100% de Ale Ramírez

Desde muy pequeños, aprendemos que las matemáticas y los números, serán una parte importante de nuestras vidas.

https://youtu.be/GLplNNSy_ro

En la vida cotidiana, la utilización de las matemáticas es de presencia habitual e indispensable.
Desde la aparición de los teléfonos celulares, pocas son las personas que realizan cuentas en forma mental, pero hacer cuentas, es parte de la cotidianidad.
En el colegio, nos enseñan que el porcentaje es el número o cantidad que representa la proporcionalidad de una parte respecto a un total que se considera dividido en cien unidades.
Y muchísimas cosas se calculan con porcentajes.
Las subas o bajas de algún parámetro, las intenciones de votos de algún político, las subas o bajas de la inflación, de los salarios, de las tarifas.
Se habla de porcentajes, cuando comentan la efectividad de tal o cual jugador, del deporte que sea.
Y así se utiliza para medir y representar muchas cosas.
Una vez, estando compartiendo un agradable espacio para la charla y la comprensión, el encargado de dirigir al grupo, nos preguntó: ¿En qué porcentaje están acá? ¿Cómo sienten su presencia en este lugar?
Al escuchar esto, miré a las personas que estaban a mi alrededor, y vi, que varias pensaban su respuesta.
Otras dudaban que decir, y algunas, ni consideraban responder.
Iban levantando la mano y cuando el moderador autorizaba, daban sus respuestas, las cuales, me sorprendieron fuertemente.
“Yo estoy en un 30%. Porque tuve muchos problemas hoy” dijo un joven de no más de 25 años.
“Yo me siento que estoy en un 50%. Porque tengo la cabeza en mis hijos que dejé en casa y en los problemas del trabajo” sentenció una señora de unos 45 años.
“Hoy estoy mal. Estoy apenas en un 20%. Pienso mucho sobre mi futuro y los inconvenientes que tengo con mi carrera” manifestó un muchacho a mi lado.
Al levantar mi mano y me dieron la oportunidad de hablar, dije: “Yo estoy al 100%”
Y todos me miraron como un bicho raro, que había entrado por una ventana cerrada.
No entendía lo que ocurría.
Al comenzar el diálogo y las participaciones de las diferentes personas, que conformábamos este grupo de plática, comencé a entender un poco.
Me encontré con personas que tenían múltiples problemas, serios inconvenientes de relacionamiento social, algunos vivían adversidades todos los días.
Veían a la vida, como una terrible carga, que quizás no podían sostener.
Vi gente agobiada, por tan sólo vivir.
Entristecida por el hoy, y no pudiendo pensar en el mañana.
Individuos que les costaba encontrar el camino, para poder salir de semejante atolladero mental.
Al ver y sentir todo esto, es que comencé a pensar en lo que fue, hasta este momento, mi vida.
Cómo había sentido y me había comportado, en relación a tratar de medir en porcentajes, mis participaciones y estados anímicos.
Y me dí cuenta, que siempre, pero siempre, viví al 100%.
Aunque parezca una exageración optimista, es así como viví y vivo, todos mis momentos.
Porque estoy alerta al tratar de vivir al máximo cada momento, cada situación, cada circunstancia.
Si me enamoro, mi corazón tendrá puesto su mejor traje. Y bien planchado, sin una arruga.
Si discuto, mi mente estará aceitada al máximo, para que los engranajes de mi cabeza funcionen a la perfección.
Si juego al fútbol, mi inteligencia inconsciente, me hará realizar las mejores jugadas.
Si estoy viendo una película o una obra de teatro, todo mi ser estará pendiente de lo que ocurra, viviendo la historia que me cuenten, como real y verídica.
Si escucho un tema musical, dejo que mis oídos se abran como una flor en plena primavera, para sentir y poder llegar a emocionarme.
Cuando manejo, pienso en el tránsito, en el tráfico, en los semáforos, y en el salame del Gol verde, que viene haciendo macanas tras macanas.
Y así me fue en mi vida.
Porque ahora entiendo, porque me sentí tan bien cuando me fue bien.
Y porque me sentí tan mal, cuando me fue mal.
Quizás, sería un buen ejercicio, tratar de pensar en ese 100%.
Quizás el error este en eso. En querer pensar.
En pensar todo, en pensar demasiado.
La mente es traicionera y muchas veces nos nubla la mirada, dejando pasar desapercibidos las cosas importantes.
Quizás, el 100% de participación y sentimiento, vaya de la mano de lo que nos indica nuestro corazón.
Y cuando hablamos de corazón, no solo nombramos ese maravilloso e indispensable órgano rojo que está en nuestro pecho.
Hablamos del mejor sentimiento que existe en la tierra, que es EL AMOR.
Cuando encaramos nuestra vida con amor, es sencillo estar al 100%.
Cometí muchas macanas, metí muchas veces la pata, sufrí mucho, tuve enfermedades, estuve triste muchas veces, perdí muchas cosas, pero todo, al 100%.
Me fue muy bien, tengo amigos, quiero a mucha gente, disfruto de mi vida, de mi familia, de mis afectos, ando por las calles con la mirada en alto, queriendo ver a los ojos, a todos aquellos que me dejen hacerlo, gané mucho, en todo sentido, pero todo esto, siempre al 100%
Como decía Cachito, mi vecino de la casa de Beccar, cuando íbamos a jugar el picadito diario, en la cortada de la otra cuadra: “Ale, ponete las pilas, Hoy tenemos que jugar a más del 100%”
¿Es esto posible?
¿Más del 100%?
Como decía mi amigo.
Ponete las pilas, y salí a la cancha de la vida, a jugar al 100% de tus posibilidades.
Estate atento con todos tus sentidos, para poder vivir plenamente, lo que te toque vivir.
Pleno, fuerte, con ganas, lleno, inexpugnable.
Verás, que se puede.
Y si intentás vivir al 100%, te darás cuenta, que es mucho más fácil.

De Ale Ramirez