Chistes de Médicos

El oftalmólogo me llama
Tengo tres llamadas perdidas de mi oftalmólogo…
El de ver me llama.


Blancazo
Un hombre se encuentra con un amigo por la calle y le dice:
– Manolo ¿Qué te pasa que estás blanco?
– Nada Pepe, que vengo del médico y me ha dicho que deje de beber, fumar, hacer el amor…
– Y ¿Qué vas a hacer?
– Pues qué quieres que haga Pepe, cambiar de médico.


Abanicador
– Verá doctor, tengo un problema. Cuando hago el amor con mi mujer, me da la impresión de que no siente nada. Algunas veces incluso se duerme.
– Eso tiene una explicación científica. Algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto que les es imposible sentir nada. Trate de hacer el amor y abanicarla al mismo tiempo.
– Gracias doctor.
Y esa noche así lo hizo. Pero cuando atendía al abanico no atendía a lo otro. Así que contrató a un negro para que abanicase a su señora.
– Venga, negro, abanica. ¿Sientes ahora Maruja?.
– No, nada.
– ¡Más fuerte negro! ¿Y ahora, Maruja?
– Nada, nada.
– Negro, trae el abanico y ponte tú.
El negro se sitúa encima de Maruja y el marido abanicaba.
– ¿Y ahora Maruja? ¿Sientes?
– Siiiiiiií, siiiiiiiiiií, ahora siiiiiiií!
– ¿Ves negro? ¡No sabes ni abanicar!
¿Doctor?
– Doctor, doctor, ¿Qué tal ha salido la operación?
– ¡Pero qué doctor ni que ocho cuartos! ¡Mire Ud. yo soy San Pedro!


Dejar el fútbol

Entre dos hombres
– Mi doctor me aconsejó renunciar a jugar fútbol.
– ¿Por qué, estas enfermo?
– No, él me ha visto como juego.


Cosas de medicina
La maestra en la escuela de Jaimito:
– A ver, mañana me traéis todos un objeto relacionado con la medicina.
Al día siguiente:
– A ver, Manolito, ¿Qué has traído?.
– Pues, unas tiritas, señorita.
– ¡Ah, muy bien! ¿Quién te las ha dado?
– Mi mamá.
– ¿Y qué te ha dicho?
– Que sirven para curar las heridas y los golpes.
– Muy bien, Manolito. A ver, tú, Jaimito, ¿Qué has traído?
– Una bombona de oxígeno.
– ¡Ahhh, qué bien! ¿Quién te la ha dado?
– Mi abuelito, señorita.
– ¿Y que te ha dicho?
– ¡¡Joputaaaa, que me ahogoooooo….!!


Forma de uso
Un matrimonio de gallegos va al médico, que le receta unos supositorios a la mujer. Al salir, se ponen a hablar entre ellos:
– Oye Manolo, ¿Qué es un supositorio?
– Pues la verdad es que no lo sé.
– Y entonces ¿Cómo los voy a usar?
– Pues no sé. Mira, lo mejor es que entremos otra vez y se lo preguntemos al medico, que debe saberlo.
– No, hombre, no, que se va a enfadar.
– ¡Qué se va a enfadar! Anda, mujer, no seas tímida.
Total, que vuelven a entrar y la mujer le pregunta al médico:
– Esto… ¿nos podría decir cómo se usan los supositorios?
– Sí, claro. Tiene que sacarlos del envoltorio, con un poco de cuidado para que no se rompan, y metérselos por el culo.
– Ves, Manolo, ya te dije que se iba a cabrear.


Accidente en la selva
Van dos colegas por la selva y uno se va a mear. Al rato, el que se ha quedado esperando oye los gritos de auxilio del que se ha ido a mear, éste va corriendo a ver que le pasa.
Al llegar le dice:
– ¿Qué te pasa?
– Que estaba meando y me ha picado una serpiente en la punta del nabo.
– Voy a llamar a el médico haber que me dice.
El caso es que éste llama al médico y le dice:
– Doctor, que a mi amigo le ha picado una serpiente en la punta del nabo, ¿Qué hago?
– Tranquilo, solo tienes que succionar hasta que salga todo el veneno.
Entonces el amigo dolorido le pregunta:
– ¿Qué te a dicho el doctor?
A lo que su amigo le contesta:
– Te vas a morir tío…


Me pongo muy nervioso y…
– Doctor, doctor, tiene que ayudarme! No seque me pasa que enseguida pierdo los nervios y me pongo a insultar a todo el mundo.
– Está bien. Cuéntame sobre el asunto.
– ¿Y qué cree que estoy haciendo, pedazo de imbécil?


No puedo dormir
– Doctor, no puedo dormir
– Si me echo del lado izquierdo se me sube el hígado y si me echo del derecho se me sube el riñón.
– Pues, acuéstese boca arriba.
– Entonces se me sube mi marido.


El sacacorchos
Por la noche suena el teléfono en la centralita de urgencias del hospital:
– Hola, es urgente, nuestro amigo se acaba de tragar un sacacorchos. Por favor vengan rápido!!!
Al cabo de un rato vuelve a sonar el teléfono de nuevo. La misma voz:
– Doctor, no corra, ya pasó. No hace falta que venga, hemos encontrado otro sacacorchos.


Silbidos mientras…
Le dije a mi cardiólogo:
– Doctor, estoy muy preocupado. Cuando tengo sexo, escucho silbidos…
Y él me dijo:
-¿Y qué quieres escuchar a tu edad ?… ¿ APLAUSOS ?…


Una plaquita
En el médico:
– Vamos a tener que mandarle una plaquita
– ¿De torax Doctor?
– No, de mármol


Valiente mujer
Una mujer y su esposo tuvieron que interrumpir sus vacaciones para acudir al dentista.

-Necesito una extracción, pero sin anestesia porque llevo mucha prisa. Extraiga la muela lo más rápido posible para que podamos irnos pronto,- dijo la mujer.

Muy impresionado el dentista exclamó:
-¡Qué valiente es usted, señora! ¿Cuál es la pieza?

La mujer se volvió a su marido y le dijo:
-Muéstrale la muela, cariño.


La hija enferma
Se presenta un padre cateto con la hija virgen de 40 años en el medico, y le dice:
-Mire doctor, que la niña lleva muchos años alicaída y haber si la puede recetar algo.
El medico la examina y le informa de las conclusiones:
– Mire usted, la enfermedad de su hija se cura teniendo un buen coito.
Llega el doctor, y al recepcionista que tiene, le informa de la situación, ofreciéndose este para pegarla un buen polvete a la niña. Cuando están en plena faena y el padre y el medico oyen los gritos de placer de la hija, le dice el padre al doctor:
– Doctor, por que usted y yo sabemos lo que es un coito, pero con las voces que mete, cualquiera diría que están jodiendo.

Fuente: http://www.1000chistes.com/chistes-de-medicos