Alternativa; Ñandú

La carne de esta ave no sólo es roja, magra y de sabor similar al de la carne vacuna, sino que también tiene varias veces menos grasa y colesterol. Pero los atributos del ñandú no terminan aquí, porque las posibilidades de comercializar sus productos – cuero, plumas, aceite, huevos – son muy ricas. No por nada, alrededor de la especie a la que pertenece.

Los ñandúes de esta primera generación que nacen en cautiverio no pueden utilizarse con fines comerciales: sólo pueden ser utilizados para formar los reproductores del criadero de segunda generación.

Comenzar con la crianza
El primer paso para iniciar la marcha del criadero es la recolección de huevos, para lo cual hay que buscar zonas en donde exista naturalmente el ñandú. Pero la localización de los nidos no es sencilla.
Es muy importante que el productor sea quien realice la recolección en forma personal y no ofrezca dinero por cada huevo traído por un tercero, para evitar que sean retirados con varios días de anticipación – cuando los huevos ya comenzaron su incubación -, lo cual conduciría a la pérdida de la temperatura que les aporta el ñandú.

Almacenamiento
Antes de colocar los huevos en la incubadora es recomendable alojarlos unos días en un lugar fresco con temperaturas de 10º y 12º, para evitar que los embriones continúen su desarrollo. De esta manera, se pueden acopiar los huevos durante una semana, pero no conviene retenerlos por más de diez días porque comenzará a reducirse su fertilidad.

Incubación
La incubación de los huevos que se realiza en una sala especialmente acondicionada es el paso más importante junto con la cría de los charitos, y se debe hacer con mucho cuidado porque un fracaso en este paso puede arruinar todo un año de trabajo.
El recinto está formado por una incubadora – su tamaño debe estar en relación con la cantidad de huevos que se produzcan en el criadero.
Las tres variables fundamentales que hay que tener en cuenta durante este proceso son la temperatura, la humedad relativa y el volteo de huevos.