La crema fue mi perdición

Estimado Doctor Amor:

Me encuentro conmocionado por algo que me pasó, y necesito contárselo a alguien y, si es posible, me de algún consejo o comentario para poder encontrar un camino de salida a esta situación. Estoy casado desde hace 5 años y desde siempre ese momento, con mi mujer quisimos tener un hijo.

Lamentablemente nos costó mucho e hicimos diversos análisis y estudios para ver si alguno de los dos teníamos problemas. Pero los médicos no encontraron nada extraño. Por designios del destino, mi mujer quedó embarazada. Tuvo un feo embarazo, con todo tipo de complicaciones y lamentablemente, esos nueve meses, nuestra vida sexual fue mala o prácticamente nula. Somos un matrimonio joven y a pesar de entender los problemas de mi señora, para mí es muy importante la actividad sexual. El día que nació mi hijo, como pasa en las películas, tuvimos que salir corriendo de mi departamento a las 3 de la mañana, sin bolso con ropa, y a medio vestir. Pero por suerte, todo salió bien y hoy tenemos un hermoso hijo , que pesó 3.200 kgrs. al nacer. El día del nacimiento, mi mujer -totalmente agotada- me pidió que no me quedara a dormir con ella en el sanatorio, que se iba a quedar su mamá. Me pareció bien, ya que yo también estaba verdaderamente cansado. Así que me fui a casa. Al entrar al departamento, sentí que había ruidos de ducha en el baño. Asustado, tomé un jarrón del comedor y fui lentamente hacía la puerta del mismo, que se encontraba entreabierta. En ese momento, siento que se apaga la ducha y que alguien sale de la bañera secándose. En silencio, me asomo -sin que el que estaba adentro me vea- y descubro que era mi cuñadita (18 años) que terminaba de secarse y comenzaba a poner crema por todo su cuerpo. Atónito y sin saber que hacer, me quedé mirando como se esparcía con ritmo sensual, la crema por su hermoso y joven cuerpo. Y cuanto más la miraba, más me excitaba. No sabía porque me quedaba mirando, pero era como estar viviendo un espectáculo que la vida me había puesto ante mis ojos. Y cuanto más me excitaba, más me quedaba mirando. Lentamente fui abriendo más la puerta, para poder ver con mayor claridad. En ese momento, mi cuñada comenzó a acariciar sus pechos, pasándose crema pero con cierta forma que dejaba de ser un hecho de tratar de humectar la piel. Parecía como que estaba disfrutando el momento y a la vez, daba la sensación de que estaba buscando la forma de excitarte. Sin poder creer lo que veía y teniendo una terrible erección, yo continuaba mirando atentamente lo que pasaba dentro de «mi» baño. En tanto mi cuñada siguió esparciéndose crema, pero ahora pasaba sus manos sobre los pezones de sus turgentes pechos, ya con goce y dejando salir de su boca imperceptibles gemidos. Abrí la puerta más, ya con la intención de que me vea y entre lentamente. Ella, en plena excitación, me miró a los ojos, se acercó, me besó con pasión y arrodillándose, me hizo una fellatio. Fue verdaderamente fabulosa y la disfruté como nunca me había ocurrido en mi vida. Sin más, ella se vistió y se fue.Sin mediar palabra, sin decirnos nada. Le juro doctor, que no hicimos el amor, que no la penetre. Solamente ocurrió lo que le cuento. A partir de ese día, lógicamente y más ahora que tengo un hijo, nos vemos con frecuencia mucha frecuencia con mi cuñada. Pero nunca me atreví a decirle nada, ni tampoco ella saca el tema. Pero llevo una carga muy pesada sobre mis espaldas.
No sé que hacer. Por favor, algún comentario.

Fernando de Villa del Parque. Buenos Aires


Respuesta del DR AMOR:

Fernando:

Queremos comenzar diciéndote, que a pesar de que te sientas que sos el único tipo al que le pasó esto, no es así. En nuestra larga experiencia de escuchar y responder este tipo de correos, nos hemos encontrado con infinidad de casos similares, especialmente entre cuñados. Lógicamente, esto no amerita el pensar que porque a muchos le pasó, esta bien. Sino queremos comentarte esto para que no te sientas tan mal. El tema es que lo que ocurrió, no tendría que haber ocurrido nunca. Porque cuando fuiste con el jarrón en la mano a ver quien estaba en el baño, al descubrir que era tu cuñadita, tendrías que haber cerrado la puerta o desde lo lejos, avisarle que habías llegado. En cambio, te quedaste mirando, dejaste el jarrón y «agarraste el palo». ¿Quién puede saber que ideas pasaron por la cabeza de ella?, pero si nos damos cuenta que pasaron por la tuya -la que tiene el cerebro-. Venías con una notable insatisfacción sexual, mezclada con una carga emotiva fuerte y con un serio conflicto de pareja. Y encontraste en este hecho fortuito, la posibilidad de descargar todos tus problemas (¡descarga de problemas!).
Te sentís mal porque sabés bien, que lo que hiciste estuvo mal. Para que ocurra lo que ocurrió, se necesitan dos. Siempre mi padre decía que para este tipo de cosas, dos son necesarios. Donde uno no quiere, nada se puede hacer, salvo la visita de «los 5 latinos».
El qué hacer dependerá de vos y de lo que quieras para el futuro de tu pareja y hoy diríamos, de tu familia, ya que está el vástago en juego. Tendrás que sopesar muchas cosas, y ver si en algún momento dialogas de esto con alguien más que nosotros. Sería bueno, que aclares con tu cuñada este tema, dejando bien sentado como fueron las circunstancias, porque pensás que ocurrió algo así y que fue solamente fue un mal momento de debilidad tuya. (fue así, ¿¿¿ no…???).
Esperamos que Dios ilumine tus pensamientos y que puedas hacer lo que más convenga a todos, tratando de no herir a nadie.

Dr Amor

PD: La crema que se pasaba tu cuñada, ¿sería para todo el cuerpo?