La barrica

Aunque son los franceses los que se atribuyen siempre el merito de su descubrimiento, parece ser que la barrica ya la usaron los etruscos.
La barrica es el envase vinario por excelencia, creado para el transporte, por su capacidad de rodar en virtud de su forma.

Las hay de muchos tipos de madera y de distintas capacidades. En cada región vinícola, reciben un nombre diferente, de carácter local. Es como si formaran parte de la cultura del vino desde hace siglos.
La más utilizada en la actualidad es la barrica bordelesa de 225 l. de roble de distintas especies y procedencias. Pero las hay de 50, 110, 400, 600… Son muy utilizadas las de Limousin, Tronçais o Nevers, que reciben su nombre de los bosques de procedencia. Muy utilizado también es el roble americano, el bosnio o el ruso. Existe una gran extensión de bosques destinados exclusivamente a este uso, tanto en Francia como en Estados Unidos.
El proceso es largo desde que se corta el roble hasta que conforma una barrica. El secado de los troncos se prolonga durante tres años, a lo largo de los cuales se producen muchos cambios: se elimina la sabia del tronco, la madera sufre transformaciones, la lluvia elimina las sustancias exudadas…Luego se fabrican las duelas que se calientan para poder domarlas. Este proceso de quemado puede ser débil, medio o fuerte. Estas diferencias se aprecian nítidamente en los vinos que reciben de la barrica sabores «quemados».
Sólo falta ponerles los aros que las sujetan y las dos circunferencias que las cierran y practicarle los orificios pertinentes para los procesos de llenado o vaciado.