Hacha y tiza

Esta expresión habitualmente suele aplicarse para describir cualquier enfrentamiento encarnizado.

Su origen es de la época del duelo criollo y los malones. Durante los encuentros cuerpo a cuerpo, los gauchos usaban el facón para tratar de clavar, o para herir a otro de la misma forma en que se hacha un árbol.
En la pelea famosa con el moreno, Martín Fierro relata que acabó con él «dándole de punta y hacha». En cuanto a la referencia de la tiza, tiene su antecedente en la guerra contra el malón. Cuando los poblados eran sorprendidos por la indiada, sus defensores recurrían a los tizones del fogón (llamados tizos en algunas regiones del país). Por eso, cuando hablaban sobre un peleador de coraje, se decía que era capaz de luchar con el cuchillo como con un palo encendido. Con el tiempo, la palabra tizón se deformó y quedó como tiza. Por eso actualmente se dice «de hacha y tiza» a una discusión muy violenta o a un partido de fútbol en el que el árbitro saca tarjetas continuamente por el comportamiento de los jugadores. En el ámbito burrero, se utiliza la frase para representar un final reñido entre dos o más caballos.

Sin embargo, mi amigo Leo Moglia (de «Moglia Ediciones) me había comentado que «hacha y tiza» viene de la época de «La Forestal», donde sus capataces marcaban con tiza los quebrachos y después, por detrás, venía la cuadrilla de hacheros cortando. Así producían todo el día. «Metele a hacha y tiza» significa también trabajar sin dilaciones y con entusiasmo.
NOTA: «La Forestal» (The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited) fue el nombre de una compañía inglesa instalada en el norte de la provincia de Santa Fe en Argentina, que a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX explotó los extensos bosques de quebracho que poseía esa provincia. Logró ser la primera productora de tanino a nivel mundial y llegó a fundar cerca de 40 pueblos, con puertos, 400 kilómetros de vías férreas propias y alrededor de 30 fábricas. Entre los años 1919 y 1922 los trabajadores y trabajadoras de la empresa protagonizaron luchas obreras que finalizaron en una de las mayores masacres de la historia argentina. La empresa se fue de Argentina en la década de 1960 y cerró las ciudades que había fundado, luego de haber talado casi el 90% de los bosques y haber causado un proceso de desertificación y un daño ecológico calculado en 3.000 millones de dólares en 2004.
«El 29 de enero de 1921 se produce lo que yo denomino «la revuelta obrera final». Un grupo de entre 300 y 400 trabajadores, cuya procedencia es muy difícil de determinar, intenta tomar las fábricas que estaban situadas en Villa Ana y Villa Guillermina, y plantea una lucha frontal contra la Gendarmería Volante. Pese a que llegaron en tren y armados, son repelidos hacia la espesura del monte. Allí se produce la «caza» de los huelguistas y la masacre final, con un número indeterminado de muertos y heridos. Según La Vanguardia, hubo entre 500 y 600 víctimas fatales.
El estallido fue salvajemente reprimido por la Gendarmería Volante y el grupo parapolicial Legión Patriótica, causando el asesinato de unos 600 obreros y obreras, torturas, violaciones y quema de viviendas. Recién en noviembre de 1922 La Forestal reabrió sus fábricas. Para entonces el Sindicato del Tanino y todo asomo de organización sindical en los trabajadores y trabajadoras del quebracho había desaparecido.
Tres décadas después, con los quebrachales talados, La Forestal cerraría definitivamente sus plantas en Argentina, causando el mayor desastre social y ecológico que una empresa haya podido generar en la historia argentina.»
La Forestal en la cultura popular
La historia de las luchas sociales, la masacre de 1921/22 y la devastación socio-ambiental causadas por La Fores-tal, es tratada en la película Quebracho (1974), de Ricardo Wüllicher. (Fuente: https://albertonadra.blogspot.com; https://es.wikipedia.org/)
Fuente:https://www.diarioepoca.com/824762-hacha-y-tiza