La pelota se manchó por Roberto Butula

Aquella máxima maradoniana sobre la impecabilidad de la bola emblemática de la pasión de multitudes, ha sido destruída para siempre por los 40 millones de “inadaptados de siempre”.

Esos “inadaptados de siempre” que tenemos la osadía de buscar en el fútbol un poco de arte, lo que se pueda de destreza  deportiva y mucho de emoción,  seguimos dispuestos a pagar el precio que implica convertirnos en cómplices de los verdaderos “inadaptados de siempre” que forman parte de esa banda integrada por políticos, dirigentes, policías, jugadores, periodistas funcionales a la organización delictiva y las llamadas “barras bravas” que no son otra cosa que el escondite de cobardes individualidades mimetizadas con la impunidad.
 
El atentado cometido contra el fútbol en la cancha de Boca es absolutamente repudiable, tanto como las actitudes de todos los actores de esta lamentable escena.
Nadie estuvo a la altura de las circunstancias. Nadie.
 
Y tampoco nadie reparó en que la muerte de Emanuel Ortega, el jugador de San Martín de Burzaco por cuyo luto este fin de semana no hay fútbol, se produjo porque había un muro en un lugar de la cancha que sólo a un corrupto estúpido se le ocurre construir.
 
Los 40 millones de “inadaptados de siempre”  tampoco estaremos a la altura de las circunstancias, si no nos ponemos a pensar de una buena vez y con seriedad, en que hay  que castigar a esa banda de delincuentes negándole las posibilidades de seguir recaudando fortunas incalculables siempre a costa de los que más sacrificios hacen.

Hay que dejarlos solos, con las canchas vacías, no compremos más mercadería podrida.
Si no estamos dispuestos a hacer este sacrificio, entonces también moriremos por un golpe en la cabeza contra el muro de la ignorancia.

Por ROBERTO BUTULA
22/5/2015