‘Infobae España’ habla con dos hombres que fueron abusados por religiosos cuando eran adolescentes y, aunque valoran que el pontífice les ayudara en sus casos, aseguran que falta mucho por hacer
Los 12 años en los que el papa Francisco lideró la Iglesia católica han estado marcados por su estilo novedoso, por alejarse de la tradición para conectar más directamente con el pueblo y reflejar una mayor cercanía, así como por sus planes de reforma, que incluyeron la mejora de la transparencia económica de la Santa Sede con auditorías y medidas anticorrupción, un acercamiento con otros cultos cristianos y la defensa de los derechos de los migrantes y refugiados. El primer papa latinoamericano y jesuita también abordó otros temas sociales como la pobreza, el hambre y el cambio climático, aunque no estuvo exento de críticas tanto por parte de los sectores más conservadores dentro de la Iglesia como de los progresistas.
Jorge Mario Bergoglio (nombre secular), que murió el pasado 21 de abril a los 88 años de edad a causa de un ictus y un colapso cardiovascular irreversible, fue el primer papa en permitir que los católicos divorciados tomaran la comunión y se mostró más abierto hacia el colectivo LGTBI que sus predecesores. El Pontífice afirmó que ser homosexual no es un delito y autorizó a los sacerdotes a bendecir a las parejas homosexuales. Sin embargo, dejó claro que las parejas del mismo sexo no debían considerarse matrimonios y se mostró intransigente en cuanto al aborto.
Francisco también abrió una grieta en la Iglesia católica al abordar los abusos sexuales por parte del clero, reconociendo la necesidad de analizar las denuncias y tomar medidas para frenarlos. Pero son muchas las voces críticas que esperaban una mayor contundencia, pues en la gran mayoría de los casos los pederastas siguen sin rendir cuentas y los supervivientes de esos abusos aún esperan reconocimiento, reparación y justicia. En España, la Iglesia lleva años negando y encubriendo casos de pederastia, pese a ser uno de los países con más víctimas, según el informe elaborado por el Defensor del Pueblo en 2022, que reveló que 440.000 personas habían sufrido abusos sexuales siendo menores a manos de religiosos en colegios y parroquias.
Una justicia que no llega
Algunos de los supervivientes españoles de esas agresiones que pudieron reunirse con el papa Francisco, como Juan Cuatrecasas y Antonio, que prefiere no desvelar su verdadera identidad, cuentan a Infobae que ahora tienen una sensación agridulce: por un lado, tuvieron oportunidad de ser escuchados, “lo cual es sanador”, aseguran, y agradecen que el Pontífice les ayudara con su denuncia. Pero por otro, la justicia sigue sin llegar y aún deben derribar los muros de la indiferencia y la burocracia de “una institución que no funciona”, tras años de sufrimiento y lucha incansable, pues los abusos sufridos generan, entre otros problemas, depresión, ansiedad, trastornos por estrés postraumático, autolesiones y fobias, y pueden producirse tanto inmediatamente después de la agresión como años después.La atención de denuncias por abuso sexual es uno de los mayores retos de la Iglesia Católica. (Foto: Difusión)
Antonio fue abusado sexualmente por un sacerdote en Toledo, Pedro Rodríguez Ramos, cuando era adolescente mientras asistía a un seminario, entre 2003 y 2006. Por aquel entonces el joven sufría acoso y humillaciones por parte de otros estudiantes y decidió contárselo al religioso. Lejos de recibir ayuda, este aprovechó para acercarse a él, primero con pequeños momentos de contacto físico, hasta que después los tocamientos fueron más explícitos y hubo abusos sexuales.
Unos años después, en 2009, cuando Antonio ya era mayor de edad, reunió valor para informar sobre lo ocurrido a la diócesis de Toledo e incluso su madre lo comunicó al propio arzobispo en aquel entonces, Braulio Rodríguez, pero “no tomaron ninguna medida”, relata a este periódico al otro lado del teléfono, y Rodríguez Ramos siguió en contacto con menores de edad varios años más. En 2016 también lo denunció ante los tribunales y la primera sentencia de la Audiencia de León llegó siete años después, en 2023, condenando al cura a siete años de prisión. Sin embargo, tras un recurso del religioso, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León le absolvió el año pasado por defectos en la instrucción inicial, tal y como publicó el diario El País. Tras el recurso de casación del joven, ahora el caso está en manos del Tribunal Supremo, si bien ya cuenta con el apoyo de la Fiscalía.
“A nivel canónico es como una historia de desgracias continuas, porque la Iglesia lo sabía desde 2009, el propio sacerdote lo reconoció durante el juicio en León, y las autoridades de Toledo nunca hicieron nada”, asegura Antonio, quien “ante la inacción de la institución y la revictimización que sufría”, decidió acudir a Roma para seguir denunciando su caso. En Italia también se dio cuenta de “lo difícil que es mover la maquinaria eclesiástica”, pero logró algo que no imaginaba: el apoyo del papa Francisco, con quien logró reunirse en varias ocasiones y mantener incluso un “contacto habitual por teléfono”.
“Cuando recibí la llamada del Vaticano para reunirme con Francisco, pensé que era una broma. Llevaba años siendo maltratado por la Iglesia y él se ofreció a escucharme. Pensé que iba a ser un encuentro de 10 minutos, pero duró más de una hora. Siento que se bajó de su papel de papa y pude conocer a la persona”, dice, aún emocionado. Tras contarle su caso, Francisco le dijo que no se preocupara, que “iba a hacer algo” al respecto, unas palabras que sirvieron de bálsamo después de tanto dolor.
“El hecho de que me escuchara fue muy sanador, sobre todo porque tiempo después de conocerle, sentí que la justicia española había cometido una injusticia después de que absolvieran al cura por defectos en la instrucción inicial. Francisco no solo me preguntó cómo estaba, sino que me animó a seguir luchando”, añade Antonio, aunque también reconoce que necesitaba algo más que palabras, ya que al sufrimiento personal de tantos años tratando de buscar respuestas, se suma que, tras el cierre del caso, incluso su familia “recibió mensajes vejatorios por parte de sacerdotes de Toledo”.
Y sí obtuvo finalmente algo más que un gesto, pues su caso avanzó gracias a la mediación del pontífice, según relata, de forma que se procesó canónicamente a Rodríguez Ramos. “Ahí me di cuenta de que se había actuado desde Roma y les habían obligado a abrir un proceso judicial contra el cura que, entre otras cosas, me permite tener cierta representación legal, algo inusual en estos casos. Francisco había cumplido su palabra ante la inacción de una institución que no funciona”, resume. Sin embargo, Antonio lamenta que sea el actual arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, quien supervise el caso, ya que también le denunció por encubrimiento.
Ahora es un abogado sacerdote quien lleva el caso de Antonio dentro de la justicia que aplica la Iglesia, pues ha decidido delegar “por el bien de su salud mental”, mientras que en la justicia civil está a la espera de la decisión del Tribunal Supremo. No obstante, tiene claro que el papa Francisco “ha sido un elemento sanador clave para superar los abusos y para seguir luchando por conseguir justicia en todos los ámbitos”.
“Todo sigue igual en la Iglesia”
En el caso de Juan Cuatrecasas, quien sufrió abusos sexuales cuando era un adolescente por parte de José María Martínez Sanz, miembro y profesor del colegio vizcaíno Gaztelueta, del Opus Dei, el papa Francisco también le ayudó en su denuncia. La investigación canónica se llevó a cabo después de que el pontífice interviniera en 2022 para que el caso se reabriera tras reunirse con la víctima en Roma, de forma que designó al obispo de Teruel, José Antonio Satué, para que se encargara de juzgarlo.Juan Cuatrecasas sufrió abusos sexuales cuando empezada Secundaria. (Cedida a Infobae España)
“Estar delante del papa y poder denunciar los abusos supuso para mí una gran oportunidad y también para muchas personas que no tuvieron la misma suerte de estar frente al pontífice para que todos los casos puedan moverse. Francisco lo condenó a través de palabras y se preocupó por mi caso, pero veo que todo sigue igual”, lamenta el joven de 28 años que participó en el documental Amén, Francisco responde, en el que el pontífice se reunió con diez jóvenes para hablar de diversos temas y escuchó el terrible relato de Cuatrecasas.
Este superviviente valora positivamente que el máximo líder de la Iglesia católica haya dado visibilidad a los abusos sexuales perpetrados por religiosos porque “otros no lo han hecho”, pero también considera que “es insuficiente”. Cuatrecasas tiene ese sabor agridulce porque tras la intervención del papa solo ha logrado que la Iglesia expulsara del Opus Dei a su agresor el pasado mes de marzo sin que se depuren más responsabilidades.
“Pese a todo lo que llevo luchando por buscar justicia, haber ido a Roma e incluso grabar un documental con el papa, al final todo se ha quedado en expulsar a un numerario del Opus Dei, así que, aunque hay avances, no terminan de ser mejoras del todo”, asevera, mientras que la institución “siempre ha encubierto el delito y ha respaldado al agresor”, añade. “La Iglesia sigue con esa actitud negacionista y sigue sin enfrentar ciertas realidades”.
Por todo ello, las víctimas entrevistadas confían en que el próximo líder de la Iglesia católica siga su legado progresista y rompa de una vez por todas el silencio sobre la pederastia. Francisco reposa ya en la basílica de Santa María la Mayor de Roma y ahora se abre el cónclave, el proceso que terminará con la elección del nuevo papa. La cita se celebrará a partir del 5 de mayo.
Fuente Infobae