¿Cómo protegernos del sol?

Con la disminución de la capa de ozono debido a la contaminación ambiental, cada día la superficie del planeta recibe una cantidad cada vez mayor de radiación ultravioleta (RUV) proveniente del sol.

Felizmente la RUV C, mortal para la vida, es bloqueada en la atmósfera pero los otros componentes, RUV A y RUV B, atraviesan esta barrera natural en un 75% y son los responsables del incremento del daño ocasionado en el ser humano, especialmente en su piel. Es por ello que a partir de las últimas décadas del siglo pasado la protección y el empleo adecuado de los fotoprotectores ha adquirido relevancia convirtiéndose en un tema de interés mundial.

Historia

La vida en la tierra siempre ha girado en torno al sol y la energía emanada de él. En la antigüedad diversas culturas lo adoraban y con el correr de los años se valoró el efecto benéfico sobre la tierra (cosechas) y la salud de las personas (helioterapia). En el siglo pasado se incrementaron las actividades recreativas al aire libre y los viajes «en busca del sol», sobretodo entre los pobladores de países europeos y nórdicos o los descendientes de ellos que vivían en climas fríos. El tener la piel bronceada se relacionó con un estrato social «alto», concepto diametralmente opuesto al que existía en la edad media, en que los campesinos y soldados tenían la piel curtida por el sol. La palidez de la piel caracterizaba a la realeza y permitía distinguir mejor el color de sus venas de ahí que se dijera tenían «sangre azul».
Hace cuarenta años uno iba a la playa y el contacto de los rayos solares sobre la piel producía una sensación placentera. Si la exposición era prolongada el eritema solar (mal llamado «erisipela») hacía su aparición y los remedios caseros y/o la aplicación de una crema blanca de marca conocida eran los recursos usualmente empleados para tratar el problema. Hoy en cambio períodos más cortos de exposición al sol pueden causar un daño mayor. Al disminuir la capa de ozono la cantidad de radiación recibida aumentó, produciendo en forma progresiva alteraciones en la piel y obligó a las personas a modificar sus costumbres.

Efectos del sol

El sol es fuente de luz y calor. Produce efectos benéficos como favorecer la síntesis de la vitamina D o actuar como inmunomodulador y se utiliza en el tratamiento de enfermedades como la Psoriasis, Vitíligo o la depresión estacional. Pero también genera efectos adversos en relación a la exposición, sobre exposición o acumulación de la radiación a lo largo de la vida. En algunos casos se comporta como agente desencadenante y en otros como agente causal de algunas enfermedades. Así tenemos el eritema y la quemadura solares, reacciones de fotosensibilidad y fototoxicidad, daño ocular (cataratas), reacciones lumínicas y polimorfas varias, Porfirias, LES, Cáncer de piel y sus variantes: Basocelular, Espinocelular y Melanoma, Queratosis Actínicas (Cáncer «in situ»), Léntigos solares, Herpes Simple, Xeroderma Pigmentoso, Rosácea, fotoenvejecimiento y disminución de la respuesta inmune entre otras.

Prevención

Es importante entonces que las personas eviten exponerse prolongadamente al sol entre las diez de la mañana y las tres de la tarde, especialmente en los meses de verano, y de hacerlo, empleen ropa y artículos adecuados para ello. Se debe emplear ropa de colores claros que no retengan el calor ni la radiación. Actualmente se están diseñando telas con un tramado especial que refleja la RUV, utilizadas en la confección de ropa deportiva y de uso diario. Se debe emplear lentes oscuros, sombreros y sombrillas confeccionadas con materiales gruesos que impidan el paso de la RUV.
Las lunas blancas, oscuras e incluso el agua dejan pasar algo de radiación. Conforme ascendemos en altura, cada 300 mts. recibimos un 4 ó 5% más de RUV. La radiación se recibe también de manera indirecta al reflejarse en las superficies aledañas por lo que las personas que se encuentran debajo de una sombrilla o toldo pueden quemarse si es que no utilizan un fotoprotector adecuado.
Las cabinas de bronceado rápido aumentan el riesgo de producir daño y generar cáncer de piel a futuro ya que se recibe gran cantidad de radiación en poco tiempo, sin que la piel pueda producir la melanina a la misma velocidad y defendernos de la RUV. Los autobronceadores sólo colorean la piel y confieren una falsa sensación de protección por lo que deben emplearse sólo como maquillaje. El bronceado es la protección natural de la piel y se genera poco a poco ante el estímulo solar pero si éste es exagerado puede sobrepasar su capacidad defensiva.

Los fotoprotectores

Los fotoprotectores se dividen en bronceadores y bloqueadores. Los bronceadores dejan pasar mayor cantidad de radiación y están diseñados para facilitar el bronceado. Los bloqueadores en cambio dejan pasar menor cantidad y están diseñados para evitarlo. Sin embargo no confieren un aislamiento total y en condiciones adecuadas de uso permiten el paso de RUV en pequeña cantidad, suficiente para adquirir un bronceado tenue, en forma lenta y progresiva, evitando el daño de la piel dependiente del exceso de radiación.
La radiación solar es mayor entre las 10 am y las 3 pm. El bloqueador debe aplicarse de media a una hora antes de salir o exponerse a la luz y reaplicarse cada 1, 2 ó 3 horas en promedio, dependiendo del tipo de piel del paciente, la edad, la actividad a realizar y la calidad del producto. Se debe aplicar en una capa uniforme y frotar suavemente para que penetre tanto en cara como en zonas expuestas. En los labios se deben emplear bloqueadores labiales.
Existen bloqueadores para uso diario, cosmético, para practicar deportes o con fines médicos. Pieles más claras y delgadas necesitan mayor protección. Pieles más gruesas y oscuras están mejor protegidas.
La tolerabilidad y características cosméticas del producto son importantes y por supuesto el costo.
Hoy en día los bloqueadores son mayormente hipoalergénicos y combinan elementos físicos y/o químicos que actúan como pantallas y/o filtros, reflejando y/o absorbiendo la radiación ultravioleta, tanto la UVA como la UVB. Algunos contienen vitaminas.
Por último, el factor de protección solar es una característica importante de todo fotoprotector. Los factores menores de 15 confieren poca protección y sirven para designar a los bronceadores. Los valores más altos se indican en pieles muy blancas o intolerantes e identifican a los bloqueadores.

Factor de protección solar

El Factor de Protección Solar (FPS) es el número asignado a cada fotoprotector según la capacidad que tenga para protegernos del sol en un período de tiempo determinado. Existen varios sistemas empleados para tal fin pero 2 son los más importantes. Uno corresponde al sistema americano, acuñado por la FDA (Federal Drug Administration) es el tradicional y más utilizado. Es un método indirecto y mide la capacidad que tiene el producto para evitar la presencia del eritema solar dependiente de la RUV B, en la piel del usuario. El efecto de la RUV A, que afecta capas más profundas de la piel, no es objetivable. Se recomienda que el FPS sea mínimo15, pudiendo llegar hasta 45, 50 o más (16).
El otro método es el utilizado en Europa (COLIPA) y tiene valores numéricos asignados muy altos que incluso llegan a 100. Esto se debe a que el método empleado mide directamente en el producto, por métodos estandarizados su capacidad para reflejar y absorber la radiación, lo que arroja valores altos (alrededor del doble) y lleva a confusión. Ambos métodos son equivalentes.
Cuanto más alto es el factor es mejor la protección pero la posibilidad de producir reacciones irritativas o alérgicas aumenta.

Educación

Es importante instruir a nuestra población sobre la necesidad de protegerse de los efectos adversos de la radiación solar. Lo más importante es modificar los hábitos de conducta de manera que no se exponga a las horas en que la radiación es mayor. Si lo hace, emplee ropa y artículos adecuados que la protejan y de ser necesario utilice un fotoprotector de manera correcta.
Los niños no deben ser expuestos directamente al sol antes de los 2 años ya que su sistema de protección se encuentra inmaduro.
No se necesita estar bronceado para sintetizar adecuadamente la vitamina D. Bastan15 a 30 minutos diarios de luz para ello.
Los fotoprotectores deben servir para bloquear la radiación UVA y UVB. Por si solos no siempre confieren una protección total de ahí que la suma de medidas empleadas sea la mejor alternativa.
Por último, el costo de estos fotoprotectores a veces impide su adquisición o su aplicación de manera continua, sobre todo en los casos de familias numerosas, por lo que las medidas generales adquieren gran importancia. La educación es un arma preventiva fundamental para proteger a nuestra población.