Los diagnósticos en menores de 50 aumentan a nivel global, el Ministerio de Salud local sostiene que en el país no se observa un cambio significativo; cuestionamiento de especialistas
Cada vez más personas menores de 50 años son diagnosticadas con cáncer colorrectal en el mundo. Aunque históricamente este tipo de tumor afectaba mayormente a adultos mayores, hoy diversos estudios internacionales advierten que los casos en adultos jóvenes —incluso menores de 40— van en aumento. Sin embargo, según el Ministerio de Salud de la Nación, esa tendencia no se observa en la Argentina. “No se ve un aumento significativo”, remarcaron. En la vereda opuesta, expertos consultados por este medio aseguraron que en algunos centros especializados el incremento puede llegar hasta el 10% en menores de 50.
Si bien algunos especialistas proponen adelantar la edad para iniciar los estudios preventivos, desde la cartera sanitaria nacional señalaron que la evidencia actual no justifica modificar la edad del tamizaje programático. Más allá de ese debate, persiste un desafío aún mayor: lograr que los mayores de 50 años —el grupo de mayor riesgo y con indicación vigente de control— accedan efectivamente a los estudios de pesquisa, ya que solo el 29% se ha realizado alguno alguna vez.
Una investigación publicada recientemente en la revista científica Nature analizó 981 genomas de cáncer colorrectal de pacientes de 11 países y detectó que, en las últimas dos décadas, la incidencia en menores de 50 años se duplicó. El estudio identificó ciertas firmas genéticas asociadas a la colibactina —una toxina producida por bacterias intestinales— que son 3,3 veces más frecuentes en pacientes menores de 40 años que en mayores de 70. Estas mutaciones aparecen en fases muy tempranas del desarrollo tumoral y, según los autores, se podría explicar en parte el incremento global del cáncer colorrectal en personas jóvenes.
“En la Argentina hemos observado un incremento del cáncer colorrectal, que antes era lo más común en mayores de 50 años”, explicó Mario Bruno, director de Publicaciones de la Sociedad Argentina de Cancerología. Según detalló, la incidencia en personas de entre 20 y 49 años aumenta entre un 1% y un 2% anual, aunque en algunos centros especializados el salto puede llegar hasta el 10% en menores de 50.
Lisandro Pereyra, médico gastroenterólogo y endoscopista del Instituto de Enfermedades Digestivas del Hospital Alemán, coincidió en que los datos más recientes confirman lo que hasta ahora se observaba en la práctica clínica. “Recién en los últimos años empezaron a aparecer datos de otros países y ahora sabemos que la Argentina también figura entre los 27 países donde aumentan los casos en jóvenes”, sostuvo. Para el profesional, este nuevo escenario obliga a repensar las estrategias de prevención y tamizaje.
La visión de Salud
El Ministerio de Salud de la Nación, a través del Instituto Nacional del Cáncer (INC), analizó la situación del cáncer colorrectal (CCR) en la Argentina ante el creciente interés internacional por el aumento de casos en menores de 50 años. Basado en datos del Registro Institucional de Tumores de Argentina (RITA) y del Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Reporte del Cáncer (SIVER-Ca), el informe no encontró un aumento estadísticamente significativo en ese grupo etario entre 2012 y 2023, aunque sí se observó un leve incremento en la franja de 40 a 49 años: del 11,7% al 12,65%. La media de edad al diagnóstico se mantuvo estable, en torno a los 60 años.
Desde el ministerio explicaron que “las tasas de incidencia en menores de 50 años continúan siendo considerablemente más bajas que en los mayores de esa edad”, y por lo tanto, no consideran necesario modificar la edad de inicio del tamizaje programático, actualmente fijada entre los 50 y 75 años. Además, advirtieron que los registros disponibles tienen cobertura parcial, lo que “limita la posibilidad de extrapolar los resultados a nivel nacional”.
A pesar de ello, el ministerio subraya la importancia de sostener un alto grado de sospecha clínica ante síntomas compatibles con CCR en pacientes jóvenes, en especial cuando hay antecedentes familiares. En esos casos, se recomienda la derivación a asesoramiento genético. Esta estrategia selectiva, señalaron, permite avanzar hacia un diagnóstico oportuno sin comprometer la sustentabilidad del sistema de salud. A su vez, agregaron que el Programa Nacional de Prevención y Detección Temprana del Cáncer Colorrectal publicará próximamente un documento con mayor detalle sobre estos hallazgos.

Juan O’Connor, jefe del área de tumores gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming, explicó que, si bien tradicionalmente se vinculaba este tipo de cáncer con antecedentes familiares, hoy no todos los casos presentan un factor de riesgo claro.
Según indicó el experto del Fleming, ya hay datos de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) que muestran un crecimiento tanto en la incidencia como en la mortalidad por esta enfermedad en la región.
Bruno también destacó que en casi el 25% de los casos existe un antecedente familiar, también se están viendo muchos diagnósticos en personas sin predisposición hereditaria. “Antes los jóvenes que tenían cáncer colorrectal generalmente tenían una historia familiar o enfermedad inflamatoria intestinal. Hoy se detectan muchos casos que aparentemente no tienen estos factores predisponentes”, indicó. A su vez remarcó que se observa un cambio en la localización del tumor: hay más casos en el colon izquierdo que en el derecho.
Para Pereyra, la mayoría de los factores de riesgo son compartidos con los adultos mayores. “El consumo excesivo de carnes, ultraprocesados, el bajo consumo de fibras, el alcohol, el exceso de azúcares, el tabaquismo y el sedentarismo son factores que aumentan el riesgo de cáncer de colon”, advirtió. En tanto, O’Connor mencionó la teoría del “exposoma”, que contempla la influencia de factores ambientales, alimentación, uso de antibióticos en edades tempranas, obesidad y hábitos nocivos como el consumo de alcohol y tabaco.

Los tres especialistas coincidieron en que el desequilibrio de la microbiota intestinal podría jugar un rol clave en este aumento. “Hay investigaciones que vinculan los desequilibrios en la microbiota con procesos inflamatorios crónicos que podrían originar mutaciones cancerígenas”, explicó Bruno. Pereyra agregó que “tener una microbiota alterada, producto de malos hábitos, genera inflamación crónica, lo que podría ser un factor desencadenante”. Para O’Connor, se trata de un área de investigación en expansión: “Hay interés creciente en su potencial relación con la carcinogénesis”.
Ante este escenario, los expertos remarcan la necesidad urgente de actuar. Una de las primeras medidas que se propone es bajar la edad de inicio de los chequeos. “En Estados Unidos se bajó de 50 a 45 años y se insiste en prestar atención a los síntomas tempranos”, dijo Pereyra. Bruno también recomendó comenzar los controles antes, sobre todo si hay antecedentes familiares o factores de riesgo, y sumó como herramienta masiva el test de sangre oculta en materia fecal.
Desafío para la Argentina
Pero el contexto argentino presenta desafíos adicionales. “Ahora sabemos que el aumento en jóvenes también ocurre acá, pero tenemos otro problema: solo el 29% de los mayores de 50 —que son el grupo de mayor riesgo— se ha hecho alguna vez un estudio de pesquisa”, alertó Pereyra. Por eso, el dilema es cómo extender el tamizaje a los más jóvenes cuando todavía no se logra cubrir adecuadamente a la población más vulnerable.
Bruno agregó que todavía el médico no está entrenado a pensar en cáncer de colon en pacientes menores de 50 años, y que además falta conciencia pública. En esa línea, propuso educar a la población joven sobre síntomas de alarma como sangrado rectal, dolor abdominal sin causa aparente o cambios en el ritmo evacuatorio.
Además de bajar la edad de tamizaje, O’Connor insistió en reforzar las medidas de prevención primaria. “Actividad física, consumo de frutas y vegetales, reducción de alimentos ultraprocesados, evitar alcohol y tabaco. Esos son factores que debemos reforzar tanto en jóvenes como en adultos”, subrayó. Y pidió políticas públicas concretas: “Si queremos reducir la mortalidad por cáncer colorrectal, que es la segunda causa de muerte por cáncer en la Argentina, se necesitan políticas firmes”.
Y agregó: “Si detecto un cáncer en forma precoz, debo poder asegurarle a esa persona un tratamiento efectivo y un seguimiento dentro del sistema de salud”, concluyó O’Connor.
Por Alejandro Horvat
Fuente Lanacion