Dime como respiras y te diré como te sientes…

Podemos vivir sin comida durante semanas y sin agua durante días, pero sin aire solo unos pocos minutos.

Si bien dedicamos mucho tiempo y atención a lo que comemos y bebemos, prácticamente no prestamos atención al aire que respiramos, es sabido que nuestro consumo diario de alimentos y agua debe ser de cierta calidad y cantidad: exceso o el defecto puede convertirse en un problema. También reconocemos la importancia de respirar aire de buena calidad, pero… qué hay de la cantidad? Cuánto aire debemos respirar para tener una salud óptima? No sería coherente pensar que el aire, que es aún más importante que la comida o el agua para la supervivencia humana, también debe cumplir requisitos básicos? La cantidad de aire que respiras tiene el potencial de transformar todo lo que creías saber sobre tu cuerpo, tu salud y tu rendimiento, tanto si eres un “proyecto de deportista”, alguien que intenta levantarse del sofá, un guerrero de fin de semana que corre de vez en cuando una maratón de 10Km o un deportista profesional que necesita contar con un rendimiento óptimo para llegar a su competencia.

La importancia vital de aprender a respirar correctamente que debería ser un derecho, una información en la que todos deberíamos tener acceso, resulta ser un problema por falta de ésta, se ha convertido en un gran desafío en nuestra sociedad moderna. Asumimos que el cuerpo sabe reflexivamente cuánto aire necesita en todo momento, pero por desgracias no es así. A lo largo de los siglos hemos alterado tan dramáticamente nuestro medioambiente, que muchos hemos olvidado nuestra forma innata de respirar, el proceso de respiración se ha visto distorsionado por el estrés crónico, los estilos de vida sedentarios, las dietas insalubres, los hogares sobrecalentados y el mal estado físico; todos estos factores contribuyen a los malos hábitos respiratorios, que a su vez favorecen el letargo, el aumento de peso, los problemas para dormir, las afecciones respiratorias y las enfermedades cardíacas.

El mayor obstáculo en tu salud y estado físico se debe a un problema rara vez identificado: el exceso crónico de respiración, podemos respirar de dos a tres a veces más aire del necesario sin saberlo. El exceso crónico de respiración compromete la salud, el estado físico y el rendimiento; asimismo, contribuye a la aparición de muchos trastornos como ansiedad, fatiga, insomnio, problemas cardíacos e incluso obesidad. El cuerpo metaboliza y procesa correctamente los alimentos cuando incorporamos un nivel de oxígeno eficiente y así lograr suprimir apetito (o tendencias a comer de más). Al centrarnos no sólo en cuánto comemos sino también en cuánto respiramos, estaremos “regulando-equilibrando” la relación entre el consumo y la quema de calorías. Con nuestras células bien oxigenadas, nuestro cuerpo opera con mayor eficacia… El oxígeno es el combustible que necesitan los músculos para trabajar eficientemente.

Lo recomendable es volver a respirar como cuando éramos bebés, intervenir en nuestro patrón respiratorio y hacer respiraciones diarias, en todo momento por nariz, inhalar todo el aire y dirigirlo hacia la máxima capacidad corporal que tengamos, hacer una pequeña pausa y luego ir exhalando suave por nariz, de esta manera a medida que seamos conscientes de la respiración, tendremos la autonomía de llevar el oxígeno a todo nuestro organismo, alimentando al cuerpo con el mayor y mejor de los combustibles beneficiosos para que cuente con un cuerpo sano, fuerte y con energía.

Cuando respiramos, hay un montón de movimientos internos que facilitan la digestión, el movimiento, disminuyen los dolores musculares oxigenando nuestro cuerpo y nuestras neuronas…

Autor: Grupo Ciemec