En medio de una crisis económica y política sin precedentes, dos candidatos del establishment empresarial y político se perfilan favoritos para desterrar al fragmentado MAS, partido dominante por dos décadas. El boicot de Evo Morales.
Bolivia se enfrenta a un cambio histórico en sus elecciones presidenciales y legislativas del domingo 17 de agosto. Con una crisis económica y social inédita en función de los últimos 20 años, el país de 11,3 millones de habitantes se prepara para votar en medio de una profunda división política.
Después de 20 años de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), las encuestas muestran que la oposición de derecha, liderada por dos figuras prominentes, el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge «Tuto» Quiroga, encabezan la intención de voto. La caída de las exportaciones de gas, una creciente inflación y la escasez de productos básicos —como combustible y alimentos— calaron hondo en la sociedad boliviana, llevando a un giro radical que parece inclinarse hacia la derecha por primera vez desde 2002 excepto que los candidatos de la izquierda dividida logren llegar al balotaje en octubre.
Mientras el MAS se desangra internamente con la fractura entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, la oposición a los artífices del «milagro boliviano» se alza con propuestas de cambio radical. La impotencia del gobierno de «Lucho» Arce —el exministro de Hacienda de Morales— de aliviar la crisis abrió el camino a una nueva etapa política en Bolivia. Los próximos comicios, lejos de ser una mera formalidad, podrían redefinir el rumbo del país.

1. ¿Qué está en juego?
En medio de una crisis económica sin precedentes, los bolivianos se preparan para elegir no solo a su próximo presidente y vicepresidente, sino a los nuevos miembros del Congreso, cuya composición giraría hacia la derecha si se cumplen las proyecciones. Con la economía del país en recesión, los problemas de escasez de combustibles, la inflación galopante —en julio marcó un 24,5% interanual, la más alta desde 2008—y la caída de la producción de gas natural, el actual gobierno del MAS fue perdiendo el respaldo de amplios sectores de la población. En tanto, la falta de dólares y el creciente malestar social han minado la popularidad de Luis Arce, quien por tal motivo desistió de la reelección. Desde su pelea con Evo Morales, quien llamó a sus seguidores a votar en blanco el domingo, el MAS quedó fragmentado y sin un rumbo claro.
Las encuestas sugieren que la derecha, encabezada por Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, está a punto de tomar el control, con un mensaje claro de cambio económico radical. Doria Medina, magnate inmobiliario y empresario, y Quiroga, expresidente de Bolivia, han centrado sus campañas en la promesa de revertir las políticas estatistas que caracterizaron al MAS. En las encuestas de la firma Ipsos-Ciesmori, Doria Medina se posiciona en primer lugar con un 21,2% de la intención de voto, seguido muy de cerca por Quiroga, con un 20%. Sin embargo, las encuestas en Bolivia suelen reflejar la realidad de las ciudades, por lo que suelen ser poco precisas considerando el alto nivel de población rural que impera en el país andino.

Por el lado de la izquierda, Andrónico Rodríguez, el candidato mejor posicionado dentro del MAS pero que intentó despegarse de ese sello, se encuentra en una posición mucho más baja, con un 5,5% de apoyo. El desplome en intención de voto se explica en parte por el comportamiento de Morales, pero también un margen de votantes indecisos. Pero si este escenario se sostiene, el histórico partido hegemónico creado por Morales quedaría al borde de perder el estatus legal para competir en las siguientes elecciones.
2. Los candidatos y sus plataformas
Con la inhabilitación de Evo Morales para postularse y la salida de Luis Arce de la contienda, los principales candidatos de la derecha han tomado la delantera en las encuestas. Samuel Doria Medina, magnate de 66 años y candidato de centroderecha, es uno de los grandes favoritos. Doria Medina, quien ya se postuló en anteriores elecciones, ha prometido un cambio estructural que involucra el recorte de subsidios, la privatización de empresas estatales y la liberación de los mercados. Según dijo al cierre de su campaña, «en 100 días vamos a lograr parar la inflación, vamos a lograr que vuelvan los combustibles, vamos a lograr que vuelvan los dólares».

Jorge «Tuto» Quiroga, expresidente de Bolivia entre 2001 y 2002, también se perfila como uno de los contendientes más fuertes. Con 65 años, Quiroga ha sido un crítico abierto de los gobiernos de izquierda en la región y propone una restauración de los derechos de propiedad privada y la expansión del libre comercio. «Vamos a cambiar todo, absolutamente todo, son 20 años perdidos«, afirmó durante su cierre de campaña en La Paz. Su plan incluye la explotación de los recursos naturales, hoy nacionalizados, y la reducción de impuestos.
Por el lado de la izquierda, el candidato del MAS mejor posicionado es Andrónico Rodríguez, quien con 36 años ha sido señalado como el heredero de Evo Morales. Sin embargo, Rodríguez se distanció del partido y optó por una plataforma más moderada, centrada en los votantes rurales y en propuestas de austeridad que prioricen a los más desfavorecidos. El otro candidato es Eduardo del Castillo, del riñón de Arce.
3. Cómo es el proceso electoral
El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia implementará un sistema renovado este año para garantizar la transparencia tras las denuncias de fraude en las elecciones de 2019, que desataron protestas y llevaron a la renuncia del presidente Evo Morales. Bajo este nuevo protocolo, las actas de escrutinio serán fotografiadas en los colegios electorales y enviadas de forma directa a los centros de cómputo. Además, observadores internacionales de la Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos estarán presentes para supervisar el proceso.
Las urnas abrirán a las 8:00 (hora local) y cerrarán a las 16:00. Se espera que el Tribunal Electoral publique el 80% de los resultados preliminares esa misma noche, mientras que los resultados oficiales se difundirán dentro de los siete días posteriores.

4. El impacto de la crisis económica
La crisis económica fue el principal motor de este cambio en el panorama electoral. En un país tradicionalmente dependiente de las exportaciones de gas, Bolivia vio cómo la producción de este recurso cae año tras año desde 2017. La escasez de divisas, sumada a un alto déficit fiscal y la emisión monetaria por parte del gobierno, dispararon la inflación a niveles históricos. “Nuestra situación está realmente por los suelos. Nuestra moneda se ha devaluado, los sueldos no alcanzan, todo está carísimo”, señaló Freddy Millán, un ingeniero de 53 años de la rica región de Santa Cruz, en diálogo con AFP.
La inflación interanual alcanzó un 24,8% en julio de 2025, la más alta desde 2008, mientras que los precios de los combustibles y alimentos han puesto en jaque a las familias bolivianas. En las calles de La Paz y Santa Cruz, los ciudadanos se quejan de largas filas para acceder a productos esenciales como gasolina, harina o incluso pan. «Estamos esperando con muchas ansias que lleguen de una buena vez las elecciones para cambiar este modelo que nos ha empobrecido bastante», expresó Wilson Paz, un trabajador independiente de 39 años.

5. El boicot de Evo Morales
La izquierda boliviana se encamina hacia su mayor fracaso electoral desde que Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), llegó al poder en 2006. Tras haber impulsado la victoria de su exministro Luis Arce en 2020, Morales se enfrenta ahora a su propia exclusión del proceso electoral, luego de que la justicia lo inhabilitara para postularse a un cuarto mandato.
Desde octubre del año pasado, Morales permanece refugiado en un pequeño poblado del centro de Bolivia, evitando una orden de captura por un caso de presunta trata de menores durante su mandato, acusación que él rechaza. A pesar de su situación, Morales sigue siendo un actor político relevante y, bajo la protección de sus seguidores, promueve el voto nulo en las elecciones.
Con el MAS fragmentado y en crisis, Morales llamó al boicot de las elecciones, instando a sus seguidores a no votar por el «cambio neoliberal» que proponen Doria Medina y Quiroga. «No me voy a escapar. Vamos a seguir luchando en las calles y en los caminos», aseguró Morales, quien se encuentra recluido en el centro de su país y escoltado por sus seguidores para evitar una orden de arresto en su contra.
La fractura interna entre Morales y Arce desestabilizó aún más al MAS, y los bloqueos de carreteras y protestas han demostrado la debilidad del actual gobierno en los últimos años. Mientras tanto, el apoyo popular hacia los candidatos del MAS ha caído significativamente, con Eduardo Del Castillo y Andrónico Rodríguez marchando rezagados en las encuestas.

6. La derecha toma el control: un futuro incierto
Bolivia se enfrenta a una nueva etapa política. Si las proyecciones de las encuestas se cumplen, los dos candidatos de derecha, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, se enfrentarían en una segunda vuelta el 19 de octubre. Ambos han prometido medidas de choque para superar la crisis económica, como recortes drásticos del gasto público y la eliminación progresiva de los subsidios a los combustibles. Lo novedoso sería, en cambio, que alguno de los candidatos del espectro del MAS lleguen al balotaje.
«Cualquiera es mejor que esto», afirmó Carlos Tavera, un socialista jubilado de 65 años, en referencia al fracaso del gobierno de Arce. En este contexto, las promesas de un cambio radical en la política económica parecen encontrar eco entre un electorado cada vez más frustrado con la gestión del MAS.
En tanto, el 17 de agosto será una fecha decisiva para Bolivia, marcada por un descontento generalizado con el MAS y el surgimiento de una derecha dispuesta a reformar la economía con promesas de austeridad y liberalización, poniendo en juego las conquistas sociales de los últimos 20 años. En un país que atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia reciente, las elecciones no solo determinarán el futuro político, sino también la dirección económica del país.
Fuente PErfil