un «bombonazo». Mi jefe me dijo que debía asistir a Hernán -así se llama este Dios- y que tenía que explicarle el movimiento de la oficina. Así lo fui haciendo día a día. Y comenzamos a tener «onda». Yo contínuamente le demostraba mi interés por él, pero notaba que este chico no se animaba a avanzar. Entonces una mañana le dije: «Hernán, ¿que te parece si esta noche cenamos juntos? «. Por suerte, dijo que sí y fuimos a un lindo y romántico restaurante a la orilla del río Paraná. Todo bien, hasta que me llevó a mi casa. Allí, nos despedimos en el auto y cuando llegó el momento de darnos un beso…..¡me besó en la mejilla!.
Al día siguiente, nuevamente lo invité a ir a pasear a la costanera del río. Al salir del trabajo, nos fuimos caminando hasta allí. Charlamos muchísimo y en un momento, se dio todo como para que nos besáramos y él……….me bajó la cabeza con sus manos y me besó la frente. A la semana siguiente, ya decidida a avanzar, lo invité a ir al cine. A la media hora de comenzada la película, le tomé la mano, y como sin querer, recosté mi cabeza sobre su hombro. Pasó media hora más, y con mi cuello entumecido, tomé la delantera. Me puse frente a él, y le dí un beso espectacular en su boca. Un beso muy húmedo y sensual. Al terminar, lo miré y con asombro, me dijo: ¿No vamos demasiado rápido?.
Al fin de semana posterior, lo invité a cenar a mi departamento. Preparé un plato afrodisíaco, con mucho vinito y un buen champagne para el final. Comimos, tomamos y cuando estábamos con nuestras copas de champagne, comenzamos a besarnos. A él lo notaba como atado, como muy medido. Pero al menos ahora respondía mis besos. Así que una cosa trajo a la otra y comencé a excitarme. Y rápidamente a soltarme. Dejé salir mi «mujer» de adentro.Y mientras nos besábamos, tomé su mano y la puse sobre uno de mis pechos. Mientras, con mi otra mano, buscaba suavemente su miembro. Y ahí, como catapultado, se paró del sillón al instante y me dijo: «Estoy convencido: ¡Estamos yendo demasiado rápido…». Tomó su campera y se fue rápidamente.
Doctor, necesito algún comentario. No soy una prostituta pero este nabo me hizo sentir así. ¿Estuve mal?
Y lo peor es que creo que lo quiero y quiero seguir saliendo con él.

Lucy de Rosario. Santa Fe. Argentina


Respuesta del DR AMOR:

Dulce Lucy:

¡Qué barbaridad!. Te topaste con el hermano de la tortuga Manuelita. Pero no debes pensar que sos una loquita, ni una trola, ni una prosti, ni una rapidona, ni que te gusta demasiado la matraca. Sino que como muy bien nos contás, te gusta obtener experiencia. Algunos buscan experiencia en otras cosas, como practicando algún deporte, otros estudiando, otros desarrollando habilidades manuales o de artesanía, y a vos se te dio por el sexo. Cada uno hace de su culo un pito. El tema es que si realmente sentiste algo por este perejil, deberías ver la posibilidad de volver a conquistarlo. Tus ritmos -por lo visto- no son los mismos que los de él. Pero en esta vida todo se puede. Sólo debes intentar nuevamente y proponértelo con todas las ganas, con todo tu corazón. Explicale lo que te ocurre. Y no dudes en mostrarte tal cual como sos. Porque imaginate ¿que pasaría el día que puedas tener una relación íntima con él?. Si sos de soltarte -como nos contás- y empezás a hacer todos los chiches, Manuelito va a salir despavorido corriendo en bolainas por las calles de Rosario. En el desarrollo de tu carta hay varias preguntas, como: ¿entiende doctor? ¿estuve mal? ¿no vamos demasiado rápido?. Todas estas cuestiones tienen diferentes respuestas, de acuerdo a quién conteste. Por eso, es importante mirar hacia adentro. Mirá tu interior y pensá muy bien que pretendés de tu nueva pareja y que crees que es lo que él pretende de vos. Lo mejor para responderte todas tus dudas, es que te sientes a dialogar con Manuelito – digo con Hernán-. Se sincera, locuaz y genuina. Si acepta esto, tenes muchas chances de que sea el hombre de tu vida.

Dr. Amor