Río refuerza la seguridad para los turistas y descubren a narcos que llegaron de otras ciudades de Brasil para ayudar al Comando Vermelho

Río refuerza la seguridad para los turistas y descubren a narcos que llegaron de otras ciudades de Brasil para ayudar al Comando Vermelho

Desde este jueves hay un 40 por ciento más de policías en las calles de la ciudad. Entre los narcos detenidos el martes, hay criminales de otros estados que llegaron a Río de Janeiro para colaborar con las bandas locales.

Luciano trabaja en la zona más emblemática de la playa más emblemática de la ciudad más emblemática de Brasil. En Copacabana, justo enfrente del mítico Copacabana Palace -226 habitaciones y 146 suites en 11.000 metros cuadrados, donde se alojaron desde Walt Disney y Albert Einstein hasta la princesa Diana y Paul Mc Cartney- Luciano usa la magia de sus 42 años de carioca para ofrecer excursiones por tierra, mar o aire.

Luciano dice que el que quiera conocer Río de Janeiro debe ir con él. Los turistas van, pero ahora le preguntan si esos destinos son peligrosos.

El temor creció en las calles de Río y se palpa en un simple dato visual que transmite alivio e inquietud al mismo tiempo: desde este jueves hay más policía en las calles.

Tanta policía puede dar más seguridad, pero también más desconfianza. Hace crecer la idea de que algo puede pasar.

La zona de las playas -Copacabana, Ipanema, Leblón, Barra- está blindada.

Una de las hipótesis acerca de cómo puede seguir el conflicto es que los narcos tomen represalias públicas. Este supuesto -por ahora, no más que eso- se basa en que el principal líder del Comando Vermelho que fueron a buscar el martes en una operación policial que terminó con más de 120 muertos está prófugo.

Edgar Alves Andrade -o Doca, como lo conocen todos- puede vengarse de cualquier forma: está acusado de más de 100 homicidios.

El aumento de la presencia policial se ve claro en esas cuatro camionetas de la Policía Militar que llegan del conurbano de Río, entran por la autopista hacia el centro y enfilan hacia el comando central, en dirección a la zona de playas. Tres de las camionetas son cubiertas. En la única que tiene la caja abierta se cuentan 12 policías con uniformes militares y armas largas. Parecen un grupo de elite.

En la Avenida Atlántica se ve el paso de patrulleros más discreto, pero sobre las calles paralelas, a cuatro o cinco cuadras de la playa, casi no hay plaza o espacio público donde no haya un par de móviles estacionados encima.

La sensación visual tiene una confirmación administrativa.

El miércoles, después de que medio centenar de cadáveres aparecieran en la Sierra de la Misericordia para sumarse a los 62 muertos registrados el día anterior durante un operativo policial contra el temible Comando Vermelho, el coronel Marcelo de Menezes, secretario de la Policía Militar del Estado de Río de Janeiro, anunció una medida que tiene antecedentes argentinos: mandó a sumarse a los patrullajes en las calles a los agentes que hacían tareas administrativas en comisarías.

Así, de un día para el otro -de miércoles a jueves- los policías en las calles de Rio aumentaron, según el coronel Menezes, “más de un 40 por ciento”.
Policía Militar por las autopistas de Rio de Janeiro.

Foto Juano Tesone / enviado especial Policía Militar por las autopistas de Rio de Janeiro. Foto Juano Tesone / enviado especial

La Policía Militar tiene 40.000 efectivos en todo el estado, un tamaño equivalente a toda la Policía Federal argentina.

Está claro que la mayoría de los nuevos agentes en las calles fue a reforzar la presencia en las playas y las zonas turísticas.

Justo allí donde ahora caminan Marcela y Marina, dos porteñas que acaban de llegar con sus maridos para unas vacaciones de ocho días.

“La verdad que yo no quería venir, hasta ayer dudé… cuando una tiene hijos y todo, el temor siempre está, qué se yo, una ve las cosas en Buenos Aires y parece que va a ir a un lugar peligroso… pero ella me convenció”, dice Marcela a Clarín.

Ella es Marina, que ya conocía Río y le dijo a su amiga que en la zona turística hay seguridad. “Recién llegamos, pero yo veo todo normal”, se tranquiliza.

Un poco más allá, como promotora de un restorán italiano que queda casi sobre la arena, está Brenda, brasileña, de 25 años. “Yo veo que hay más seguridad ahora. Los turistas me dicen que tienen un poco de temor, pero aquí siempre sale que hay inseguridad y ahora hay más policía en la calle”.Un megaoperativo contra el grupo criminal Comando Vermelho en Río de Janeiro dejó más de 130 muertos y decenas de detenidos. Foto Juano Tesone / enviado especialUn megaoperativo contra el grupo criminal Comando Vermelho en Río de Janeiro dejó más de 130 muertos y decenas de detenidos. Foto Juano Tesone / enviado especial

Hay otro dato que apuntala el hecho de que Río levanta la guardia contra los narcos y busca reforzar la seguridad, una demanda social que además es bandera permanente del gobernador del estado, Claudio Castro, un adversario político del presidente Lula.

El dato es que una resolución municipal reciente autoriza a portar armas a los policias “rodoviarios” -policías de tránsito- y los que trabajan como guardianes en parques y plazas, algo que hasta hace muy poco tenían expresamente prohibido.

La seguridad volvió al centro de la agenda en Río de Janeiro e involucra al gobierno nacional, tras acusaciones cruzadas entre las autoridades del estado y las federales de no colaborar unos con los otros.Defensa civil de Río de Janeiro junto a los vecinos se ocupó del traslado de los cuerpos. Foto Juano Tesone / enviado especialDefensa civil de Río de Janeiro junto a los vecinos se ocupó del traslado de los cuerpos. Foto Juano Tesone / enviado especial

Hubo un esfuerzo del gobierno nacional por desvincularse del operativo policial en Río que terminó en un baño de sangre, acusando a los locales de no haberles avisado. De hecho, los 2.500 policías del Operativo Contención contra el Comando Vermelho fueron todos efectivos de Río de Janeiro, sin participación de ninguna fuerza nacional.

Pero ahora esa consigna está bajo revisión y puede traer consecuencias. Se cree que fuerzas federales sí sabían del operativo pero no lo habrían comunicado a sus autoridades políticas.

Esto puede ser un problema con posibilidades de crecer y extenderse, porque después del feroz enfrentamiento en la Sierra de la Misericordia quedó una pregunta flotando: ¿Sabían los narcos que la Policía preparaba un operativo especial para la madrugada del martes?La llamada Operación Contención fue una de las mayores intervenciones policiales en la historia reciente de Río de Janeiro. Foto Juano Tesone / enviado especialLa llamada Operación Contención fue una de las mayores intervenciones policiales en la historia reciente de Río de Janeiro. Foto Juano Tesone / enviado especial

Esa sospecha se basa en algunos hechos objetivos bastante claros.

Uno, que los combatientes del Comando Vermelho esperaron vestidos con uniforme de combate y camuflados en medio del monte, como en una guerrilla urbana. ¿Por qué lo harían, si no esperaban una incursión policial esa noche?

Dos, que ya tenían preparado el mecanismo adosado a un dron para soltar una granada si hiciera falta, cosa que finalmente hicieron (y mataron de ese modo a cuatro policías). Policía de Río de Janeiro traslada a un grupo durante un operativo de este martes.Policía de Río de Janeiro traslada a un grupo durante un operativo de este martes.

Tres, que de los 133 detenidos tras los allanamientos masivos y los combates en el monte, al menos 33 no viven en los complejos Alemao ni Penha -las favelas allanadas- ni en ningún otro lugar de Rio de Janeiro.

Es decir, se cree que llegaron narcotraficantes de otros sitios de Brasil para “reforzar” la seguridad de los narcos del norte de Río justo antes del operativo policial.

En medio de las investigaciones internas, el gobierno federal y el local estudian llegar a un acuerdo por el GLO (Garantía de Ley y Orden), un programa de colaboración conjunta que ha sido imposible hasta ahora, por el recelo político de una y otra parte.

Fuente Clarin