Argentina: Un país inviable – Por Ale Ramírez

Argentina: Un país inviable – Por Ale Ramírez

Cuando digo esta frase de mi autoría en alguna reunión de amigos (todos con barbijos, respetando la distancia social y al aire libre), muchos me miran asombrados, otros tantos comienzan a pensar, y la gran mayoría asiente rápidamente.

Algo similar ocurre cuando esgrimo esta frase en mis comentarios en las redes sociales o chat y foros de WhatsApp.
Y debo aclarar, que cuando hablo de Argentina, no me estoy refiriendo al territorio nacional, ni a su naturaleza, ni a su clima, ni a nada por el estilo.
Cuando hablo de Argentina, hablo de ese todo tan particular de un país ecléctico, lleno de gente de variadas culturas y que viene transitando –desde hace más de 70 años- por un camino sinuoso, escarpado, lleno de baches y muy mal señalizado.
Al buscar el significado de Inviable en algún diccionario de la lengua española, nos encontramos con dos definiciones, que al menos a mí, me han ayudado a entender un poco más, este concepto:
1- Que no puede ocurrir o ser realizado.
2- Que está en tan malas condiciones que resulta difícil o imposible recorrerlo o transitar por él. (por ejemplo, un camino)
Y la gran pregunta que algunos me hacen es, en que baso mi temeraria definición sobre la actual Argentina.
Antes hablaba de los desatinos que venimos viviendo en los últimos 70 años. Y quiero ser claro. Los últimos 21 años, quizás fueron los peores. Pero podríamos sentenciar, y sin equivocarnos, que desde el año 1945 a estos días, los políticos, funcionarios, empresarios y aquellos que tuvieron cierto poder de tomar decisiones importantes que influyeran en la vida de la gente, fueron de lo peor. Fueron detestables.
Y el transcurrir de estos gobiernos, democráticos y de los otros, fueron generando cicatrices que marcaron el actual rumbo de nuestro bendito (¿) país.
Dentro de la “inviabilidad” a la que me refiero, no tan sólo está la economía.
Rápidamente, podemos destacar que Argentina es un país donde viven 46 millones de personas, de las cuales 12 millones cobran algún tipo de subsidio del estado, 4 millones cobran jubilaciones y/o pensiones sin haber aportado un peso, 4.000.000 personas trabajan directa e indirectamente para el Estado y donde tan sólo 9 millones de personas, somos los que trabajamos y pagamos impuestos. (*)
Podemos hacer las cuentas que quieran. Sumar, restar, dividir y multiplicar, y verán que un país con esta estructura social, ES TOTALMENTE INVIABLE.
Sin considerar todos los demás problemas económicos que tenemos, como es la inflación galopante, la desmedida emisión monetaria, el antidemocrático cepo cambiario, los injustos subsidios a las empresas de servicios y al transporte, la astronómica deuda pública, la insaciable presión tributaria, la inmanejable corrupción de los diferentes estadíos del Estado, etc.
Todo esto, relacionado frontalmente a lo económico.
Pero la Argentina, se viene degradando en otros sentidos, quizás mucho más importantes, para el normal y sano desarrollo de una sociedad moderna.
En nuestro país, se ha perdido el sentido común, la moral y la ética.
Ya sé. Muchos me dirán, al mejor estilo de Alejandro Fantino: “Pará, pará, pará”. Yo no soy así como vos decís. Yo tengo esos tres principios que acabás de enumerar.
Es correcto. No es bueno generalizar hechos y circunstancias, más cuando hablamos de poblaciones. Pero consideremos, que, al actual Gobierno, lo votó el 50% de la población argentina.
SI, EL 50%.
Y el actual gobierno es un muestrario de colección de todo lo malo, de todo lo peor, de todo lo ominoso, que ocurre en nuestro país.
Y lamentablemente, vemos como todos los días, diferentes hechos cotidianos, me dan la razón.
Cada vez más gente no quiere trabajar o hacer lo menos posible, Pero eso sí. Quieren cobrar un sueldo y ganar dinero, sin ninguna contrapartida.
Todos quieren tener lo que los demás tienen.
Todos reclaman sus derechos sin considerar cumplir con sus obligaciones.
¿Quién no ha ido a hacer un trámite a alguna dependencia pública, municipio, u organismo oficial, y encontrarse con la situación de que, si uno no abona un “peaje”, los trámites no salen o se traban “in aetérnum”?
Les voy a contar una anécdota que ocurrió tan sólo 15 días atrás, que me servirá para graficar el gran lío en que nos han metido.
En San isidro, barrio del norte de Buenos Aires, un niño fue a visitar a un amiguito. Llegó en bicicleta, se bajó a entregar algo y dejo la bici apoyada en el frente de la casa, por alrededor de 10 minutos.
Al salir, la bicicleta no estaba. Había sido robada.

     Ale Ramírez

Cuando salieron del estupor y la consabida conmoción que genera este tipo de hechos en los niños, la madre, dueña de la casa, le comenta lo ocurrido a la señora que le ayuda con las tareas domésticas, en ese domicilio.
Esta señora vive en el barrio de La Matanza, en el profundo conurbano bonaerense.
Al escuchar el relato de lo ocurrido, esta mujer, se sorprende por lo que pasó, pero comenta: “Pero la bicicleta estaba apoyada en la pared en la calle. Esa bicicleta era de nadie. Por eso se la llevaron”.
La dueña de casa, sin entender muy bien lo que le decía, volvió a consultar. Y la señora que vive en La Matanza dijo: “En mi barrio, si alguien deja la silla en la puerta, o un mate y el termo, o una pelota, el que pasa se lo lleva, porque eso es de nadie”.
Fin del relato.
Cada uno sacará sus conclusiones.
Pero me atrevo a decir, que en la Argentina tenemos graves inconvenientes de pérdida de principios de todo tipo, falta de cultura, poca educación, falta de respeto por nuestra historia y nuestras tradiciones, falta de respeto a las autoridades, a los mayores, a los que pueden llegar a enseñarnos algo.
Hace 80 años que, en nuestro país, las cosas no se están haciendo bien.
Hoy todos lo estamos sufriendo.
Hoy todos lo estamos pagando.
Quizás llegó el momento de comenzar a hacer cosas diferentes.
El tema es, ¿nos dejarán?
Y les voy a hacer una confesión: No saben cómo me gustaría, que mi afirmación del título, esté totalmente equivocada.

Ale Ramírez
Periodista.

(*) Las cifras enunciadas son aproximadas.