Poner las manos en el fuego

Frase utilizada para demostrar la adhesión total o la creencia ciega en algo o alguien.

La procedencia de esta expresión, que se utiliza para manifestar respaldo total a alguien o algo, se remonta a la época en la que se practicaba el juicio de Dios. También conocida como Ordalía, ésta era una institución jurídica que dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o la culpabilidad de una persona o una cosa –un libro, una obra de arte– acusadas de quebrantar las normas o cometer un pecado.

Esta costumbre pagana, que fue común entre los germanos y otros pueblos antiguos, se ejecutaba de formas muy diversas. No obstante, casi todas consistían en pruebas de fuego.
Ante el tribunal, el acusado debía sujetar hierros candentes o introducir las manos en la lumbre o en una hoguera. Si la persona salía de la prueba indemne o con pocas quemaduras significaba que Dios la consideraba inocente y, por tanto, no tenía que recibir ningún castigo.

Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/16349039/Cual-es-el-origen-de-los-dichos-populares.html