La Corte Suprema de Brasil ordenó la prisión domiciliaria de Jair Bolsonaro

La Corte Suprema de Brasil ordenó la prisión domiciliaria de Jair Bolsonaro

El juez Alexandre de Moraes dispuso la medida por el incumplimiento de las restricciones impuestas al expresidente.

La Corte Suprema de Brasil ordenó este lunes la prisión domiciliaria del expresidente Jair Bolsonaro por el “reiterado incumplimiento de las medidas cautelares” que se le habían impuesto en el marco del proceso que investiga su participación en un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones presidenciales de 2022. La decisión fue tomada por el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes.

El magistrado fundamentó la medida en una nueva violación de las restricciones judiciales por parte del líder ultraderechista: Bolsonaro participó de manera virtual en una manifestación bolsonarista realizada el domingo en Copacabana, Río de Janeiro. El video fue difundido por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, y luego eliminado, pero para el STF el mensaje fue claro: una desobediencia deliberada a las prohibiciones impuestas por la Justicia.

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Partidarios de Jair Bolsonaro se movilizaron en defensa del exmandatario, tras la decisión de la Corte Suprema

Además del arresto domiciliario, De Moraes prohibió que Bolsonaro reciba visitas, salvo de abogados o personas expresamente autorizadas por el tribunal. También le restringió el uso del teléfono celular y el acceso a redes sociales, tanto de manera directa como a través de terceros.

Como parte de la resolución judicial, la Policía Federal allanó la residencia del expresidente para confiscar dispositivos móviles y cualquier equipo que pudiera permitirle conectarse o difundir mensajes públicos. En un comunicado oficial, la fuerza confirmó que se ejecutó la orden en la tarde del lunes.

El juez alegó que Bolsonaro incumplió las condiciones impuestas el mes pasado: no podía comunicarse por redes sociales, debía portar una tobillera electrónica y permanecer en su domicilio durante las noches y los fines de semana.

El trasfondo del caso es el intento de desestabilización institucional que se le atribuye a Bolsonaro y su entorno tras su derrota ante Luiz Inácio Lula da Silva en 2022. La Fiscalía sostiene que el expresidente no sólo buscó anular las elecciones, sino que discutió con aliados militares la posibilidad de asesinar a Lula y promovió las invasiones de los palacios del poder en Brasilia —el Congreso, la Corte y la Presidencia— el 8 de enero de 2023.

Durante las movilizaciones bolsonaristas del domingo, se leyeron mensajes en favor de una amnistía para los implicados en el intento de golpe. En ese contexto, la participación —aunque “encubierta”— de Bolsonaro fue vista por la Justicia como una provocación directa.

Estados Unidos en la escena

La prisión domiciliaria de Jair Bolsonaro no sólo generó impacto en la política brasileña, sino que también tensó aún más la relación diplomática con Estados Unidos. El presidente Donald Trump se expresó en defensa del exmandatario y calificó el proceso judicial como una “caza de brujas”.

En una medida inédita, su gobierno revocó las visas de varios jueces del STF que participan en la causa y ordenó el bloqueo de los bienes del magistrado Alexandre de Moraes. Además, condicionó la eliminación de aranceles a productos brasileños a que se detengan los procesos judiciales contra Bolsonaro.

La interferencia de un país en el sistema de Justicia de otro es inaceptable y hiere los principios básicos del respeto y la soberanía entre las naciones”, expresó al respecto el presidente Lula da Silva.

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Bolsonaro enfrenta cargos por liderar una conspiración para revertir el resultado electoral y obstruir la transición democrática. La prisión domiciliaria representa un nuevo revés en su intento por mantenerse activo en la escena política brasileña.

La medida dictada por De Moraes se enmarca en el proceso que investiga el intento de golpe de Estado y podría resultar decisiva en el avance del juicio por golpismo. El caso sigue profundizando la tensión política en Brasil, donde la figura de Bolsonaro continúa siendo un foco de movilización social y disputa institucional.

Fuente Perfil