Caminante de Ale Ramírez

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Así versa el famoso poema del autor español Antonio Machado.
Que quizás se hizo más conocido aún, en la década del 70, por la canción de Joan Manuel Serrat.
Todos somos grandes caminantes de nuestras vidas.
Desde que comenzamos a dar esos primeros dudosos e inestables pasos, hacia los protectores y seguros brazos de nuestra madre o padre.
Hasta llegar a estos días, nos damos cuenta que hemos recorrido mucho camino, mucho sendero, mucha ruta, mucho derrotero.
Y ese andar nos lleva a muchos lugares.
Tenemos caminatas maravillosas, de andar tranquilo, buscando llegar a lugares que nos reconforten.
Caminos a los brazos de nuestra madre, al abrazo de nuestra persona amada, a nuestro hogar, a nuestro merecido descanso, a nuestros hijos, hacia la felicidad.
Están las otras caminatas, que, si nos dan a elegir, trataríamos de no realizarlas.
Hacia un sanatorio porque alguien tuvo un accidente, hacia la casa de un amigo, que sufrió la peor pérdida, hacia una casa velatoria o a un cementerio, hacia la muerte misma.
Jugando con la imaginación, pensaba que si nos dieran un peso por cada paso que realizamos en nuestras vidas, llegaríamos a la vejez, con mucho dinero guardado.
¿Para qué nos serviría?
¿Guardarlo?
Yo lo hubiera ido gastando después de cada larga caminata.
Hagamos algo juntos.
Te propongo que cierres los ojos, y pienses que caminatas recordás en este momento.
Una playa lejana, con el sol acariciándote las mejillas.
En un pasillo de la Universidad, cuando ibas a dar el último final, para poder recibirte.
Al llegar al sanatorio, donde tu mujer está internada, a punto de dar a luz a tú primer hijo.
Cuando entraste a esa oficina, para comenzar a trabajar en tú primer trabajo.
Cuando volvías a tu casa, luego de haberle robado el primer beso a tu novia de la adolescencia.
Cuando llegabas a la casa materna, para compartir esos hermosos almuerzos, de ravioles caseros con salsa, bien cargada de pedazos de carne.
Del primer partido de fútbol, en compañía de papá y el tío jodón, o casualidad, soltero él.
El llegar a la casa de la abuela, para disfrutar vos sólo, de las impresionantes milanesas con papas fritas.
Y habrá muchas más imágenes en nuestras mentes, recordando lugares, situaciones, aromas y sentimientos.
Yo soy caminante.
Mi vida tiene un largo camino recorrido.
Y quiero seguir caminando.
Espero, que Dios me dé la oportunidad de transitar todavía, muchos caminos, senderos, trayectos, derroteros.
No le temo al estado de esos caminos.
Ya anduve por los buenos, los asfaltados, los lisos, sin curvas violentas, bien delimitados, sin inconvenientes a la vista.
Y también transité los difíciles, los feos, los tristes, los que están llenos de obstáculos y problemas.
Pero siempre, llegué a mis destinos.
A veces lo tuve que hacer sólo.
La mayoría de las veces, lo hice acompañado.
Recorrer estos caminos, en compañía de alguien, es una hermosa vivencia.
Sé que compartiremos muchos kilómetros juntos.
Espero que sean caminos largos e interminables, para que podamos tener tiempo de mirarnos, hablar y compartir ese momento.

Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

De Ale Ramirez