Locura

La locura es una calificación generalizada a nivel científico por la psiquiatría y psicología ante la percepción del individuo que toma cierto grado de irracionalidad con respecto a la realidad, no obstante tiene un uso recurrente en la cultura social para señalar cualquier comportamiento desmedido y/o peligroso de acuerdo a la subjetividad de quien lo atestigua.

A nivel etimológico está formado por loco, que tendría referencia en el árabe lawqā, en alusión a alguien torpe o estúpido, remarcando que no existe una coincidencia absoluta sobre esta raíz aún a pesar de que es la más aceptada, incluso en algunos casos se remite al portugués louco e irónicamente cuando se consulta a un experto en lengua portuguesa éste remite al español loco evitando profundizar el pasaje histórico; luego, acompaña el sufijo -ura, que determina un resultado para la configuración lingüística.
Origen sobre los trabajos de Philippe Pinel
La primera vez que se le da un nombre a la locura, como entidad para ser estudiada, es gracias al médico Philippe Pinel (1745-1826), que la llama “alienación mental”, como categoría única, teniendo causas morales -el exceso en las pasiones- y un tratamiento moral -el aislamiento-.
Para este autor aislar terapéutico en sí mismo, es curar, pues se separa al alienado del ambiente que lo ha enfermado. Esto sucede en instituciones específicas, los asilos de alienados. Anteriormente, se encerraba a los locos junto con los criminales y marginales, como si hubiesen cometido algún delito.
También empieza aquí la medicalización de la locura, en manos del poder absoluto del médico.
Entonces, con Pinel se inicia la investigación acerca de la alienación mental, que luego pasará a nombrarse en plural, como enfermedades o estructuras, según la perspectiva psiquiátrica o psicológica y, dentro de esta última, la posición de las diferentes corrientes.

La locura o las locuras desde las perspectivas de la ciencia y la cultura

El término de locura, que está instalado en el lenguaje cotidiano y saber popular, parece quedado en el tiempo, cuando se la entendía como un conjunto o grupo homogéneo, con cualidades poco diferenciadas y asociada a la peligrosidad, siendo la solución en todos los casos el encierro.
La “locura” da miedo a la mayoría de la gente y genera distanciamiento, por esta falsa idea de que un loco sería equivalente a un criminal. En realidad, existen “las locuras” y la mayoría de las veces las consecuencias y/o riesgos los sufre la propia persona que padece de locura.
Entonces, este es un vocablo poco preciso, que se vincula a otro, el de psicosis, también utilizado de modo homogéneo. Hoy se conoce que locura y psicosis no son lo mismo, habiendo varios tipos de psicosis.
El primero es una palabra muy general que describe desadaptación, pensamientos, modos de ser y acciones disruptivas. El segundo, de uso científico, aplica a las personas alejadas del consenso cultural y de la realidad material y simbólica compartida -en diferente medida según el caso-.
Hay otras estructuras -además de la psicosis-, como la neurosis y la histeria, que también pueden mostrarse muy “enloquecidas”, según la percepción del sentido común.
De lo anterior se entiende que locura es una noción de empleo corriente y muy amplia, en relación al descontrol, a la impulsividad y aparición de fenómenos alejados de la realidad como delirios y alucinaciones. En la ciencia, en cambio, se prefiere hablar de psicosis, lo que conlleva una teoría específica, que depende de cada corriente teórica.

Locura en psicoanálisis y psiquiatría
Existen distintas clases de locura, muy disímiles entre sí, pero para ser más exactos, desde el psicoanálisis lo correcto sería hablar de estructuras mentales -y no de locura-, que pueden o no desarrollar síntomas. Dichas estructuras son enunciadas por Sigmund Freud (1856-1939) como neurosis (histeria y neurosis obsesiva), psicosis (esquizofrenia, paranoia, etcétera) y perversión.
A partir de la psiquiatría se habla de enfermedades mentales -no de estructuras- y de trastornos -en vez de síntomas- lo que conlleva otra mirada, donde por lo general el sujeto que padece tiene un rol más pasivo.
La medicina psiquiátrica, plantea que la persona tomada como paciente “no sabe”. Todo el conocimiento -y el poder, en términos de Michel Foucault (1926-1984)- viene del médico, por medio de lo que mira, oye y analiza.
Para el psicoanálisis el saber está del lado del sujeto que padece, sólo que no es consciente de ello. Se trata de ir descubriendo en las sesiones ese “saber no sabido”, del inconsciente, escuchando al sujeto en su singularidad, en lo que lo hace único.

Fuente: https://significado.com/locura/