Melanio Meza asegura que la escritora le legó su departamento de la calle Hidalgo. La ex pareja de Sarlo disputa su reclamo. Los términos de su presentación que realizó en febrero pasado para iniciar la sucesión
Sin gritar frente a los micrófonos o siquiera mostrar su cara, el portero Melanio Alberto Meza López, se convirtió en una suerte de celebridad instantánea, en el centro de un drama algo infrecuente.
Esta semana, se conoció la pelea en el centro de la sucesión de Beatriz Sarlo, escritora, intelectual, una de las pensadoras clave de la vida cultural y política argentina, fallecida en diciembre del año pasado. Esa sucesión tramita en el Juzgado Civil N°91. El 13 de febrero último, Meza López, a cargo de mantener el edificio en la calle Hidalgo donde Sarlo vivió durante veinte años, se presentó en el marco del proceso.
“Vengo a iniciar la sucesión testamentaria de quien en vida fuera la reconocida periodista escritora y ensayista”, aseguró, en el documento de nueve páginas que disparó el caso, al que accedió Infobae.
Meza López, según diversos testimonios, se había convertido en su amigo, su confidente. Tras su muerte, el portero decidió presentarse como peticionante en la sucesión. Aseguró que, en agosto del año pasado, Sarlo le legó uno de sus dos departamentos en el edificio, así como a su gata, Niní, mediante dos papeles supuestamente firmados en junio y agosto de 2024. Meza López los entregó al Juzgado N°91 junto con su planteo.
Hoy, esos documentos -que conformarían un posible testamento ológrafo, un instrumento válido regulado con el Código Civil y Comercial- son analizados por una perito caligráfica pública por decisión de la Justicia para determinar su validez. Precisamente, fue Melanio quien pidió por un perito calígrafo en su presentación de febrero último.
“Conforme se indicara precedentemente, la causante dejó dos testamentos ológrafos en mi favor... Los instrumentos escritos de su puño y letra fueron redactados los días 9 de junio y 2 de agosto ambos del 2024. No contienen sobrerraspados (sic), ni claros, ni palabras testadas, se encuentran debidamente firmados y expresan su voluntad inequívoca de dejar a mi favor tanto su departamento como su gata Niní a la cual le he prodigado todos los cuidados”, aseveró Melanio.
El comienzo de la sucesión de Sarlo, iniciada por el portero Melanio
Estos papeles, desde ya, no fueron rubricados ante un escribano, con los correspondientes testigos. El Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires certificó al Juzgado N°91 que, precisamente, Sarlo nunca pasó por un escribano para redactar su testamento.
En su presentación, el portero insistió, en la voz de su abogado, sin que nadie se lo preguntara, en el sano juicio de la escritora al momento de, supuestamente, cederle la propiedad. “Me interesa señalar y ponderar a vuestra señoría la claridad mental de la causante, persona que además de lúcida e inteligente (intelectual pública), ha sido digitadora PARA BIEN de la sencillez y síntesis de cada una de sus ideas y principios inmortalizados en la libertad de interpretación y respuesta en la interlocución”, continuó en su presentación.
“Dejando de lado su ideología, que puede compartirse o no, ha sido capaz -siendo lego en lo jurídico- de cumplimentar todos los requisitos que exige el Código Civil y Comercial en escasos y claros renglones que complementan desde su primera lectura, un análisis profundo y crítico. Reitero, está la fecha, el señalamiento de su intención, la identificación del beneficiario y la firma, todo de su puño y letra», finalizó. Según el abogado de Meza, los papeles cumplen con todos los requisitos.
La firma de Melanio Meza López en su planteo de febrero último
El portero versus el ex
Alberto Sato, ex pareja de Sarlo, lo cruzó de inmediato. Se convirtió también en peticionante en la sucesión. Allí, pidió que ese papel que la escritora supuestamente firmó sea declarado nulo. El papel tiene un término un tanto impreciso: lo insta a Mesa López a “hacerse cargo” de la propiedad. Para el abogado de Sato, el término está lejos de indicar cualquier voluntad testamentaria.
En rigor, fueron Sato y su abogado quienes iniciaron la sucesión una semana antes de la presentación de Melanio, de acuerdo a los registros del Poder Judicial. Presentaron el certificado de casamiento de Sarlo y Sato, con fecha del 17 de marzo de 1966. Afirmó que la intelectual todavía era “su cónyuge”, a pesar de que estaban separados hace décadas.
Melanio y su abogado, de vuelta a su presentación de febrero, tal vez la vieron venir. Sarlo, aseveraron, «se encontraba separada de hecho desde hace más de 50 años del señor Alberto Sato, convivió en pareja desde el año 1984 con el señor Rafael Filippelli hasta el fallecimiento del mismo, ocurrido en marzo de 2023″.
Al respecto -de la separación de hecho del señor Alberto SATO- me remito a lo dispuesto por el artículo 2437 del Código Civil y Comercial… El divorcio, la separación de hecho sin voluntad de unirse y la decisión judicial de cualquier tipo que implica cese de la convivencia, excluyen el derecho hereditario entre cónyuges“, remató.
Dos meses más tarde, el Juzgado N°91 separó a Sato de la sucesión. Sin embargo, realizó la reserva federal del caso para apelar la decisión. Hoy, el expediente de la sucesión se encuentra en manos de la Fiscalía de Cámara. El resultado de la pericia caligráfica será clave para determinar el cierre de la historia, o un nuevo capítulo.
Fuente: Infobae