El vocabulario de la pobreza

En esta época de tanta incertidumbre y desorden mundial, el vocabulario de la pobreza se ha metido en  nuestras conversaciones diarias, nos habla al oído y nos genera un actuar particular no deseado. Para no arraigarse, deberíamos erradicar para siempre algunas expresiones de nuestro vocabulario y en el de nuestros hijos.

Entre ellas las palabras “TRATARÉ”  y  “ EN LA LUCHA”

“VOY A TRATAR O TRATARÉ” es una expresión muy usada por todos nosotros (es como fracasar en el intento).  Alguien decía: “estamos cansados de los TRATADISTAS, se precisa gente que lo haga”.  Es tan simple decir:  ¡Lo haré! y si no puedes o no quieres hacerlo , sencillamente ¡No lo haré!.

El mundo no se viene  abajo, sigue su curso de todas maneras. No pruebes suerte, no lo hagas “para ver”  cómo te va. Así que cada vez que dices “voy a tratar”, estás acostumbrando a tu mente a “intentar” a “negociar”, no a poner todo el esfuerzo en hacerlo.

Cuando “tratamos”, añadimos un esfuerzo adicional y un análisis que sobre-estimula el cerebro, creando confusión, tanto en los patrones de movimientos innatos, como en los aprendidos. No podemos cambiar nuestros patrones de movimientos solamente con esfuerzo mental, eso nos lleva a deducir que no podemos hacerlo bien o a desistir. Cuando nos desconectamos de la experiencia de “hacer lo mejor posible” podemos entrar en un estado de estrés crónico, comenzamos a depender de esfuerzos que incrementan la velocidad, la tensión o la urgencia a nuestras acciones. Por lo general cuando “tratamos” nos aceleramos, incapaces de parar y pensar, (este estado denominados sobre-enfoque).

Cuando nos sentimos frustrados de tanto “tratar” somos incapaces de movernos y pensar al mismo tiempo (este estado denominamos sub-enfoque)

En todas las ocasiones en que sencillamente “hacemos lo mejor posible”, experimentamos un estado de tranquilidad y congruencia. Nuestro cerebro y patrones de movimientos respaldan el aprendizaje, nos relajamos, bien sea durante el proceso de “conseguirlo” o bien sea porque sabemos que ya lo hemos conseguido. Cuando hacemos lo mejor posible, iniciamos cada situación sin juicio, expectativas o comparaciones con otros fracasos o éxitos pasados. Simplemente somos quienes somos, haciendo lo que hacemos…

Muchas veces cuando creemos que algo requiere mucho esfuerzo para conseguirlo, lanzamos un “trataré”, mecanismo de defensa emocional anticipatorio de un posible resultado adverso, de esa manera si el resultado no es el esperado, tendremos una excusa (inconsciente) para conformarnos y no sentirnos frustrados, ya que nos hemos anticipado con un “voy a tratar”.

Uno no trata de tomar un vaso de agua, lo toma o no, realizando la acción tanto física como intencional, independientemente del resultado final.

Cuando nuestra mente (que necesita una orden clara y concreta) escucha un “trataré”, va a realizar cada acción con la intención de “tratar de hacerlo”, no de “hacerlo”, predisponiéndonos de una manera poco eficaz a conseguir nuestros objetivos.

¡No negocies con tu mente, dale las órdenes precisas y obedecerá!.

La otra palabra del vocabulario de la pobreza es “En la lucha”, respuesta típica en muchas personas, cuando le preguntan “¿Cómo estás”. “Aquí en la lucha”.

No te das cuenta  que tu afirmación inconsciente está creando en tu vida la sensación de “lucha”, de ir contra lo difícil, contra obstáculos,  lo cual experimentamos día a día sintiendo en realidad que luchas contra muchos para poder conseguir lo que quieres.

Cuando tu mente interpreta que estás en la lucha (porque es la orden que verbalizas) se genera una respuesta química (adrenalina, cortisol), que son los mismos neurotransmisores que se generan y predispone al cuerpo para una situación estresante de vida o muerte, o bien dicho de “lucha”, inhibiendo el procesamiento lógico y racional del lóbulo pre frontal de nuestro cerebro (encargado del pensamiento lógico para resolver de una manera racional las situaciones adversas)

Como el ser humano está compuesto de tres áreas, el cuerpo, las emoción y el lenguaje,  estos trabajan de manera coherente entre sí, por eso como hablamos actuamos y nuestro sistema se alinea con nuestras emociones y  nuestro cuerpo listo para luchar y enfrentar a los enemigos inexistentes de nuestras palabras.

En lugar de eso, podrías crear otra afirmación que recree otro escenario en tu día a día para predisponer tu sistema a resolver los conflictos de la mejor manera.

Ahora que conoces el poder del vocabulario de la pobreza, ¿vas a modificarlo o vas a tratár de modificarlo?

Malvina Mierez – Ricardo Labrone: Neuro-Entrenadores de Grupo Ciemec

(@grupo.ciemec)