Nagasaki recordó su horror, mirando el horror actual: ¿Quién hubiera imaginado que el mundo se convertiría en esto?

Nagasaki recordó su horror, mirando el horror actual: ¿Quién hubiera imaginado que el mundo se convertiría en esto?

Con una presencia récord de delegaciones extranjeras, Nagasaki conmemoró las ocho décadas del ataque nuclear norteamericano, repícó una vieja campana restaurada de aquellos años, y el alcalde Shiro Suzuki pidió al mundo «detener los conflictos armados».

Nagasaki se detuvo este sábado para guardar un minuto de silencio en memoria del momento exacto en que, hace ocho décadas, la bomba atómica cayó sobre la ciudad japonesa. A las 11:02, hora local, la campana restaurada de una iglesia repicó por primera vez desde aquel ataque, en un acto cargado de simbolismo y memoria histórica.

El 9 de agosto de 1945, tres días después de la devastación en Hiroshima, Estados Unidos lanzó sobre este puerto del suroeste de Japón un arma nuclear que dejó alrededor de 74.000 muertos. Esa cifra se sumó a las 140.000 víctimas que dejó el primer bombardeo atómico en Hiroshima.

Durante la ceremonia oficial, el alcalde Shiro Suzuki se dirigió a representantes de más de 100 países. «Han pasado 80 años, ¿quién hubiera imaginado que el mundo se convertiría en esto? ¡Detengan inmediatamente los conflictos armados!«, exhortó bajo una intensa lluvia que se detuvo justo antes del minuto de silencio.

En su mensaje, advirtió sobre el peligro de un nuevo conflicto nuclear: «Los enfrentamientos se intensifican en diversos lugares debido a un círculo vicioso de confrontación y división. Una crisis que puede amenazar la supervivencia de la humanidad se cierne sobre todos los que vivimos en este planeta«.

Delegaciones extranjeras

La conmemoración tuvo una participación internacional sin precedentes. Entre los asistentes se destacó la presencia de Rusia, ausente desde su invasión a Ucrania en 2022, e Israel, que el año pasado no había sido invitado por la guerra en Gaza, provocando un boicot del resto de los países del G7.

En las inmediaciones del Parque de la Paz, Atsuko Higuchi, habitante de Nagasaki de 50 años, recordó que el horror atómico sigue vivo en la memoria colectiva. «Parece algo muy antiguo, pero para las personas que lo vivieron debe ser como si fuera ayer. Debemos recordar que son acontecimientos reales«, expresó.

El rol de los fieles cristianos

Uno de los gestos más significativos de la jornada fue el repique de la campana de la catedral de la Inmaculada Concepción, destruida por el estallido y reconstruida en 1959. Solo una de sus dos campanas originales fue hallada entre los escombros. La restauración fue posible gracias a cristianos estadounidenses y liderada por James Nolan, profesor universitario en Massachusetts, nieto de un médico que participó en el Proyecto Manhattan. El académico recaudó 125.000 dólares para devolverle la voz al símbolo religioso.

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Nagasaki quedó en ruinas el 9 de agosto de 1945 y se estima que murieron 74 mil habitantes.

Para el sacerdote principal de la iglesia, Kenichi Yamamura, el gesto representa «la grandeza del ser humano» y la posibilidad de que incluso quienes han infligido dolor puedan buscar la redención. «No se trata de olvidar las heridas del pasado, sino de reconocerlas y actuar para repararlas, reconstruir y trabajar juntos por la paz«, afirmó.

El obispo de la diócesis también consideró que el mensaje trasciende las fronteras de Japón: es un llamado urgente a un mundo convulsionado por conflictos y una carrera armamentística cada vez más peligrosa.

Los bombardeos atómicos precipitaron la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el debate sobre si esas acciones evitaron más muertes o prolongaron el sufrimiento sigue vigente entre los historiadores. Los hibakusha, sobrevivientes de la bomba, han vivido décadas enfrentando discriminación y un mayor riesgo de enfermedades graves, recordando al mundo que el horror de aquel 9 de agosto no pertenece solo al pasado.

Fuente Perfil