Alerta Olímpica

Nuevamente se accionaron las alarmas mundiales sobre la salud psicológica en los deportistas de alto rendimiento en los Juegos Olímpicos de TOKIO 2021.

Gatillado por una situación ocurrida por Simone Biles (Gimnasta olímpica estadounidense, siete veces campeona nacional, campeona olímpica en Río 2016 y cinco veces campeona del mundo, la única gimnasta que lo ha conseguido tres veces de forma consecutiva.).

Luego de su brillante actuación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, las miradas de buena parte de los fanáticos del mundo estaban posicionadas sobre la performance de Simone, en Tokio 2021.

Preparada para su actuación dentro del equipo estadounidense, Simone  tomó aire con cara de circunstancia, movió los dedos de los pies y se lanzó para realizar un Amanar con giro y medio en la definición de salto en equipos.

La multicampeona de Rio 2016 obtuvo una nota de 13.766, la más baja entre sus compañeras, después de caer muy inclinada hacia adelante, lo que la obligó a dar un paso largo, quedando lejos de una salida limpia a la que ella acostumbra por su nivel.

Con su cara de desaprobación y dudas, acompañada de su equipo técnico, que luego decidió sacarla de la final por equipos, Simone rompió el silencio para explicar lo sucedido.

“Desde que entro a escena, estoy  yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza”.

“Venir aquí a los Juegos Olímpicos y ser la estrella principal no es una hazaña fácil, así que estamos tratando de hacerlo un día a la vez y ya veremos”, ya que aún le quedan competencias individuales por realizar.

“Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir. Tengo que concentrarme en mi salud mental. Simplemente creo que la salud mental es más frecuente en los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”

“Ya no confío tanto en mí misma”

“Hubo un par de días en que todo el mundo te tuitea y sientes el peso del mundo. No somos solo atletas. Somos personas al final del día y, a veces, simplemente tienes que dar un paso atrás. No quería salir y hacer algo estúpido y lastimarme. Siento que muchos atletas que han hablado realmente han ayudado. Es tan grande, son los Juegos Olímpicos. Al final del día no queremos que nos saquen de allí en una camilla”, agregó con sinceridad.

La vivencia de Biles en la primera final olímpica que debió protagonizar en Tokio vuelve a abrir el debate sobre la vital importancia de la salud mental de los deportistas.

La luz de alerta en torno a la magistral deportista se había encendido durante las últimas horas cuando se sinceró en un posteo de Instagram sobre el peso de la presión: “No fue un día fácil ni el mejor, pero lo superé. Realmente siento que a veces tengo el peso del mundo sobre mis hombros. Sé que lo olvido y hago que parezca que la presión no me afecta, pero maldita sea, a veces es difícil”.

Ya son varios deportistas de alto rendimiento que en la última época han dado señales de cómo los afectan las emociones en competencia.

En mayo pasado la tenista Japonesa Naomi Osaka se retiró del torneo de Roland Garros por sentir que la competencia estaba afectando su salud mental: reveló que sufría episodios de ansiedad ante la exposición pública y las comparecencias en ruedas de prensa.

“sentía mucha presión por esto, quizá porque nunca había estado en unos juegos. Demasiada para ser los primeros”, reconoció reafirmando un tema tabú en el deporte: La preocupación en su salud mental.

También Ryan Garcia comenzó de la mejor manera el 2021 luego de que se haya consagrado Campeón de Mundo Interino Ligero de Boxeo, por lo que se predisponía para enfrentar a Javier Fortuna en su primera defensa mundialista. Sin embargo, el campeón mundial anunció que no iba a presentarse el  pasado 9 de julio, en su compromiso deportivo.

«Sé que esta noticia puede ser decepcionante para algunos de mis fanáticos, pero hoy anuncio que me retiraré de mi pelea del  9 de julio», escribió Ryan Garcia en sus redes sociales para explicar los motivos por lo que no iba a pelear. Y agregó: “En este momento es importante controlar mi salud y bienestar. He decidido tomarme un tiempo libre para concentrarme en convertirme en una versión más fuerte de mí mismo. Espero volver pronto y estoy deseando volver al ring cuando esté más saludable. Quiero agradecer a Dios, a mi familia, a mis médicos y a quienes me apoyan”

Pero tiempo atrás García dejó saber públicamente que no todo estaba bien y mencionó que sufría de ansiedad en un post en la misma red social.

“Todavía lucho todos los días con la ansiedad y la depresión a veces debido a mi ansiedad. Estoy aquí para decirles que aún es posible alcanzar sus sueños. Hay formas de sobrellevar la situación, sé que parezco alguien que es feliz todo el tiempo, pero por dentro a veces lucho para poder funcionar, pero elijo seguir avanzando. Los amo chicos, sigan adelante … #ansiedad #salud mental”, indicó.

“Algunos días lloro y ni siquiera quiero hablar. Le doy todo lo que tengo para funcionar en ocasiones. Pero trato de hacer lo mejor para mantener una sonrisa para ustedes, los quiero a todos los que me siguen”, añadió en otro post.

Creemos que es momento de hacernos cargo de lo que no se habla, porque no estamos acostumbrados culturalmente a plantear lo que le sucede emocionalmente a los deportistas en competencia. Lo que vemos es un deportista exitoso, campeón, brillante y lleno de motivación, pero lo que no podemos ver es lo que le sucede a ese atleta en su interior.

La presión que se auto exige por no bajar su rendimiento deportivo, por la mirada de sus fans y compañeros de equipo, sus pensamientos negativos de cara a una competencia, su diálogo internos que influirá en su rendimiento, su ansiedad de cara a cómo será el resultado final de su performance y como ésta será el factor fundamental  en el resultado de todo un equipo.

Cómo no podemos ver sus emociones y pensamientos, creemos que no están ahí, que por ser un atleta elite puede bloquear su mente, como si fuera un robot  mecanizado y automatizado  para ejecutar precisos movimientos en juego. Pero detrás de un deportista existe un ser humano de carne y hueso, con emociones y sentimientos, con expectativas y frustraciones, que si no realizamos un trabajo mental serio durante la preparación para una competencia deportiva, todo lo que no esté resuelto dentro de su mente aparecerá exacerbado y fuera de control en situaciones donde debería sentirse confiado, enfocado y concentrado para poder  fluir deportivamente.

Todo lo que sucede en la mente del atleta, emociones, pensamientos, creencias, ansiedades va a influir en el comportamiento, en la técnica y en el rendimiento físico, pudiendo tener un alto o bajo nivel de performance competitivo.

Como dijimos al comienzo, los deportistas son seres humanos que realizan un deporte en particular, por eso también como al resto de la humanidad en esta época de pandemia e aislamiento social, modificaron sus vidas y rutinas diarias, desde pausar sus entrenamientos de manera repentina, como también suspender competencias internacionales de un día para el otro sin previo aviso.

Es hora que las instituciones se den cuenta  y tomen cartas en el asunto con respecto al trabajo psicológico de los deportistas, que no son solamente artífices que un campeonato o una medalla que los lleve al más alto a nivel  club, institución o país, sino que son seres humanos que ponen sus cuerpos para representarlos, teniendo el derecho de un abordaje profesional desde el ámbito mental y emocional para que aparte de ganar medallas puedan disfrutar de competencias de alto nivel en exigencia internacional.

Malvina Mierez – Ricardo Labrone: Neuro-Entrenadores de Grupo Ciemec (@grupo.ciemec – @ciemec)