Alzheimer

Alzheimer

La memoria se va deteriorando y existe una progresiva pérdida de las funciones intelectuales, con cambios de humor y alteración en el lenguaje.

Con un diagnóstico complicado, esta difícil y triste enfermedad nos puede sorprender a cualquiera. No existe un tratamiento específico, pero se puede aliviar los síntomas y proteger a quien lo sufre. Sin temores, leamos toda la información.

DESCRIPCIÓN:

Es el deterioro progresivo de las funciones mentales como consecuencia de cambios que sufre el tejido cerebral e independientemente de los problemas vasculares que causan trastornos en la irrigación. Se produce una atrofia en los tejidos cerebrales y un agrandamiento de los ventrículos del cerebro.

CAUSAS:

Diversos factores desempeñan un papel importante en el desarrollo:
· Factores neuroquímicos: deficiencia de sustancias por las cuales se transmite el impulso nervioso entre las neuronas (neurotransmisores) tales como acetilcolina, somatostatina, sustancia P y noradrenalina.
· Factores ambientales: implican la exposición a aluminio, manganeso y otras sustancias.
· Factores infecciosos: infecciones cerebrales y de médula espinal causadas por priones (organismos similares a virus).
· Factor hereditario: en algunas familias (del 5 al 19% de los casos) existe una predisposición genética, pero ésta no sigue estrictamente las leyes mendelianas de la herencia. En familias con varios integrantes afectados por la enfermedad se ha encontrado una variación genética común a nivel del gen que produce la apolipoproteína E4.

SÍNTOMAS:

La memoria se va deteriorando y existe una progresiva pérdida de las funciones intelectuales. Puede haber también cambios de humor, exacerbación de ciertas facetas de la personalidad y alteración en el lenguaje. Hay apraxia, que es la incapacidad de realizar movimientos voluntarios y de usar objetos adecuadamente. Se presentan dificultades para hacer movimientos secuenciales que requieran habilidades previamente aprendidas, falta de atención, trastornos en el patrón del sueño (apnea del sueño), tendencia a divagar, pérdidas parciales de las nociones de tiempo y lugar, dificultad para nombrar objetos y para manejar conceptos abstractos como cifras.

DIAGNÓSTICO:

Generalmente, se hace estudiando la progresión de los síntomas y descartando otras posibles causas de demencia. El examen neuromuscular permite evaluar si la persona puede realizar movimientos coordinados básicos para actividades como comer o vestirse. También se examinan los reflejos, las capacidades de lenguaje y de cálculo. Se realizan estudios psicológicos, pruebas de sensaciones y de funciones cognitivas. En tomografías computadas de cabeza puede evidenciarse la atrofia de los lóbulos frontal o temporal del cerebro.

TRATAMIENTO:

Como no existe una cura específica, el tratamiento apunta a aliviar los síntomas y proteger al enfermo de los efectos que produce el deterioro de su condición. Para controlar comportamientos agresivos o peligrosos, pueden administrarse dosis muy bajas de antipsicóticos, carbamazepina, drogas que afectan la serotonina y estimulantes colinérgicos (como la tacrina). Se requiere un control permanente del enfermo, a fin de poder controlar sus comportamientos alterados o agresivos. En los comienzos de la enfermedad son útiles los carteles recordatorios, listas de rutinas y notas de las actividades diarias.