Las claves del gobierno de Pepe Mujica: milagro económico, lucha contra el narcotráfico y matrimonio igualitario

Las claves del gobierno de Pepe Mujica: milagro económico, lucha contra el narcotráfico y matrimonio igualitario

El expresidente de Uruguay falleció a los 89 años dejando un legado de transformación social y económica. Durante su gestión, el país experimentó un crecimiento histórico, con políticas inclusivas que redujeron la pobreza y promovieron los derechos humanos.

José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y figura emblemática de la izquierda latinoamericana, falleció el martes a los 89 años, tras una batalla contra el cáncer de esófago que derivó en cuidados paliativos. Con su partida, no solo se despidió a un líder político sino a un símbolo de coherencia, austeridad y transformación profunda que traspasó las fronteras de la Banda Oriental.

El 13 de mayo de 2025, el continente puso foco en el cortejo fúnebre de Mujica, en Montevideo, el epicentro de la despedida de uno de los políticos más coherentes de su tiempo. «Te vamos a extrañar mucho, viejo querido», escribió en X el presidente y delfín político de Mujica, Yamandú Orsi, quien anunció el fallecimiento del uno de los líderes políticos más emblemáticos de la política uruguaya y sudamericana de las últimas décadas.

Mujica gobernó Uruguay entre 2010 y 2015 bajo el sello del Frente Amplio, un período que marcó un antes y un después en la historia reciente del país. Bajo su mandato, Uruguay fue noticia mundial por un milagro económico sin sobresaltos, por legalizar el cannabis como medida para combatir el narcotráfico, y por aprobar el matrimonio igualitario, consolidando una democracia de derechos sin precedentes en la región.

El «milagro económico» del Frente Amplio

Lejos del estereotipo del líder populista que se asoció a otros líderes de la izquierda iberoamericana, Mujica lideró uno de los procesos económicos más sólidos y justos de América Latina. Durante su presidencia, el PBI creció un 75%, el desempleo cayó a un histórico 5,6% y la pobreza se redujo del 40% al 12%. “No fue magia”, dirían algunos. En el caso de Mujica, fue parte de una estrategia cercana a su base electoral, que consistió en el aumento del salario mínimo real (más del 54%), expansión del gasto social, impulso a la inversión pública y un modelo de redistribución que convirtió al Estado en protagonista del bienestar.

Uruguay logró 16 años consecutivos de crecimiento sin interrupciones —incluso durante crisis regionales— y se consolidó como el país más equitativo del continente, con una caída notable del índice de Gini. La Confederación Sindical Internacional lo reconoció como el país «más avanzado» en derechos laborales de América.

Mujica, que donaba el 85% de su salario como presidente, encarnó la convicción de que la política debía “servir a la gente, no para hacer plata”. Desde su chacra, en vez del palacio presidencial, gobernó con una cercanía inusual y una ética a contracorriente del poder tradicional.

Pepe Mujica
Murió Pepe Mujica a los 89 años

Cannabis legal: una audacia contra el narcotráfico

Quizás su decisión más audaz —y también la más debatida— fue la legalización del cannabis en 2013, marcando un precedente a nivel mundial. Mujica hizo que Uruguay se convirtiera en el primer país del mundo en regular la producción, distribución y venta de marihuana a través del Estado. ¿El objetivo? Restarle mercado al narcotráfico, un flagelo que azotaba a la sociedad uruguaya de entonces, y tratar el consumo como un problema de salud pública, no desde una perspectiva criminal.

La estrategia fue integral: acceso controlado a través de farmacias, clubes de cultivo y registros voluntarios. Años después, el balance es claro: caída del mercado ilegal, mejor control de calidad, desarrollo de la industria del cannabis medicinal y apertura de nuevos nichos laborales y científicos. “La política es asumir riesgos por el bien de la sociedad”, dijo en su momento, desafiando a los sectores más conservadores. Para Mujica, pelear contra el narcotráfico no era militarizar los barrios, sino romper sus fuentes de financiamiento.

Derechos igualitarios y libertades civiles

El segundo gran legado de Mujica fue haber empujado a Uruguay a la vanguardia global en derechos humanos. En 2012, se legalizó la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) hasta la semana 12 de gestación. Su política tuvo como resultado cero muertes por abortos clandestinos y la tasa de mortalidad materna más baja del continente.

Ese mismo año, el país aprobó la ley de Matrimonio Igualitario, reconociendo el derecho de las parejas del mismo sexo a casarse en igualdad de condiciones. Mujica lo justificó con su estilo directo: “Hemos decidido aceptar la existencia de la realidad”. Para muchos, estas reformas consolidaron a Uruguay como un faro progresista en la región. Para otros, fueron muestras de un liderazgo valiente, que no buscaba el aplauso sino el avance social.

pepe mujica

Mujica también sembró políticas de largo plazo. Impulsó el Plan Juntos, que construyó más de 15.000 viviendas para personas en situación crítica. Promovió la creación de la Universidad Tecnológica (UTEC), permitiendo el acceso a la educación terciaria en el interior del país, lejos de la capital.

Además, transformó la matriz energética: más del 90 % de la electricidad de Uruguay comenzó a provenir de fuentes renovables durante su gobierno. El país pasó a ser un ejemplo global en energías limpias, reduciendo su dependencia del petróleo y exportando excedentes eléctricos a países vecinos.

El legado de Mujica

La figura de Mujica traspasó fronteras, en parte por su estilo austero. Su escarabajo celeste, su casa rural, su lenguaje sencillo y sus frases filosóficas hicieron de él un fenómeno global. Pero esa imagen nunca fue impostada: era la expresión visible de una coherencia interna. “El poder está en el corazón de las grandes masas”, solía decir, dejando en claro que el liderazgo verdadero se construye desde el servicio y no desde el privilegio. Aun retirado siguió activo en la vida política, como referente moral del Frente Amplio, que hoy lidera Yamandú Orsi, su heredero político.

Mujica dejó la presidencia con un 63% de aprobación y una huella profunda. Su legado no fue solo económico o legislativo. Fue, sobre todo, ético. Gobernó como vivió: sin dobleces. Demostró que la política puede ser una herramienta de transformación, siempre que se ejerza con honestidad.

Fuente Perfil