¿Puede el color favorito de una persona estar relacionado con su inteligencia? Según un estudio realizado en Corea del Sur por Juliette Jue y Jung Hee Ha, investigadoras de la Universidad de Hanyang, esta conexión podría existir. El trabajo, publicado en 2022 y difundido por el medio francés TF1 Info, sugiere que quienes presentan un coeficiente intelectual superior a la media tienden a sentirse atraídos por tonos sutiles y matizados.
Lejos de tratarse de una curiosidad sin fundamento, la investigación establece una posible correlación entre la forma en que las personas perciben y eligen ciertos colores y sus rasgos cognitivos. Entre los individuos con un IQ (Coeficiente Intelectual, por sus siglas en inglés) mayor de 130, se observó una clara preferencia por colores considerados suaves, como el beige arena o el verde ahumado. Pero hay un color que destaca sobre todos
Concentración y estabilidad
Según las autoras del estudio, el azul grisáceo se asocia con la introspección, la estabilidad emocional y la profundidad de pensamiento. Estas cualidades coinciden con rasgos comunes en personas con una mente lógica, analítica y reflexiva. Además, este tono favorecería la concentración, por lo que podría generar entornos propicios para el estudio, el trabajo o la meditación.
El IQ influye en la elección del color preferido. (Canva)
El gusto por este tipo de colores no se limitaría únicamente a una cuestión estética. Las investigadoras plantean que podría tratarse de una expresión indirecta de la forma en que las personas con alto coeficiente intelectual procesan el entorno: a través de una atención al detalle, la moderación y una inclinación por la armonía visual.
Colores vivos para otras personalidades
En contraposición, el estudio también ha presentado una preferencia por colores más saturados y brillantes entre las personas con rasgos de personalidad más extrovertidos. Colores como el rojo escarlata, el rosa fucsia o el amarillo intenso resultaron ser los favoritos de quienes tienden a buscar estímulos inmediatos y se guían por la espontaneidad.
Esta diferencia de gustos cromáticos, explican las autoras, no implica una evaluación negativa de las personas que prefieren colores llamativos. Simplemente, refleja una forma distinta de interactuar con el entorno. Mientras los tonos suaves invitan a la calma y la contemplación, los tonos vivos tienden a activar los sentidos y a reflejar energía.
Una tendencia, no una regla
A pesar de la correlación identificada entre las preferencias de color y el nivel de Coeficiente Intelectual, las autoras de la investigación han advertido que los resultados no deben interpretarse como determinantes. “Estos datos reflejan una tendencia, no una regla absoluta”, subraya el artículo difundido por TF1 Info. La inteligencia y el gusto por ciertos tonos están también modulados por factores como el entorno cultural, el contexto educativo y las emociones personales.
En este sentido, las científicas han insistido en que el gusto por un tinte no debe ser visto como un indicador rígido de capacidades intelectuales. La elección cromática puede estar influida por experiencias individuales, recuerdos, aspiraciones o incluso estados de ánimo. Así, alguien que prefiere el verde lima o el naranja brillante no es menos inteligente, sino que posiblemente refleja otra dimensión de su personalidad y su biografía emocional.
Por Natalia Moreno
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