Domingo Faustino Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata, 15 de febrero de 1811 – Asunción, Paraguay, 11 de septiembre de 1888) fue un político, escritor,docente, periodista, militar y estadista argentino; gobernador de la Provincia de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874, Senador Nacional por su Provincia entre 1874 y 1879 y Ministro del Interior de Argentina en 1879.

Se destacó tanto por su laboriosa lucha en la educación pública como en contribuir al progreso científico y cultural de su país. En 1947 la Conferencia Interamericana de Educación estableció como Día Panamericano del Maestro el 11 de septiembre, fecha de su fallecimiento y en homenaje a su figura de educador.
Biografía
Nacimiento, familia y educación
Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en una casa del barrio Carrascal, uno de los más humildes de la ciudad de San Juan, capital de la provincia homónima.
Hijo de José Clemente Cecilio Quiroga Sarmiento y Paula Zoila Albarracín de Irrazábal, sus nombres de bautismo eran Faustino y Valentín. Según algunas fuentes el nombre Domingo se le adjudicó sucesivamente aunque no figuraba en su partida de nacimiento. Existen además testimonios de que ni sus familiares ni amigos lo llamaban «Valentín», nombre que le fue dado por ese Santo. El nombre de «Faustino» le fue dado por el Santo del día de su nacimiento.
Los primeros maestros de Domingo fueron su padre y su tío José Eufrasio Quiroga Sarmiento, quienes comenzaron a enseñarle lectura a los cuatro años. En 1816, ingresó a una de las llamadas «Escuelas de la Patria», fundadas por los gobiernos de la Revolución, donde tuvo como educadores a los hermanos Ignacio y José Rodríguez, maestros profesionales. Finalizados éstos estudios en 1821 su madre sugirió que cursara el seminario en Córdoba, pero Sarmiento se negó, tramitando una beca para ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires que no le fue concedida. En 1823 trabajó como asistente del ingeniero Víctor Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan. Ese mismo año, su tío José de Oro fue desterrado a San Francisco del Monte (actualmente San Francisco del Monte de Oro, en homenaje al rebelde fraile y maestro) y él lo acompañó.
Exilios
En 1827 fue reclutado dentro del ejército federal. Según sus relatos, Sarmiento, como alférez de milicia debía realizar tareas que lo incomodaban. Presentó un reclamo y fue citado por el gobernador Manuel Quiroga. Durante la reunión Sarmiento pidió ser tratado con equidad, pero esto fue tomado como un desacato y fue enviado a prisión. Debido a éste, y a otros enfrentamientos personales con integrantes del Partido Federal, decidió abrazar la causa unitaria y se incorporó al ejército comandado por José María Paz.
Debido a la victoria federal en su provincia, en 1831 se vio obligado a emigrar hacia Chile, donde realizó distintas actividades para subsistir. Durante este tiempo trabajaba como profesor en una escuela de la provincia de Los Andes, donde tuvo con su alumna María Jesús del Canto, con quien nunca se casó, a su única hija Ana Faustina Sarmiento, quien más tarde iba a ser la madre de Augusto Belín. En 1836, mientras se desempeñaba como minero, contrajo fiebre tifoidea y, a pedido de su familia, el entonces gobernador de San Juan, Nazario Benavídez, le permitió volver a la Argentina.
De regreso en su ciudad natal, formó parte de la Sociedad Dramática Filarmónica, y luego fundó la Sociedad Literaria (1838), filial de la Asociación de Mayo; comenzó a participar de actividades artísticas, teniendo contacto con la Generación de 1837 y retomó la actividad política. De hecho la sede del grupo artístico del que formaba parte fue utilizada como centro de reunión de quienes se oponían a Juan Manuel de Rosas, por entonces gobernador de Buenos Aires y encargado de las Relaciones Exteriores de Argentina.
En 1839 fundó el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario para señoritas, y crea el periódico El Zonda, desde el cual dirigió duras críticas al gobierno. Debido a sus constantes ataques al gobierno federal, el 18 de noviembre de 1840 fue apresado y nuevamente obligado a exiliarse hacia Chile.
Nuevamente en Chile se dedicó de lleno a la actividad cultural. Escribió para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y fundó El Progreso. En 1842 fue designado por el entonces Ministro de Instrucción Pública, Manuel Montt Torres, para dirigir la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros. También impulsó el romanticismo, llegando a polemizar con Andrés Bello. Su labor como pedagogo fue reconocida por la Universidad de Chile, que lo nombró miembro fundador de laFacultad de Filosofía y Humanidades; y en 1845 el presidente Manuel Montt Torres le encomendó la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos.
Durante su paso por Francia aprovechó para encontrarse con José de San Martín que vivía exiliado por propia voluntad en su residencia de Grand Bourg.
Una vez finalizado su viaje por el mundo, en 1848 se casó en Santiago de Chile con Benita Agustina Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adoptó al hijo de éstos, Domingo Fidel («Dominguito»), y se instaló en el barrio Yungay de la ciudad de Santiago. Durante un año se dedicó de lleno a escribir, y fruto de ello son Viajes por Europa, África y América, en el cual escribió sobre lo observado en sus viajes, y Educación popular, donde transcribió gran parte de su pensamiento educativo, y su proyecto de educación pública, gratuita y laica.
Al año siguiente se separó de su esposa para luego volver con Dominguito a la Argentina.
Dominguito
En medio de su larga vida, se destacó el joven Domingo Fidel Sarmiento, conocido popularmente como «Dominguito». Hijo de Domingo Castro y Calvo y Benita Martínez Pastoriza, nació en Chile en 1845 y su nombre original era Domingo Fidel Castro. Siendo muy pequeño murió su padre, y tiempo después su madre se casó con Domingo Faustino Sarmiento –también viudo– quien lo adoptó en 1848.
A los cuatro años aprendió a leer; en su país natal cursó estudios primarios y terminó el bachillerato en Argentina. Al estallar la Guerra de la Triple Alianza, Dominguito decidió alistarse en el ejército argentino pese a la oposición de su madre. Participó con el grado de capitán del Ejército Argentino.
En septiembre de 1866, durante la Batalla de Curupayty, Dominguito fue herido de muerte; tenía veintiún años de edad. Sarmiento desempeñaba entonces el cargo de ministro plenipotenciario de la Argentina en Estados Unidos, donde recibió la noticia de la muerte de su hijo adoptivo por medio de los enviados especiales de Bartolomé Mitre. La noticia lo sumió en una profunda depresión.
Poco tiempo después, Sarmiento renunció al cargo diplomático y emprendió el regreso a Buenos Aires. Ya en la capital argentina, se dirigió al cementerio, donde se encontraba la tumba de Dominguito, y muy devastado pasó allí un largo rato. Años después escribió la biografía de su hijo: «Vida de Dominguito».
Carrera política
En 1851 ingresó como gacetillero en el ejército de Justo José de Urquiza. Luego de la caída de Rosas entró en conflicto con Urquiza y se vio obligado a volver a Chile. Durante este periodo entabló discusiones con Juan Bautista Alberdiacerca de la política del país. La polémica ideológica se limitaba al liberalismo, pensamiento al que ambos adscribían. Los dos pensadores eran partidarios del constitucionalismo, del contractualismo, de la democracia, de la república, de la inmigración, de la educación y del progreso. Sus enfrentamientos fueron políticos más que ideológicos. El sanjuanino expuso sus opininones en las Ciento y una mientras que el tucumano las expresó en las Cartas quillotanas. A pesar de sus diferencias los dos políticos fueron los padres de la Constitución Argentina de 1853/60 que dio forma al poder constituyente originario del estado argentino y permitió el inicio de la época constitucional de la historia argentina.
Durante su estadía en Chile fue miembro4 de la logia masónica Unión Fraternal de Valparaíso, fundada el 27 de julio de 1853.
En 1855 regresó a la Argentina y fue redactor del diario «El Nacional» y actuó como miembro consultivo de la provincia de Buenos Aires. Al año siguiente fue elegido concejal municipal de la ciudad de Buenos Aires.
En 1857 y 1860 fue elegido senador y mientras tanto se desempeñó como jefe del Departamento de Escuelas. En 1860 fue miembro de la Convención Constituyente y al asumir Bartolomé Mitre la gobernación de Buenos Aires lo nombró Ministro de Gobierno.
Luego de la batalla de Pavón acompañó al general Wenceslao Paunero en la campaña a Cuyo. Allí fue designado gobernador de San Juan (1862). En 1864, a causa de la muerte de su amigo Antonino Aberastain, inició una persecución que finalizó con el asesinato del caudillo riojano Chacho Peñaloza. En abril de ese año renunció a la gobernación y el gobierno lo envió en misión diplomática a Chile, Perú y Estados Unidos, donde escribió varios libros sobre política y educación. Desde el exterior rechazó los cargos de Senador Nacional por San Juan y de Ministro del Interior del presidente Mitre.
Gobernación de San Juan
Sarmiento arribó a San Juan como enviado nacional por parte del presidente Bartolomé Mitre y asumió el poder en el año 1862. Donde se encontró con la provincia empobrecida y dividida, por eso trató de ordenar las finanzas y de impulsar el modelo basado en la civilización y el progreso, logrando en tan solo dos años cambiar por completo la fisonomía de su provincia con numerosas obras públicas de todo tipo.
En materia educación y cultura creó una Legislación que establecía la educación pública, gratuita y obligatoria, inauguró nuevas escuelas primarias, colegio Preparatorio, la Quinta Normal (actualmente Escuela de Enología) y Escuela de Minas (actualmente Escuela Industrial), ambas ubicadas en la ciudad de San Juan y edita nuevamente el periódico El Zonda. En cuanto obras públicas, incorporó alumbrado y empedrado público, apertura y ensanchamiento de calles, forestación, confección del plano topográfico de la provincia de San Juan. Desde el punto de vista económico, fomento de la explotación minera (diputación de Minas, Compañía de Minas), leyes impositivas (patentes y sellos de justicia) y en lo social, proyecto de colonización y desarrollo agrícola con los inmigrantes.
Sin embargo, la lucha, y la muerte del caudillo Chacho Peñaloza y la oposición interna que debió afrontar impidieron el logro total de sus proyectos y ante la falta de apoyo de sus comprovincianos, renunció al gobierno en 1864.
Presidencia
Fue propuesto como candidato a la presidencia de la Nación por un grupo de políticos del país, a iniciativa del coronel Lucio V. Mansilla. Mientras se encontraba en los Estados Unidos, fue electo para el cargo en las elecciones nacionales de agosto de 1868, y asumió el cargo el 12 de octubre de 1868.
La presidencia de Sarmiento fue la segunda de las presidencias históricas de Argentina. Estas presidencias históricas o fundacionales del estadoargentino moderno tuvieron tres claros objetivos o metas: “nación, constitución y libertad”. La nación entendida como la unión definitiva de las provincias argentinas como entidad superior a las partes que la componen. La Constitución como las bases de los derechos de las personas y del poder. La libertad concebida como principio del liberalismo que dio paso a la “civilización” y relegó a la “barbarie”.
Dos días después de la asunción presidencial, el Congreso se reunió para una breve sesión extraordinaria, durante la cual se aprobó el presupuesto para el año siguiente, un crédito de cuatro millones de pesos y una suba en los derechos aduaneros, para solventar la continuidad de la Guerra del Paraguay.
Educación y cultura
Generalmente se acepta que Sarmiento centró la mayor parte de su esfuerzo gubernativo en la promoción de la educación, aunque algunos historiadores afirman que dio al menos igual importancia a la extensión de las comunicaciones en el país.
En cualquier caso, el impulso dado a la educación bajo el ministerio de Nicolás Avellaneda fue notable. Mediante la Ley de Subvenciones de 1871 –que asignaba a la educación pública las herencias sin sucesión directa y un octavo de las ventas de tierras públicas– garantizó los fondos para la creación de nuevas escuelas y la compra de materiales y libros. Durante su mandato, y con apoyo nacional, las provincias fundaron unas 800 escuelas de primeras letras, alcanzando a un total de 1816 escuelas, de las cuales el 27% eran privadas;9 la población escolar se elevó de 30 000 a 110 000 alumnos.
A fin de garantizar la educación primaria, trajo desde los Estados Unidos 61 maestras primarias; creó las primeras escuelas normales, tomando como ejemplo la Escuela Normal de Paraná, fundada en 1870.Subvencionó la primera escuela para sordomudos, que era privada.
Continuando con la política de su antecesor, fundó los Colegios Nacionales de La Rioja, Santa Fe, San Luis, Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes y Rosario.
Fundó escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, en Mendoza, y más tarde en San Miguel de Tucumán y Salta.
En ese mismo año propició la creación y el desarrollo de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), que hasta la actualidad fomenta el fortalecimiento de las bibliotecas populares en tanto organizaciones de la sociedad civil e impulsa su valoración pública como espacios físicos y sociales relevantes para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía. En la capital fundó la Biblioteca Nacional de Maestros.
Una de sus primeras decisiones fue realizar una Exposición de Artes y Productos Nacionales, que finalmente fue realizada en 1871 en la ciudad de Córdoba. La gente tomó este proyecto como una locura, pero terminó siendo un gran éxito. En ella se promovieron tejidos, curtiembres, fundiciones, tintorerías, y productos agropecuarios; todos de distintas regiones del país. Durante su visita a la exposición Sarmiento ostentó un traje de vicuña elaborado con telas nacionales y recibió además en premio una medalla por haber introducido el mimbre en el país. También se promocionó abundante maquinaria agrícola e industrial disponible para importar. Esta exposición inició la preocupación por las ciencias básicas, y de ese impulso surgieron la Academia de Ciencias de Córdoba –dirigida por el botánico alemán Germán Burmeister– y el Observatorio Nacional de Córdoba, dirigido por el astrónomo norteamericano Benjamín Gould.
En la Universidad Nacional de Córdoba se creó la Facultad de Ciencias Exactas, Física y Naturales, que dictaba la carrera de ingeniería. Por su iniciativa se crearon en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios nacionales de Catamarca y de San Juan, que se convertirían en 1876 en la Escuela de Ingenieros de San Juan.
Final de la Guerra del Paraguay
La Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay había estallado durante la presidencia de Mitre, que había comandado las fuerzas aliadas contra ese país hasta poco antes de bajar de la presidencia. Apenas había asumido Sarmiento la presidencia cuando se produjo el avance final de las tropas Brasileñas hacia Asunción, que fue saqueada por las tropas brasileñas. Pese a la ocupación de la capital, López organizó un nuevo ejército a cierta distancia. En respuesta, se formó bajo protección argentina y brasileña un gobierno provisional en Asunción.
Un ejército formado y dirigido principalmente por brasileños –en el que los argentinos tuvieron inicialmente alguna participación– se lanzó en persecución de López, en la llamada Campaña de las Cordilleras; tras dos sangrientasvictorias sobre los paraguayos, López logró escabullirse hacia el límite norte del país, adonde fueron a buscarlo dos divisiones brasileñas, que lograron derrotarlo y darle muerte en el Combate de Cerro Corá, el 1 de marzo de 1870. La guerra había terminado.
El Paraguay quedó devastado: dependiendo de las fuentes, se estima que murió durante la contienda entre el 50 y el 90% de la población total, y perdió todos los territorios en disputa con sus vecinos, con excepción del Chaco Boreal.
La guerra significó también un enorme costo para la Argentina: en primer lugar, en vidas humanas, ya que murieron en la contienda más de 18 000 hombres, a los que se podrían sumar las víctimas del cólera, que fueron muchos miles; 15 000 solamente en la provincia de Buenos Aires. Pero también tuvo un enorme costo económico, ya que a raíz del conflicto la Argentina debió endeudarse hasta llegar a deber 9 000 000 de libras esterlinas.
Durante el último año de la guerra se fundó el Colegio Militar de la Nación, cuyo primer director fue el húngaro Juan F. Czetz. La posibilidad de conflictos con Brasil a partir de las discusiones posteriores a la guerra impulsaron a Sarmiento a modernizar la escuadra de guerra: creó la Escuela Naval e incorporó varios buques, logrando formar la primera escuadra argentina capaz de operar a un nivel comparable con las flotas de guerra del Brasil y Chile.
Los últimos caudillos federales en el litoral
Tras la derrota de Felipe Varela aún quedaban tres provincias argentinas en manos federales: en Córdoba, la presión militar obligó a renunciar al gobernador Luque, y en Corrientes una revolución liberal derrocó al gobernador federal en mayo de 1868. Una tardía reacción federal fue aplastada por tropas del ejército nacional, trasladadas desde el frente paraguayo en defensa de un gobierno surgido de un golpe de estado.
Sólo quedaba Entre Ríos, donde Urquiza convivía pacíficamente con el gobierno nacional en contra de los deseos de muchos federales: a principios de 1870 había recibido en su mansión del Palacio San José al presidente, a quien ordenó dar los honores correspondientes. Poco después del final de la Guerra del Paraguay, el 11 de abril de 1870, el general Ricardo López Jordán inició una revolución, de la que resultó la muerte de Urquiza a manos del cordobés Simón Luengo. López Jordán fue elegido gobernador por la Legislatura.
El presidente Sarmiento envió a Entre Ríos un ejército formado por divisiones veteranas de la Guerra del Paraguay. El gobernador prohibió el ingreso de esas tropas a su provincia, pero el presidente ridiculizó la posibilidad de que se prohibiera la entrada de tropas nacionales en una provincia. Cuando el desembarco se produjo, López Jordán ordenó la movilización general de la provincia. Sarmiento declaró la guerra a Entre Ríos, aunque el Congreso de la Nación no autorizó la intervención federal a esa provincia hasta el mes de agosto.
Cuatro ejércitos avanzaron simultáneamente sobre la provincia; las tropas nacionales —superiores en armamento y disciplina— ocuparon las ciudades, por lo que López Jordán debió retirarse al interior de la provincia, donde los entrerrianos —con mejores caballos— se sostenían ventajosamente. Buscando abrir un nuevo frente, López Jordán invadió la provincia de Corrientes, pero el 26 de enero de 1871 fue completamente derrotado en la Batalla de Ñaembé; poco después huyó al Brasil.
El Partido Federal entrerriano fue destruido, y los federales fueron desplazados de todos los puestos públicos, incluso los curas y los maestros.
En mayo de 1873, López Jordán volvió a insurreccionar su provincia, llegando a contar con 16 000 hombres, bien provisto de artillería e infantería. Sarmiento respondió poniendo precio a la cabeza de López Jordán —posibilidad que fue descartada por el Congreso— y decretando la intervención federal de Entre Ríos. Tres ejércitos ocuparon la provincia bajo el mando superior del Ministro de Guerra, Martín de Gainza. Nuevamente se sucedieron combates en toda la provincia, y varios oficiales jordanistas fueron fusilados; tras una sangrienta derrota, en diciembre López Jordán partía hacia el Uruguay.
El 22 de agosto de 1873, Sarmiento había sufrido un atentado mientras se dirigía hacia la casa de Vélez Sarsfield, en la ciudad de Buenos Aires; cuando transitaba por la actual esquina de Corrientes y Maipú, una explosión sacudió al coche en el que viajaba. El sanjuanino no lo escuchó porque ya padecía una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri, que declararon haber sido contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado.
Población y sanidad
Una de las primeras medidas de Sarmiento fue organizar el primer censo nacional, que se realizó en el año 1869; el mismo arrojó el resultado de 1 836 490 habitantes para el país.n. 1 El 8% del total eran inmigrantes europeos, el 70% era población rural, y el 71% del total era analfabeta.
Durante su mandato tuvo un aumento importante la inmigración, con la llegada de 280 000 inmigrantes, que se asentaron principalmente en la ciudad de Buenos Aires y –en menor medida– en colonias agrícolas en las provincias del Litoral.
El rápido aumento de la población en la capital generó problemas de vivienda e higiene a gran escala: en 1871, una epidemia de fiebre amarilla –probablemente a consecuencia de la guerra– causó la muerte en Buenos Aires de alrededor de 14 000 personas. El gobierno nacional en pleno huyó de la ciudad, por lo que la lucha contra la peste debió ser llevada adelante por una comisión;42 ésta dispuso la creación del Cementerio de la Chacarita, y en los años siguientes se crearon las primeras redes de aguas corrientes y de cloacas de la ciudad.
Transportes y comunicaciones
Uno de sus principales objetivos fue la construcción de un ferrocarril trasandino, que uniera el Océano Atlántico con el Pacífico. Para ello se favoreció la construcción del ramal desde Villa María hasta Río Cuarto; también se construyó el ramal desde Córdoba hasta Tucumán, y dos cortos ramales entre Concordia (Entre Ríos) y Mercedes (Corrientes), y entre Buenos Aires y Campana. La red ferroviaria pasó de 573 kilómetros en 1868 a 1331 en 1874.
Durante su mandato se tendieron unos 5000 km de líneas telegráficas, impulsadas por el presidente y su ministro Dalmacio Vélez Sarsfield; en su mensaje al Congreso de 1873 pudo afirmar que «La línea de telégrafos ha sido completada y recorre toda la República». El 5 de agosto de 1874, en las postrimerías de su período presidencial, inauguraba la primera comunicación telegráfica con Europa. Decretó que el día de la inauguración del cable telegráfico, que en sus palabras convertía a todos los pueblos en «una familia sola y un barrio», fuese feriado nacional. La ceremonia contó con la presencia entre otros del ya ex-ministro Vélez Sarfield, a quien Sarmiento atribuyó en el acto «el honor exclusivo de la atrevida idea y de la rápida ejecución de la red de telégrafos, que contribuye a dar paz a la República y bienestar a sus hijos».
Se construyeron algunos puertos, como los de Zárate y San Pedro (Buenos Aires). Se proyectó un puerto moderno en Buenos Aires, endeudándose el país en 30 millones de pesos para llevar adelante la obra, pero ese dinero fue malgastado en obras menores.
En 1873 se creó el Banco Nacional, que prestó el dinero a bajo interés o a deudores insolventes. La deuda pública –impulsada por la generada a raíz de la Guerra del Paraguay– llegó a niveles insostenibles, aunque la crisis económica resultante estallaría durante la gestión de su sucesor.
Relaciones exteriores
Durante la primera parte de su gestión, el canciller Mariano Varela pretendió llevar adelante una política casi idealista con respecto al futuro del Paraguay: su conocida frase «La victoria no da derechos» formaba parte de un intento de limitar las ambiciones expansionistas del Brasil. La respuesta del Brasil fue aprovechar esa misma política para hacer que el gobierno paraguayo protestara por la ocupación argentina de Villa Occidental, frente a Asunción. Cuando el embajador brasileño en Paraguay forzó cambios en el gobierno paraguayo, el presidente reemplazó a Varela por Carlos Tejedor.
En 1872, el Brasil firmó un tratado de límites con el Paraguay, por el que se adjudicaba todo el territorio en conflicto, y a continuación apoyó al Paraguay en su defensa contra las reclamaciones argentinas. Tejedor inició entonces una agresiva campaña para resolver cuanto antes los diferendos, que llevaron a un creciente enfrentamiento con el Brasil.
Las relaciones con Chile se centraron en la discusión sobre los derechos de ambos países sobre la Patagonia. En 1874 se decidió que un arbitraje del rey de Inglaterra solucionaría los diferendos entre ambos países.
Gabinete de Ministros
Cargos posteriores
Al finalizar su mandato presidencial, transmitió la presidencia a Nicolás Avellaneda, en 1874. En 1875, asumió como senador nacional por su provincia, cargo que abandonó en 1879 para asumir brevemente como Ministro de Interior de Nicolás Avellaneda. Luego ocupó el cargo de Superintendente de Escuelas durante el gobierno de Julio Argentino Roca, pero renunció a causa de diferencias radicales con Avellaneda y el propio Roca. En 1885, fundó en Buenos Aires, el diario «El censor».
Muerte
En 1887 viajó a Asunción del Paraguay. Regresó a Buenos Aires pero ya anciano y con su salud deteriorada por la sordera y una insuficiencia cardiovascular y bronquial, los médicos le aconsejaron alejarse de Buenos Aires para evitar el frío invierno de la ciudad. A comienzos de 1888 se embarcó con su hija Faustina y sus nietos para Asunción.
El 11 de septiembre de 1888 Sarmiento falleció en la capital paraguaya, a los 77 años de edad y sus restos fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires diez días después. Ante su tumba, Carlos Pellegrini sintetizó el juicio general: “Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América».
Obra
Obra literaria
Mi defensa, 1843.
Facundo o Civilización y Barbarie, 1845; Trata sobre el caudillo riojano Facundo Quiroga y las diferencias entre los federales y unitarios. Es una descripción de la vida social y política del país que tiene alcances sociológicos e históricos, pues ofrece en él una explicación sociológica del país fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas respectivamente en los medios urbano y rural.
Vida de Aldao, 1845.
Método gradual de enseñar a leer el castellano, 1845.
Viajes por África, Europa y América, 1849; Autobiográfica.
Argirópolis, 1850.
Recuerdos de provincia, 1850; Autobiografía.
Campaña del Ejército Grande, 1852.
Las ciento y una, 1853; serie de epístolas dirigidas a Juan Bautista Alberdi.
Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina, 1853.
Memoria sobre educación común, 1856.
El Chacho, 1865; sobre el caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza.
Las escuelas, bases de la prosperidad, 1866.
La infancia y educación de Abraham Lincoln, 1873.
Conflicto y armonías de las razas en América, 1884. En esta obra desarrolla una concepción semejante a la de Facundo, pero encarada desde el punto de vista étnico. Su primer tomo es de 1884 y el segundo, póstumo, que según su autor es «Facundo llegado a la vejez».
Vida de Dominguito, 1886; sobre su hijo adoptivo, muerto en la Guerra de la Triple Alianza.
Aporte a las ciencias y a la enseñanza
Sarmiento realizó una importante contribución al saber gracias a su aporte como promotor del progreso científico y su acción y prédica constante a favor de la enseñanza y creación de instituciones científicas y culturales.
La acción de Sarmiento en la difusión de las ciencias occidentales, en un país periférico en el mundo de las ciencias como lo era la Argentina, fue la de consolidar un sistema científico independiente, enriqueciéndolo con los aportes de la más moderna ciencia europea.
Cuando ocupaba el cargo de Ministro de Instrucción Pública de la Provincia de Buenos Aires, llegó al país el científico Germán Burmeister. Cuando éste era director del Museo de Buenos Aires, y en cumplimiento de una ley de 1869, Sarmiento le encomendó las gestiones para incorporar veinte profesores europeos para la enseñanza de ciencias exactas y naturales en laUniversidad de Córdoba.
En la Argentina, las dos posturas que a nivel mundial se enfrentaban en el campo de las ciencias naturales estaban representadas por Florentino Ameghino, del lado del evolucionismo y por Burmeister, en el campo del creacionismo. Sarmiento, a pesar de que Burmeister era un científico consagrado en Europa, no dudó en apoyar las ideas de Ameghino, del cual decía en1881:
Un paisano de Mercedes, Florentino Ameghino, que nadie conoce y es el único sabio argentino (…) que reconoce la Europa. Su apoyo lo convertió en el primer científico argentino de relevancia internacional.
Durante su gestión como representante argentino en Estados Unidos logró que el astrónomo Benjamin Apthorp Gould aceptase viajar a la Argentina para crear un observatorio astronómico. Cuando Gould llegó a la Argentina, Sarmiento ya era presidente y había creado el Observatorio Astronómico de Córdoba que adquiririó en aquel entonces relevancia internacional. También a Sarmiento y Gould se deben la iniciación de los estudios de meteorología en Argentina al crearse, en 1872, la Oficina Meteorológica Nacional que funcionó, hasta 1884, en Córdoba y luego se trasladó a Buenos Aires.
Exaltó siempre la figura del médico y paleontólogo aficionado Francisco Javier Muñiz.
Según una anécdota parece que el fútbol también le debe su impulso. En efecto, Alexander Hutton, padre fundador del fútbol argentino, y a la sazón, Rector del High School English, al solicitarle permiso a Sarmiento para enseñar el deporte de la pelota entre sus estudiantes (base del recordado Alumni), recibió esta respuesta:
Que aprendan, mi amigo, a las patadas pero que aprendan.
Desde su posición, Sarmiento defendió la educación de la mujer a la par del hombre, y mantuvo una fuerte amistad con Juana Manso, a quien consideró la única persona en América Latina que había interpretado su plan de educación. En una carta dirigida a ella, la saludó por el restablecimiento de los Anales de la Educación, y felicitó al gobierno argentino por esta decisión, además de aseverar que la mujer, por su instinto maternal es el ser idóneo para encargarse de la educación infantil.
Innovación sobre el aprendizaje de la lectura
Durante su exilio en Chile Sarmiento participó activamente de las actividades culturales y educativas. Una de sus ocupaciones consistió en crear un sistema de aprendizaje de lectura moderno, que no obligase a estudiar de memoria sílabas aisladas como se acostumbraba en ese entonces, sino un método con fundamento pedagógico y una metodología progresiva. Publicó entonces su Método de lectura gradual (1849), en Santiago de Chile. Afirmaba que los anteriores silabarios habían malogrado los potenciales beneficios del método lancasteriano e incluyó consejos para “hacer más natural e intuitivo el aprendizaje”, como simplificar el nombre de las consonantes. Así, por ejemplo, de acuerdo al sistema de Sarmiento, la “m” se llamaba “me” en vez de “eme”. Se dejaba entre los contenidos finales el uso de las que llamaba “letras inútiles o convencionales”, como la “h” o la “u” puesta después de la “q”, y el reemplazo de la «y» por la «i».
Un hombre polémico
ON NE TUE POINT LES IDÉES o Las ideas no se matan, escrito por Sarmiento en las Sierra Chica de Zonda, en San Juan, en su paso para el exilio a Chile. Vista al monolito levantado al pie de la sierras.
Si bien Sarmiento es considerado por la historiografía como uno de las principales figuras argentinas del siglo XIX, su persona no se encuentra exenta de polémicas.
Los numerosos escritos y artículos que escribió a lo largo de más de cincuenta años, cuya última recopilación insumió cincuenta y tres tomos y más de quince mil páginas, contienen algunos pasajes contradictorios y otros de notable violencia verbal, recurso utilizado por sus contemporáneos.
A la par de su impulso al desarrollo del país, se señalan la crueldad de las tropas nacionales bajo sus órdenes en la represión de las rebeliones de los últimos caudillos (como el asesinato del General Ángel Vicente Peñaloza) y las levas forzosas de gauchos para luchar contra los indígenas.
Asimismo, se le critica su posición con respecto a la Patagonia, poniendo en duda la soberanía argentina sobre dicha región.
Sin embargo esta posición no fue sostenida posteriormente por el sanjuanino ya que en una carta del 15 de febrero de 1881, un mes después de la entrada de las tropas chilenas a Lima, aconsejaba a Don José Manuel Balmaceda:
«He debido esperar para contestarle, que el rumor de las batallas cese; que los actores cuenten todas las escenas del gran drama, para darle a Ud. mi opinión sobre la política que debe seguir Chile después de su grande victoria en el Pacífico: Negarse la entrada en el Atlántico y tener el coraje de no tener razón en Magallanes ni Patagonia, so pena de constituir un estado desde Tarapacá hasta Santa Cruz, con mil quinientas leguas de largo, sin ancho apreciable, tres repúblicas y dos mares a guardar».
También es controvertida su posición de menosprecio a los aborígenes, a los gauchos, y a los judíos.
El problema del indio era una dificultad que provenía de la época hispánica y que había continuado durante la época patria y durante la Organización Nacional. Los sucesivos malonesasolaban no solamente la frontera sino que periódicamente atacaban tanto a las áreas rurales como a los primitivos pueblos.
Durante la presidencia de Sarmiento, éste también debió afrontar el problema que era un de los principales temas de la opinión pública nacional. En junio de 1870, el cacique mapucheCalfucurá reunió entre 3.500 a 6.000 guerreros y produjo un nuevo gran malón que atacó y arrasó Tres Arroyos continuando hacia Bahía Blanca, en donde mató a cincuenta criollos, se llevó a numerosas cautivas y se robó 80.000 cabezas de ganado.
En 1872 Calfucurá se puso nuevamente al frente de 8.000 lanzas y emprendió otro malón que saqueó los pueblos de Veinticinco de Mayo, Alvear y Nueve de Julio y dejó un saldo de 300 civiles muertos, 500 cautivos y 150.000 a 200.000 cabezas de ganado robadas.
Sarmiento organizó una expedición punitiva al mando del experimentado general Ignacio Rivas a quien le sumó un importante número de indios aliados como los borogas, pampas yranqueles del cacique Catriel. Esta fuerza combinada -Ejército Argentino e indígena- venció a Calfucurá en la Batalla de San Carlos de Bolívar, el 11 de marzo de 1872.
En 1873, fallecido el cacique Calfucurá, aprovechó la situación y venció nuevamente a sus guerreros, capturando Atreucó, uno de los principales campamentos del fallecido cacique.
Recién durante la presidencia de su amigo y sucesor, Nicolás Avellaneda, el problema del indio culminaría con la Conquista del Desierto, llevada a cabo por el general Julio Argentino Roca.
Homenajes
Día del Maestro
En 1943 durante la primera Conferencia Interamericana de Educación, reunida en Panamá, estableció como Día Panamericano del Maestro en las Américas al 11 de septiembre en homenaje al fallecimiento de Sarmiento:
“Considerando: que es actividad fundamental de la Escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción debidas al maestro de la escuela primaria, que su abnegación y sacrificio guía los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos; que ninguna fecha ha des ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, el año 1888, el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento.”
Casa Museo Sarmiento
En la Casa Museo Sarmiento en la localidad de Tigre, en la Provincia de Buenos Aires, que se encuentra situada sobre el Río Sarmiento, habitó el ex-presidente.
En 1966, un decreto del Presidente Arturo Umberto Illia la declaró Monumento Histórico Nacional. En 1989 fue declarada Monumento Histórico Provincial.
Funciona como museo y biblioteca.
Monumentos
Muchos monumentos se han levantado en su honor, tanto en Argentina como en el exterior, entre ellos sobresalen el Monumento a Sarmiento ubicado en el Parque Tres de Febrero, en Buenos Aires, estatua en bronce realizada por el célebre escultor francés Auguste Rodin y el conocido altorrelieve Ofrenda floral a Sarmiento, obra del francés Émile Peynot, en El Rosedal de Buenos Aires.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Faustino_Sarmiento