Una cosa ha quedado clara después de la primera carrera de monoplazas autónomos: la Fórmula 1 no corre peligro

Una cosa ha quedado clara después de la primera carrera de monoplazas autónomos: la Fórmula 1 no corre peligro

Se ha disputado la primera carrera de monoplazas autónomos, la A2RL. En este artículo echamos un vistazo a los coches y al equipo. ¿Sorprendido? Te lo contamos.

El Circuito de Yas Marina ha acogido este fin de semana a la A2RL, la primera carrera mundial de coches 100% autónomos. Este circuito se preparó para acoger a 10.000 personas que siguieron en vivo y en directo la carrera, al mismo tiempo que se transmitió vía streaming. Por esto mismo, vamos a prestar especial atención a dos aspectos clave de la competición: el coche y los equipos que lo respaldan.

Un primer vistazo al EAV24 

Cada competidor de la Abu Dhabi Autonomous Racing League empieza con el mismo vehículo: un coche Dallara de Super Fórmula. El coche, en su forma original, se utiliza en la Super Fórmula japonesa pero, para competir en esta categoría, ha sufrido algunas modificaciones

EAV24
EAV24

Se ha construido a medida para hacerlo apto para una conducción totalmente autónoma, y se conoce bajo el nombre de EAV24. Fuera de la Fórmula 1, el Dallara es el coche de carreras open wheel más rápido del mundo. 

Su carrocería se compone por materiales sostenibles. Mezcla carbono y lino, un material natural que comparte propiedades de ligereza y rigidez con la fibra de carbono tradicional, procedente de la empresa suiza Bcomp. De hecho, se ha diseñado así para ayudar al coche a cortar el aire de forma limpia, generar carga aerodinámica para facilitar su paso por curva y, por supuesto, para que tenga un diseño llamativo. 

En la parte delantera y trasera, la suspensión pushrod de última generación y los amortiguadores adaptativos garantizan un paso por curva lo más plano y rápido posible. Al igual que la carrocería, la configuración de la suspensión se ha diseñado para que ocupe el mínimo espacio y sea tan ligera como permita la normativa.

El coche monta un motor de combustión interna turboalimentado de cuatro cilindros y 2,0 litros (A2RL no es una competición de eléctricos) que produce unos potentes 550 CV. Esa potencia se envía a las ruedas traseras, a través de una caja de cambios de seis velocidades.

Es un coche de carreras de arriba a abajo, tal y como explica el Dr. Tom McCarthy, director ejecutivo del Grupo ASPIRE, la organización que gestiona el A2RL: 

«Queremos crear dramatismo y emoción, y con el EVA24 lo hemos conseguido. Está basado en uno de los mejores coches de carreras del mundo, suena increíble y es muy rápido. Con eso como base, tenemos el lienzo perfecto para nuestro objetivo: carreras extremas totalmente autónomas. Vengan por el coche, quédense por el espectáculo tecnológico«. 

La importancia del software

Los coches de la competición A2RL no necesitan de la presencia de un conductor, sino que presentan una pila autónoma. Utiliza sensores, ordenadores, cámaras de 360 grados y tecnología LiDAR para escanear la pista y cualquier otra cosa que haya en ella. 

La combinación de tecnologías trabaja en armonía no sólo para ir lo más rápido posible de forma segura, sino para adelantarse a sus competidores. El hardware es sólo la mitad de la historia. Los coches se construyen siguiendo una especificación estándar, y es que su hardware es el mismo para todos los competidores.

En este sentido, son los equipos los responsables de crear un software que utilice la tecnología avanzada de la forma más eficiente posible. Su aportación permite que el controlador, el LiDAR y el planificador del coche se muevan, vean y decidan mejor que el resto de coches de la parrilla

El equilibrio entre hardware y software sólo puede desarrollarlo un humano. Es decir, pese a que estos coches no tengan conductor, sí tienen una mano de obra humana. Los equipos, procedentes de los Emiratos Árabes Unidos, China, Singapur, Alemania, Hungría, Italia y Estados Unidos, cuentan con algunos de los mejores ingenieros y técnicos del mundo. 

De hecho, esta competición también cuenta con la participación de las universidades más prestigiosas, debido a que han sumado sus planes de estudios en robótica e informática a esta categoría. Así como también Daniil Kvyat, expiloto de la F1, ha sido el piloto, digamos, humano, que se ha enfrentado al coche autónomo. 

El expiloto ruso se puso a los mandos del Dallara SF23, que monta un motor turbo de 2.0 litros y genera un total de 550 CV de potencia. Asimismo, cabe resaltar que este monoplaza también tiene su presencia en la Super Fórmula japonesa

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