Déspota

Etimológicamente proviene del griego ‘despotēs’ y se utilizaba simplemente para referirse a un señor, amo o soberano.

Durante el Imperio Bizantino (del siglo IV al XV) se utilizó la palabra déspota para aplicarse al emperador y a aquellos miembros de la familia imperial bizantina que tenían posesiones y personas bajo su cargo. Evidentemente, no siempre esos déspotas se portaban correctamente con el pueblo y personas a su servicio, motivo por el que paulatinamente el vocablo fue cada vez haciéndose más popular en el sentido de aquel que abusa de su poder o autoridad.
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