Extracto de «El poder está dentro de tí» por Louise L. Hay

Piensa en tu mente como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que en el haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente. 

Al principio no se ve que suceda gran cosa. Pero tu no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenan de flores. Lo mismo sucede en tu mente: tu seleccionas los pensamientos que vas a cuidar, y si tienes paciencia, verás como crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas. 
Todos cometemos errores. Es normal equivocarse cuando se esta aprendiendo. Como ya he dicho, son muchas las personas que padecen de perfeccionismo. No se dan ni una sola oportunidad de aprender algo nuevo porque si no lo hacen a la perfección en los tres primeros minutos, ya suponen que no sirven. Cualquier cosa que decidas aprender requiere tiempo. Cuando uno comienza a hacer algo que nunca ha hecho, generalmente lo encuentra algo raro. Para que veas lo que quiero decir, tómate de las manos. No hay ninguna forma correcta o incorrecta de hacerlo. Tomate las manos y observa que dedo pulgar queda encima. Ahora separa las manos y vuelva a tomarlas, esta vez con el Otro dedo pulgar encima. Probablemente te parecerá extraño, raro, incluso incorrecto. Tomate de nuevo como la primera vez, luego cambia, vuelve a tomarlas como la segunda vez y déjalas así. Que te parece? 
No tan raro. No tan mal. Ya te estas acostumbrando. Tal vez puedas aprender a tomártelas de las dos maneras sin sentir extrañeza. 
Lo mismo sucede cuando hacemos algo de una forma nueva. Puede parecernos diferente e inmediatamente la juzgamos. Sin embargo, con un poco de práctica se nos hace normal y natural, No vamos a amarnos a nosotros mismos totalmente en un solo día, pero podemos amarnos un poco mas cada día. Si cada día nos damos un poquitín mas de amor, dentro de dos o tres meses habremos progresado bastante en nuestro amor propio. 
Asi pues, las equivocaciones son nuestros peldaños. Son muy valiosas porque son nuestras maestras. No te castigues por cometer un error. Si estas dispuesto a utilizarlo para aprender y crecer, entonces te servirá como un peldaño hacia la realización total en tu vida. Algunos llevamos bastante tiempo trabajando en nosotros mismos, y nos preguntamos por que aun nos siguen reapareciendo problemas. Es necesario que continuemos reforzando lo que sabemos, que no nos resistamos agarrándonos la cabeza y exclamando: De que me sirve?. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo tenemos que ser dulces y cariñosos con nosotros mismos. Recuerda el jardín de que hablábamos hace un momento. Cuando aparezca una mala hierba negativa, arráncala cuanto antes. 
Amarse a uno mismo no tiene nada que ver con sentimentalismos ni cursilerias. Se trata de un asunto bastante mas serio. Al hablar de amor, nos referimos a los pensamientos, palabras, actitudes y comportamientos que nos profesamos a nosotros mismos. Asi, amarnos es sinónimo de escucharnos, atendernos, aceptarnos, respetarnos, valorarnos y, en definitiva, ser amables con nosotros en cada momento y frente a cualquier situación. 
El primer paso para amarnos consiste en conocernos, comprendiendo como funcionamos para diferenciar lo que deseamos de lo que verdaderamente necesitamos para ser felices. Y aunque en un primer momento lo parezca, este proceso de autoconocimiento no es un fin en si mismo. Es el medio que nos permite adueñarnos de nuestra mente, superando a través de la aceptación y el amor nuestros miedos, complejos y frustraciones. 
Emocionalmente hablando, solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro corazón. Si no aprendemos a ser felices de forma autónoma e independiente, es imposible que podamos ser cómplices de la felicidad de las personas que nos rodean. No en vano, al vivir tiranizados por nuestras carencias, nos relacionamos desde la escasez, pendientes de que los demás nos den eso que no hemos sabido darnos. Por el contrario, al conectar con nuestra fuente interna de bienestar y dicha, entramos en la vida de los demás desde la abundancia, ofreciéndoles lo mejor de nosotros sin necesitar ni esperar nada a cambio. 
«La vida te trata tal y como tu te tratas a ti mismo» 
Louise L. Hay

Louise L. Hay (n. Los Ángeles, 8 de octubre de 1926) es una escritora y oradora estadounidense. Es una de las figuras más representativas del movimiento Nueva Era, como así también una precursora de los libros de autoayuda. Inicialmente una modelo, en 1974 publicó su primer libro, Cure su cuerpo, que lleva vendidos un millón de ejemplares en trece países. Fundó un instituto de enseñanza, una fundación y Hay House, una popular editorial estadounidense, la cual ha publicado varios trabajos de autores como Deepak Chopra, Wayne Dyer y Esther y Jerry Hicks entre otros.
En 1976, difundió Sana tu cuerpo, un panfleto que contenía un listado de las principales enfermedades y su probable causa psicosomática. Esta lista fue ampliada y extendida en su libro oficial Usted puede sanar su vida (1984), que el 23 de febrero de 2008 seguía en las listas de superventas de Estados Unidos.1 Difundió programas de terapias alternativas y colaboró activamente con la gente afectada por el Sida. Su experiencia de vida —fue abusada sexualmente durante su infancia y logró sobreponerse a un cáncer aparentemente terminal— la llevó a efectuar múltiples conferencias, seminarios y apariciones públicas, ofreciendo consejos prácticos para combatir los temores y las causas de los malestares de la gente.
Biografía
Primeros años
Louise L. Hay nació en Los Ángeles, California, el 8 de octubre de 1926. Sus padres se divorciaron cuando ella apenas contaba con un año y medio.2 A partir de ese momento, la madre de Hay debió desempeñarse como empleada doméstica para mantener su hogar, y su hija quedó a cargo de una familia amiga.2 Posteriormente, su madre volvió a contraer matrimonio con un hombre violento criado en Europa y tuvo otra hija. Cuando Hay cumplió cinco años, habiendo ya sobrevenido la depresión de 1930, fue violada por un vecino alcohólico.3 El hombre recibió 15 años de prisión, y Hay luego recordaría: «… como a mí me repitieron insistentemente que «la culpa era mía», me pasé muchos años temiendo que cuando lo dejaran en libertad vendría a vengarse de mí por haber tenido la maldad de enviarlo a la cárcel».3
Cuando cumplió 10 años, su padrastro, que solía maltratarla físicamente, empezó a abusar sexualmente de ella. Con 15 años de edad, Hay decidió escaparse de su casa y comenzó a trabajar como camarera, trabajo que calificó como «más llevadero» que todo lo que había pedecido anteriormente.4 Necesitada de cariño, se entregaba sexualmente a aquel que le demostrara un poco de atención, motivo por el cual quedó embarazada con 16 años y, al dar a luz, dio en adopción a su hija a una pareja que no tenía hijos. Nunca más volvió a saber nada de ella.4 Tiempo después, en 1950, regresó a su casa y se llevó consigo a su madre, a quien le buscó un empleo como encargada de la limpieza en un pequeño hotel.4
Vida en Chicago
Luego, se asentó con una amiga en Chicago, donde cumplió labores domésticas. Finalmente, comenzó a trabajar como modelo de alta costura en Nueva York.5 Ahí, tuvo éxito trabajando para Bill Blass, Oleg Cassini y Trigère Pauline.
Mientras incursionaba en la industria de la moda, conoció a un empresario inglés, Andrew Hay, con el que se casó en 1954. Lo definió como un «caballero encantador y educado».5 Con él, viajó alrededor de todo el mundo pero en 1968, luego de 14 años de matrimonio, su esposo la abandonó por otra mujer. «Fue precisamente cuando yo estaba empezando a creer que las cosas buenas podían ser duraderas. Sí, fue un golpe aplastante. Pero el tiempo pasa, y sobreviví», relató.5
Comienzos en las prácticas espirituales y diagnóstico del cáncer
En 1970, para sobrellevar su baja autoestima, comenzó a inclinarse a prácticas espirituales tales como la meditación trascendental y empezó a asistir a los servicios dominicales, las reuniones y las clases de la Iglesia Ciencia de la Mente (la Iglesia de la Ciencia Religiosa). Fue allí donde escuchó por primera vez que los pensamientos y las palabras son «creadoras de nuestra vida», que cada uno es responsable de sus propias experiencias y que puede cambiar su vida si modifica su modo de pensar, escogiendo y prestando atención a las palabras que utiliza.6 Dos años después, se convirtió en ministro y en una oradora popular de la iglesia. Además, estudió durante seis meses en la Maharishi’s International University, en Fairfiel, Iowa.6
De regreso a Nueva York, continuó con los cursos de formación de sanadores en su iglesia, y participó activamente en sus actividades sociales. Varios años después, fijándose en las dolencias y problemas de sus clientes, comenzó a relacionar y estudiar las causas psicológicas y espirituales de las enfermedades, confeccionó una guía referencial detallando las causas mentales de las dolencias físicas basándose en los estudios realizados de sus clientes y desarrolló pautas de pensamiento positivas para revertir la enfermedad. Fue así como en 1976 publicó Sane su cuerpo, una lista de causas metafísicas de enfermedades físicas. A partir de entonces, comenzó a dar conferencias y clases.6 Hay aseguró, al igual que todos sus pares, que la aceptación hacia uno mismo resuelve cualquier tipo de problema. Incluso, comprobó que cuando conseguía que sus clientes comenzaran a amarse, apreciarse y respetarse de verdad, prácticamente el problema por el que habían acudido a ella desaparecía.7 Más tarde comenzó a viajar por Estados Unidos, dando conferencias y facilitando talleres sobre amarse a uno mismo y sanar nuestras vidas, basados en la idea de que cada persona tiene la posibilidad de revelar su potencial ilimitado, sus recursos internos y con ellos acrecentar su bienestar, el cual se logra integrando los cuatro ámbitos esenciales del ser humano: el físico, el emocional, el intelectual y el espiritual.8
Posteriormente, Hay fue diagnosticada con un cáncer de útero. «Como a cualquiera que acaban de dicrle que tiene cáncer, fui presa de un pánico total», dijo.6 Hay relató que, en su opinión, el cáncer solamente era la manifestación externa de un profundo resentimiento que «devoraba» el cuerpo. Decidió no operarse ni someterse a ningún tratamiento médico y convenció a su médico para posponer la operación durante tres meses, el cual accedió dudoso.9 Hay efectuó la reflejoterapia y la terapia del colon, hizo una dieta específica para limpiar el organismo de todas las toxinas por la mala alimentación que llevaba y acudió a un psicoterapeuta especialista en expresar la rabia.9 Averiguó cómo había sido el pasado de sus padres —Hay consideraba que todos somos, en realidad, «víctimas de víctimas»— y descubrió que ellos también habían sido maltratados de pequeños, por lo que trabajó en el perdón para liberarse del resentimiento que albergaba hacia las personas que abusaron de ella y la maltrataron de pequeña, especialmente a su padrastro y su madre, hasta que pudo sentir compasión por ellos.10
La palabra «incurable», tan aterradora para tantas personas, para mí significa que esa dolencia, la que fuere, no se puede curar por medios externos, y que para encontrarle curación debemos ir hacia adentro. Si yo me hacía operar para librarme del cáncer, pero no me liberaba del modelo mental que lo había creado, los médicos no harían otra cosa que seguir cortándole pedazos a Louise hasta que ya no les quedara más Louise para cortar. Y esa idea no me gustaba.
Louise Hay6
Seis meses después de empezar su propia curación, el médico le confirmó que el cáncer había desaparecido completamente, sin haber recibido tratamiento de quimioterapia o cirugía.10
Regreso a California y continuación de su carrera literaria
Cuando se recuperó en 1980, Louise Hay dejó Nueva York para regresar a su lugar natal, California, donde continúa ayudando gente con sus métodos desarrollados a través de su experiencia. Ahí, inesperadamente, debió hacerse cargo de su madre de entonces noventa años, con severos problemas en la visión y casi sorda, que se había fracturado la espalda luego de una caída. Su hermana, por su parte, también padecía problemas de espalda.11 «Mi madre no había sido capaz de protegerme cuando yo era niña, pero ahora yo podía, y quería, cuidar de ella. Mi madre… está cada vez más fuerte y flexible. Le encargué un audífono… también conseguí convencerla de que se operase las cataratas en un ojo, y ¡qué júbilo fue para ella volver a ver, y para nosotras volver a ver el mundo con sus ojos!», relató en el otoño de 1984.12
En 1984 publicó uno de sus libros más relevantes, Usted puede sanar su vida. En él, Hay explicó como es posible sanar nuestro cuerpo y nuestro espíritu cambiando nuestras creencias limitantes. El Dr. Bernie Siegel lo definió como «un libro excelente para reestructurar nuestra vida y alcanzar la autoestima y el amor propio». Usted puede sanar su vida alcanzó la lista de best-sellers del New York Times y se mantuvo durante 12 semanas consecutivas. Se han vendido más de tres millones de copias en 30 países a lo largo de todo el mundo.13
Gracias al éxito de su libro, fundó su propia editorial, Hay House.14 Los autores de Hay House incluyen a Wayne Dyer, Barbara De Angelis, Joan Borysenko, Bernie Siegel, Susan Jeffers, Alan Cohen y Stuart Wilde, entre otros. También estableció la Fundación Hay15 y el Fondo de Caridad de Louise Hay, organizaciones sin fines de lucro que apoyan a entidades diversas, incluyendo aquellas relacionadas con el Sida, las mujeres maltratadas y otros individuos desventajados de la sociedad. En 1985, Hay comenzó su grupo de ayuda, «Hay Rides»,16 con seis hombres diagnosticados con Sida. Alrededor de 1988, el grupo realizaba reuniones semanales con 800 personas y se había mudado a un auditorio en Santa Mónica. Fue durante este tiempo que escribió el libro SIDA: Un acercamiento positivo, basado en sus experiencias con este grupo.14
El mensaje de sanación de Louise Hay fue motivo de muchos artículos de periódicos y revistas. Ha aparecido en televisión en todo el mundo y su columna mensual, Querida Louise, apareció en más de 50 publicaciones en todo Estados Unidos, Canadá, Australia, España y Argentina. Incluso, los medios australianos se refirieron a ella como «lo más parecido a un santo en vida».14
En 2008, cuand Hay contaba con 81 años, se estrenó la película Usted puede sanar su vida. En palabras de Hay, «es la historia de mi vida, mis enseñanzas, y cómo he aplicado los principios de mis enseñanzas a mi vida». El filme contó con la participación de Gregg Braden, Wayne Dyer, Gay Hendricks, Doreen Virtue y Esther y Jerry Hicks. Además, fue dirigida por el ganador del premio Emmy Michael Goorjian.17
En septiembre de 2011, Hay y Cheryl Richardson publicaron su libro Usted puede crear una vida excepcional. En la actualidad, además de ofrecer conferencias, Hay disfruta de la pintura, la jardinería y el baile en su casa de San Diego cuando no viaja.14
Bibliografía parcial
Usted puede sanar su vida (1984)
Sana tu cuerpo (1988)
El poder está dentro de ti (1991)
Meditaciones para sanar tu vida (1994)
¡Vivir! (1995)
Sabiduría Interior (2000)
Tu puedes crear una vida excepcional (2012)
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Louise_Hay