- El Kracheninnikov, ubicado en la península de Kamchatka, lanzó una columna de cenizas de 6.000 metros.
- La reactivación ocurrió pocos días después del terremoto de magnitud 8,8 que sacudió la región y encendió alarmas en todo el Pacífico.
Rusia vive horas de máxima alerta en el extremo oriental de su territorio. En la península de Kamchatka, una región montañosa, aislada y de intensa actividad geológica, un volcán que llevaba más de 450 años inactivo entró en erupción este fin de semana, justo después de un terremoto de magnitud 8,8 que generó alertas de tsunami en todo el océano Pacífico.
Se trata del volcán Kracheninnikov, de más de 1.800 metros de altura, que lanzó una columna de cenizas de casi 6.000 metros, según informó en Telegram el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia.
«La nube se ha extendido hacia el este, en dirección al océano Pacífico», precisaron desde la cartera. Además, destacaron que no hay zonas habitadas ni grupos de turistas en la trayectoria de la nube de cenizas.
Las autoridades rusas mantienen la zona bajo vigilancia constante. Si bien la nube de cenizas del Kracheninnikov no representa un peligro inmediato para poblaciones humanas, se monitorean posibles cambios en el patrón sísmico regional, ya que nuevas erupciones podrían producirse en las próximas horas o días.
Científicos advierten que, en zonas donde convergen tantas fuerzas geológicas activas, pequeños cambios pueden desencadenar fenómenos naturales extremos. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora en Kamchatka: una combinación de actividad sísmica y volcánica que pone a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades y la resistencia del ecosistema natural de uno de los rincones más salvajes del planeta.
La península de Kamchatka, en el Lejano Oriente ruso, es una de las zonas sísmicas más activas del planeta. Allí convergen dos grandes placas tectónicas: la del Pacífico y la de América del Norte. Esta interacción constante genera una enorme cantidad de volcanes -unos 30 activos- y frecuentes terremotos.
A pesar de ser una región escasamente poblada, Kamchatka atrae cada año a miles de aventureros que buscan explorar sus espectaculares paisajes: montañas nevadas, géiseres, glaciares, ríos salmoneros y hábitats repletos de osos.
Según el Programa de Vulcanismo Global del Instituto Smithsoniano, la última erupción documentada del Kracheninnikov data del año 1550. Desde entonces, el volcán había permanecido dormido durante siglos.
Lo más llamativo del fenómeno es que esta erupción se produjo apenas unos días después de la reactivación del Kliuchevskoi, el volcán más alto de Eurasia, también situado en Kamchatka. Este segundo volcán expulsó lava y columnas de cenizas, en una actividad que puso en alerta a geólogos y científicos de todo el mundo.
Ambas erupciones suceden en un contexto sísmico complejo: el pasado miércoles, la región fue sacudida por un terremoto de magnitud 8,8, uno de los más intensos registrados en los últimos tiempos.
Ese sismo generó alertas de tsunami en más de una decena de países del Pacífico, desde Japón hasta Hawái, México, Colombia y Ecuador, obligando a evacuar zonas costeras ante el riesgo de grandes olas.
Según las autoridades rusas, los peores daños del sismo se produjeron en su propio territorio. En la ciudad portuaria de Severo-Kurilsk, el tsunami arrasó la infraestructura costera y sumergió una planta pesquera. Se reportaron importantes pérdidas materiales, aunque por ahora no hay un balance oficial de víctimas.
Este evento fue comparado por su potencia con el terremoto de magnitud 9,1 que en 2011 sacudió Japón y provocó el devastador tsunami que causó la muerte de 15.000 personas y el desastre nuclear en la planta de Fukushima.
Con información de AFP
Fuente Clarin