Enroscar la víbora

Engañar a alguien, hacerle creer que es verdad algo que es falso o tratar de convencerlo de la calidad de algún producto o servicio.

La expresión proviene de la época en que los vendedores ambulantes de la ciudad de Buenos Aires utilizaban -a manera de mascota- una serpiente (por lo general, una pacífica boa constrictor) que llevaban enrollada al cuello y acariciaban mientras recitaban su discurso. Como la fama de esos vendedores, a causa de la baja calidad de los productos que vendían, los hizo merecedores del mote de embusteros, la frase comenzó a aplicarse en los casos de intento de engaño.

 

Fuente: http://www.ciudad-real.es/varios/dichos/e.php