Isquemia Coronaria

El corazón es un músculo y para realizar su trabajo de bombeo necesita nutrientes y oxígeno que le son suministrados a través de las arterias coronarias.
Cuando se presenta un desequilibrio entre el suministro de sangre y la demanda de energía por parte del corazón se produce lo que los médicos llamamos isquemia.

Este término no es exclusivo para el corazón ya que se puede presentar en cualquier órgano que desarrolle una condición similar como lo son el cerebro y las extremidades.
La isquemia del corazón (miocárdica), entonces, es un desequilibrio negativo entre la demanda y el suministro de energía por parte del corazón.
Este desequilibrio suele producirse por la aterosclerosis combinada con un incremento de la demanda en determinadas circunstancias, como el ejercicio y la hipertrofia miocárdica.

Etiología de la cardiopatía isquémica:

Aunque existen causas no ateroscleróticas de isquemia miocárdica, la aterosclerosis coronaria es el principal determinante etiológico de la cardiopatía isquémica. Podría definirse como un proceso infiltrativo y proliferativo que afecta a la pared arterial, el cual determina la reducción del flujo sanguíneo. Podemos agrupar las enfermedades isquémicas del corazón en dos grandes grupos: síndromes coronarios crónicos y síndromes coronarios agudos. Dentro de los crónicos se incluyen la isquemia silente y la angina de esfuerzo. Se deben a una reducción aterosclerótica del flujo coronario, lo cual impide incrementar el flujo coronario durante las situaciones que, como el ejercicio, precisan un aumento del mismo. Se incluyen la angina inestable y el infarto de miocardio dentro de los síndromes coronarios agudos, ya que suelen compartir una fisiopatología común.

El electrocardiograma en pacientes con isquemia miocárdica:

Aunque existen causas no ateroscleróticas, la isquemia miocárdica suele deberse a aterosclerosis coronaria que, en ciertas situaciones, determina un desequilibrio entre la oferta y la demanda miocárdica de oxígeno. Los pacientes con estenosis coronaria significativa pueden presentar isquemia miocárdica en situaciones, como el esfuerzo físico y la sobrecarga emocional, en las que la demanda miocárdica de oxígeno aumenta, al aumentar la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad miocárdica; el flujo coronario por el vaso estenosado puede ser suficiente en reposo, pero insuficiente en situación de estrés. Existen situaciones, más infrecuentes, en las que la isquemia miocárdica se aprecia sin incremento del consumo miocárdico de oxígeno. Esto suele deberse a reducción de la oferta, en muchos casos por espasmo coronario. En la práctica clínica, la isquemia miocárdica puede ser silente o sintomática. En los pacientes coronarios los episodios de angina son mucho menos frecuentes que los de isquemia silente; podríamos decir que son la punta del iceberg de la carga isquémica total.

El electrocardiograma en la isquemia silente:

Podemos observar cambios electrocardiográficos acompañando a la isquemia en pacientes a los que se registra de forma continua el electrocardiograma mediante la técnica de Holter o durante la realización de una prueba de esfuerzo. Mediante la técnica de Holter, registramos el electrocardiograma durante la actividad diaria de los pacientes; podemos observar episodios de isquemia sintomática y asintomática. Durante los mismos, en el registro eléctrico apreciaremos depresiones del segmento ST, la mayoría de ellos asociados a taquicardia y presentándose otros con frecuencia cardíaca normal; en el primer caso, la isquemia se debe a un incremento de la demanda miocárdica de oxígeno que acompaña a situaciones de estrés físico o emocional, y en el segundo es debido a una reducción de la oferta, habitualmente debida a espasmo coronario o hipotensión. La magnitud de la depresión del segmento ST, así como su duración, son indicadores de su gravedad. En la práctica clínica, indicamos la prueba de esfuerzo para completar el estudio de los pacientes con sospecha de cardiopatía isquémica. Suele realizarse mediante una bicicleta ergométrica o una cinta sin fin, en la que se van incrementando la resistencia o inclinación y la velocidad de la cinta siguiendo protocolos establecidos. La magnitud de la depresión del segmento ST, así como el número de derivaciones afectadas, son indicadores de la severidad de la isquemia.

Reconocer los episodios de Isquemia:

Se debe sospechar un nuevo episodio de isquemia, en los pacientes que ya han sido diagnosticados previamente de infarto o angina de pecho, cuando se presente un dolor o apretamiento torácico interno, intenso, sobretodo si aparece durante un esfuerzo inhabitual o al sufrir una emoción fuerte. Otras veces predomina la dificultad para respirar (disnea). Tambien es sospechosa cualquier molestia similar a otras molestias previamente experimentadas y diagnosticadas de origen coronario. En otras ocasiones los síntomas pueden ser menos sugestivos : pérdida de conocimiento, flojera extrema (adinamia) y sensación de extrema gravedad o de muerte inminente. No todos los dolores y molestias en el pecho son de origen coronario. Muchas veces son intrascendentes y de origen nervioso u osteo-muscular. Sin embargo, ante la sospecha razonable de un posible origen coronario está justificado tomar las siguientes medidas:
1) Quedarse en reposo. Mejor sentado o tumbado.
2 ) Relajarse. Si se ha tenido una emoción muy fuerte puede ser beneficioso tomar un ansiolítico, sobretodo si así se lo ha recomendado antes su médico.
3) Evitar factores nocivos que puedan agravar la situación : fumar, tomar café, drogas o excitantes. No exponerse a maquinarias peligrosas, ni conducirlas. Ni siquiera debe conducir su propio automóvil. No permanecer en lugares con desniveles por los que pudiera caer ni cruzar indebidamente calzadas con gran circulación de vehículos.
4) Tomar una dosis, debajo de la lengua (sublingual) de Nitroglicerina o del preparado equivalente que le haya recomendado su médico. Al tomar este medicamento puede sentirse dolor o palpitaciones en la cabeza, debido a la dilatación de las arterias, pero estas molestias no son dañinas ni suponen una contraindicación para la nitroglicerina. En algunos casos es necesario asociar un analgésico para aliviarlas (paracetamol).
5) Si a los cinco minutos exactos no hubiese desaparecido la molestia del pecho debe tomar una segunda dosis sublingual de nitroglicerina.
6) Si pasados otros cinco minutos no ha desaparecido aún la molestia del pecho, debe tomar una tercera (y última) dosis de Nitroglicerina sublingual. Si aún así persistiera la molestia del pecho, el paciente debe de ser llevado sin demora, en el medio más rápido (generalmente un taxi u otro automóvil), al Servicio de Urgencia más próximo, donde se le estudiará para confirmar o descartar un posible episodio de isquemia prolongada.
7) El vehículo ideal para transportar a un paciente coronario es una ambulancia o UVI móvil, dotada de material y personal entrenado en la reanimación cardiopulmonar. Pero habitualmente esperar a un vehículo de estas características supone retraso temporal significativo, por lo que con frecuencia es preferible requerir la colaboración de un taxi o un automóvil particular. En esas condiciones, una persona que haya hecho un cursillo sanitario elemental de reanimación puede convertirse en el verdadero ángel de la guarda del paciente durante su translado.
8) El centro sanitario idóneo al que debe llevarse al paciente es el más cercano y accesible que reuna las mínimas condiciones y equipamiento que aseguren una atención apropiada de las posibles complicaciones habituales que pudieran suceder, y disponga de posibilidades de translado posterior a un centro de referencia mejor dotado, si surgiesen otro tipo de complicaciones más infrecuentes, de complejo tratamiento.

Qué hacer si desaparecen las molestias torácicas:

1) Si las molestias han cedido con las medidas antedichas (reposo, relajación y 1-3 dosis de nitroglicerina) debe anotar la fecha y circunstancias en que han aparecido los síntomas, su duración y el número de dosis de nitroglicerina que ha necesitado, llevando toda esa información a su médico, cuando haga la revisión que tenga programada.
2) Debe adelantar la fecha de revisión programada en el caso de que las molestias se hagan cada vez más frecuentes, o más duraderas, o aparezcan en reposo o tras esfuerzos menores de lo habitual, o se acompañen de síntomas nuevos (mareos, dificultad para respirar, náuseas, sudores). En estos casos es probable que necesite ajustarle el tratamiento.

Información:

http://www.geriatricas.com
quiere ser su guía en cuestiones relacionadas con la Geriatría y la Gerontología.