Subí…que te llevo

Estimado Dr. Amor:

Tengo 19 años, y a pesar de mi juventud, he vivido una situación digna de ser comentada. Al llegar el verano y luego de mucho esfuerzo propio, junté algún dinerillo para irme de vacaciones a Pinamar. Pero como quería ahorrar y me entusiasmaba el hecho de vacacionar estilo «aventura», es que decidí irme haciendo dedo en la ruta.

Así fue como bien temprano me hice llevar por un camionero vecino, hasta el cruce de Echeverri. Allí en plena Ruta Nacional 2, comencé a hacer dedo a cuanto auto, o camión pasaba. Auto chico, grande, mediano, a cualquiera intentaba hacer señas para que me llevara. Pero de golpe, veo que viene un lujosísimo vehículo a altas velocidades. Como corresponde hice señas, pero me despeinó de la velocidad que traía. Sin amilanarme, continué esperando. Pero al rato, este lujoso auto que había pasado, lo veo venir por la otra mano -hacia Buenos Aires- y cuando llega a la altura donde estaba parado, gira rápidamente en U y frena delante de mí. Se baja la ventanilla polarizada del lado del acompañante y su conductora -una fabulosa rubia- me dice con una voz súper sensual. «Te llevo bebé, voy a Pinamar,….¿y vos?. ¡¡¡Bingo!!! pensé. Un minón, un autazo y va para Pinamar. Puse mi mochilita en el asiento trasero y me subí rápidamente. «Me llamo Dulce. ¿Cómo te llamás, bombón…? me inquirió en cuanto arrancamos. «Ce…Ce…Cesar…» le dije nerviosamente. Así fuimos avanzando por la ruta, hasta llegar a la ciudad de Dolores. Allí se dirigió hacia una estación de servicio. «¿Vamos a cargar nafta?»…pregunté inteligentemente. «No, mi amor……..primero vamos a parar acá, debajo de estos árboles» me dijo con un tono cada vez más sexy. Yo la miraba y no lo podía creer. Una blusa que marcaba unos importantes pechos. Pelo hasta la cintura, re rubio. Unos pantalones anchos pero que dejaban vaticinar un par de piernas fabulosas. ¿Me estaba pasando a mí?. Sin mediar palabra, y aprovechando que los vidrios eran polarizados, la rubia comenzó a desprenderme la bragueta de la bermuda. ¿Qué…qué…qué haces…? pregunté con firmeza. Pero ella siguió con lo suyo, clavándome su mirada en mis ojos. Metió la mano en mi bragueta, sacó mi miembro y me hizo una fellatio espectacular. Fue fantástico. Imagínese, doctor lo que viví. FABULOSO. Cuando ella se incorporó me dijo: «Ahora sí vamos a cargar nafta, pero me tenés que ayudar…» Ja, pensé , problemas con el manejo de la manguera, no creo que tenga. Pero al llegar al surtidor me dijo: » Por favor, andá al baúl y traéme lo hay allí, así me puedo bajar». Con cierta incertidumbre me bajé y fui hasta le baúl que se abrió automáticamente.Ya imaginaba paseando por las playas de Pinamar. Correteándola por la arena como en la película la Mujer 10. Iremos a bailar todas las noches, caminatas a la luz de la luna, etc.
Cuando me fijo en el baúl, me encuentro que había «UNA SILLA DE RUEDAS».
Doctor, estoy dolorido por mi descubrimiento, pero no sé que hacer. ¿Soy un discriminador?

Cesar de Lugano. Buenos Aires


Respuesta del DR AMOR:

Estimado Estimado Cesar:

verdaderamente es un hecho que nos conmovió a varios de los profesionales que estamos en este consultorio sentimental. Creemos que lo que te pasó, le puede pasar a un mortal cada 10 millones de tipos. Pero bueno, tu reacción es muy humana. No significa que este bien o mal, queremos aclararte que quizás la mayoría de las personas hubieran reaccionado así, como vos lo hiciste. Pero si lo analizamos fríamente, SOS UN GUACHO DISCRIMINADOR!!!
¿Pero que hubiera pasado si a Dulce la hubieras conocido en otras circunstancias? ¿Te hubiera interesado que pasara algo con ella? Creemos que el calor de la ruta, el estar parado allí mucho tiempo, el autazo, lo que pudiste ver de ella, y lo croqueta podrida que se ve que sos, hizo que metieras la gamba de esa manera. No sabemos como terminó todo pero lo imaginamos. Si decís que estás dolorido, ¡bien hecho!. Es más, te tendrías que sentir el peor de los seres humanos que habitan esta tierra. Pero a no desesperar. Todo se pasa. La próxima vez que hagas dedo, trata de fijarte que los autos que utilizan los minusválidos, por lo general tienen una calcomanía que indica esta circunstancia.
¡Chauchón discriminador!

Dr. Amor