Desembarcaron 170 mil pero solo uno fue “el soldado del agua”: la historia detrás de la foto más emblemática del Día D

Desembarcaron 170 mil pero solo uno fue “el soldado del agua”: la historia detrás de la foto más emblemática del Día D

Hay dramas anónimos que un día dejan de serlo y cobran cara, nombre, apellido y destino. Hay dramas, anónimos o no, que tienen final feliz, una alegoría que elude a la muerte más allá de la huella que haya dejado en sus protagonistas: ¿qué habrá sido de Montescos y Capuletos después de la muerte de Romeo y Julieta?

Hace ochenta y un años, el 6 de junio de 1944, el fotógrafo húngaro Robert Capa, el tipo que mejor fotografió las guerras de la primera mitad del siglo pasado, desembarcó en Normandía junto a la gigantesca expedición aliada que tenía como misión derrotar al nazismo que se había adueñado de Europa.

Todo lo que sucedió ese día es parte de la gran historia humana; y todo lo que le sucedió aquel día a Capa, a las fotos que tomó y a algunas de las figuras que quedaron encerradas en los negativos captados bajo fuego en la playa “Easy Red”, una de las divisiones de la Playa Omaha, la más sangrienta de las del desembarco, también forman parte de esa historia y lucharon por salir del anonimato.

En 1944, la Gran BretañaEn 1944, la Gran Bretaña atacada, la Francia ocupada, la Polonia cautiva, la Unión Soviética invadida y los Estados Unidos habían unido sus fuerzas para plantarle cara al nazismo (EFE)

Una de las fotos de Capa más célebres de aquel día muestra a un soldado americano en el trance elemental de todo soldado: conservar la vida. Está acostado, el pecho hundido en la arena de la bajamar, con el fusil tal vez todavía envuelto en la tela impermeable usada para protegerlo del agua y de la sal; el soldado apenas levanta la cabeza del agua, el mar le roza la pera, es posible intuir un gesto adusto, tal vez un grito, o una mueca dibujada por el miedo; tal vez sea un grito de dolor: si el soldado no fue herido, está a punto de recibir un balazo que va a quedar incrustado en su espalda y otro que le va a rozar, o le rozó ya, el cuello; al fondo de la foto, que está algo movida o fuera de foco, se adivina el mar revuelto, algunos objetos que flotan y que pueden ser pertrechos o cadáveres; la silueta flaca y desgarbada de los grandes obstáculos de hierro plantados por los alemanes para impedir o para dificultar la llegada de las lanchas a la orilla; todo en esa foto huele a peligro, a terror, a muerte, a sangre: es la guerra.

Con los años, tres combatientes aliados dijeron ser el soldado de la foto: Edward Regan, Huston “Hu” Riley y Alphonse Joseph Arsenault. Sólo uno podía ser. El enigma demoró medio siglo en resolverse, en borrar la huella del anonimato y en narrar el final feliz de aquel coqueteo con la muerte.

Antes, la odisea de Capa y de sus fotos. Capa había nacido en un hogar judío de Budapest en 1913 y como Endre Ernö Friedman. Antes de cumplir los dieciocho años, huyó del fascismo húngaro y se instaló en Alemania, quiso ser periodista pero impedido por la rigidez del idioma, entró de lleno en la fotografía. Tuvo que huir también de Alemania que abrazó con fervor al nazismo y llegó a París donde se enamoró como un chico, lo era, tenía veintidós años, de Gerda Taro, una muchacha judía alemana tres años mayor. Juntos armaron una “empresa” y él adoptó el nombre de Robert Capa al que le dio la personalidad, inventada, de un fotógrafo americano que vivía en Europa. Cubrió la Guerra Civil Española, se identificó con el bando republicano; cubrió la guerra chino-japonesa y, para la revista estadunidense Life, retrató como nadie los principales hechos de la Segunda Guerra mundial. Murió el 25 de mayo de 1954, cuando fotografiaba la inminente derrota francesa en Indochina, que sería luego Vietnam.“Era como si una gran“Era como si una gran ciudad, con edificios muy altos, hubiera brotado del mar y avanzara hacia nosotros», graficó un soldado alemán

Capa tomó ciento seis fotos aquella mañana del 6 de junio de 1944 en la playa Omaha, antes de abordar el mismo barco en el que había llegado a Normandía para regresar a Inglaterra y enviar sus cuatro rollos. Se salvaron sólo once negativos: el resto quedó destruido por un yerro del laboratorista de Life. Entre las fotos que fueron rescatadas, estaba la del “Soldado en el agua”, publicada en la edición del 19 de junio. Capa recordó luego cómo había sido su desembarco junto a las tropas aliadas: “El fondo plano de nuestra barcaza golpeó la tierra de Francia. El contramaestre bajó la proa de la barcaza y allí, entre los grotescos diseños de los obstáculos de acero que sobresalían del agua, apareció una delgada línea de tierra cubierta de humo: nuestra Europa, la playa “Easy Red”. Mi hermosa Francia parecía sórdida y poco atractiva, y una ametralladora alemana, escupiendo balas alrededor de la barcaza, arruinó por completo mi regreso. Los hombres de mi barcaza se adentraron en el mar. Con el agua hasta la cintura, con los fusiles listos para disparar, con los obstáculos de la invasión y la playa humeante al fondo, tomé mi primera foto real de la invasión.(…) El agua estaba fría y la playa aún estaba a más de cien metros. Las balas abrieron agujeros en el agua a mi alrededor, y me dirigí al obstáculo de acero más cercano. Un soldado llegó al mismo tiempo, y durante unos minutos compartimos su protección. Quitó la impermeabilización de su fusil y comenzó a disparar sin apuntar mucho a la playa oculta por el humo. El sonido de su fusil le dio el coraje suficiente para avanzar, y me dejó el obstáculo a mí. Ahora, me sentí seguro como para tomar fotos de los otros tipos escondidos igual que yo (…)”.

Uno de esos hombres ocultos tras los pilones de acero que trataban de llegar a la playa sería, luego de la foto de Capa, el “Soldado en el agua”. Iban a ser necesarios cincuenta años para confirmar su identidad. En principio, la hija de un combatiente americano dijo que su padre, Alphonse Joseph Arsenault era quien se veía en la foto de Capa. Pero su afirmación fue descartada porque Arsenault al parecer nunca había pisado “Easy Red”. Hasta los años 90 se pensó que el soldado era Edward Regan, de Atlanta, Georgia, que tenía recuerdos muy confusos de aquel día: “Yo estaba en la segunda oleada y desembarqué unos cuarenta minutos después de la primera, de la Hora H. Había tanto caos, tanta confusión, que te quedabas reducido a un estado de inmovilización.” Regan, que pertenecía a la Compañía K del Tercer Batallón del 116 Regimiento de Infantería, creía que él bien podía ser aquel soldado retratado por Capa.Capa, cuyo verdadero nombre eraCapa, cuyo verdadero nombre era Endre Ernö Friedmann y había nacido en un pueblo judío de Budapest, con la cámara hasta el final

Pero había una mujer que contradecía, y lo hizo hasta su muerte en 1963, la intuición de Regan; vivía a miles de kilómetros de Georgia, en Mercer Island, estado de Washington, en el noroeste del país. Era Veta Bernice Burkhilder Riley, madre del soldado Huston “Hu” Riley, que había reconocido a su hijo de inmediato, ni bien vio la foto publicada por Life en 1944. Huston también sabía que aquel soldado era él. Pero había tornado a la vida civil después de la guerra, se había casado en 1948 con Grace Fillinger, había criado a sus dos hijos, graduado en la Universidad de Seattle y fundado H/R Sales, una empresa que representaba a varios fabricantes de artículos deportivos. Era miembro de los Veteranos de Guerras Extranjeras de Mercer Island y sólo había regresado a Normandía una vez, para visitar la Playa Omaha: “Bajé caminando por el mismo lugar por el que entré. Fue bastante agradable. Me trajo muchos recuerdos”, diría a la revista World War II en 2004.

¿Quién era Huston “Hu” Riley? Había nacido en Seattle el 15 de Mayo de 1921, era el menor de los tres hijos, tenía dos hermanas, de un arquitecto y de la infalible Veta. Vivió su infancia en la casona que su padre había construido y en diciembre de 1941, a sus veinte años y después del ataque japonés a Pearl Harbor y de la entrada de Estados Unidos en la Guerra, se alistó en la 82ª División Aerotransportada. No tuvo mucha suerte: se lesionó una pierna en un salto de práctica en paracaídas; fue la primera de sus muchas heridas; sin posibilidades en las divisiones aerotransportadas, Riley fue derivado a la infantería. El 1 de julio de 1942 salió de New York con rumbo a Escocia, allí recibió entrenamiento extra y el 16 de octubre participó al frente del norte de África. También fue parte de las tropas estadounidenses que invadieron Italia por Sicilia, en julio de 1943."El otro un fotógrafo con«El otro un fotógrafo con una cámara al cuello y una insignia de prensa al hombro. Me sorprendió verlo allí. Solo pude pensar: ‘¿Qué demonios hace este tipo aquí?’», dijo Huston cuando vio a Capa en la playa

De manera que cuando Riley llegó a Normandía, el 6 de junio de 1944, era ya un veterano de guerra de veintitrés años recién cumplidos. Su historia como soldado y lo que pasó en la Playa Omaha el día del desembarco, la conocemos porque cuando los investigadores reintentaron saber quién era en verdad “El soldado en el agua” que había fotografiado Capa, y luego de que el historiador Lowell Getz afirmara que, según sus conclusiones el soldado era Huston Riley en especial porque Regan había desembarcado en la Playa Utah y no en Omaha, el propio Riley escribió una carta a World War II para admitir, por fin, que aquel hombre entre las olas era él.

En el inicio del Día D, Riley era soldado de primera clase de la Compañía F, 16° Regimiento, 1ª División de Infantería y parte de la primera oleada invasora. Ese día desembarcaron en la Playa Omaha treinta y cuatro mil soldados americanos: al final del día habían muerto dos mil quinientos. Riley saltó al mar antes de que su lancha llegara a arena firma y se hundió de inmediato, cargado con el peso del equipo y de su rifle. Esto contó a World War II, que publicó su carta con el título: “El hombre detrás de la cara, recuerda el Día D”:Otra postal de Robert CapaOtra postal de Robert Capa en la playa de Omaha de la misma secuencia en la que pasó a la posteridad la imagen de Huston Riley (Robert Capa)

“No conseguía nada caminando, así que apreté el seguro de mi chaleco salvavidas y salí disparado a la superficie como un corcho. Me balanceaba en el agua como un pájaro enorme, era un blanco infernal. Me quité el chaleco salvavidas y lo empujé delante de mí. La lancha de desembarco debió de recibir un impacto directo de las baterías alemanas de tierra, ya que solo podía ver un montón de chatarra y cuerpos por todas partes. La marea estaba casi alta cuando llegué a la playa. Como estaba muy mojado, me costó mucho levantarme y correr medio agachado. Pero una ráfaga de armas automáticas me alcanzó en el hombro, cerca del cuello. Dos tipos me agarraron de los brazos y me arrastraron hasta la base de un acantilado. Uno era un sargento de la Compañía E y el otro un fotógrafo con una cámara al cuello y una insignia de prensa al hombro. Me sorprendió verlo allí. Solo pude pensar: ‘¿Qué demonios hace este tipo aquí?’. Me ayudó a salir del agua y luego se fue a la playa para tomar más fotos”.

El hombre de la cámara al cuello, una de sus dos Contax, era Robert Capa. A Riley una bala le había quedado alojada en la espalda, una herida casi superficial, detenida por el pesado equipo de infantería que cargaba. Se recuperó, avanzó hacia Alemania y luchó en diciembre de 1944 en la Batalla de las Batalla de las Ardenas, la gran ofensiva alemana con la que Hitler intentó, en vano, dar vuelta el curso de la guerra. Allí, volvió a ser herido, volvió a recuperarse y regresó al combate ya en los días de agonía de la guerra. Le colgaron en el pecho tres Corazón Púrpura, la medalla con la que las fuerzas armadas de Estados Unidos premian al valor en combate. Riley y Regan, el hombre que no recordaba siquiera en cuál playa había desembarcado, se conocieron muchos años después: “Los dos estábamos seguros de ser el hombre de la foto -recordó Riley- pero hablamos un rato y nos reímos mucho”.Una placa con la fotografíaUna placa con la fotografía de Robert Capa ilustra el Riley Cove, una cala ubicada al noreste de Nueva York

Riley murió a los noventa años el 2 de octubre de 2011. Dos años antes, había sido el invitado de honor de una reunión en la alcaldía de Mercer Island en la que se debatió una propuesta para designar con su apellido una cala, una amplia entrada del mar en la tierra, en la costa Norte de la isla, que fue la zona en donde la familia Riley vivió durante varias generaciones. La resolución se aprobó, pero instrumentarla llevó más de una década: hubo de ser confirmada primero por las autoridades estatales y luego por las federales. Por fin, la burocracia no entiende de héroes, el accidente geográfico se incorporó a los mapas estatales y nacionales, cuando ya el heroico Riley llevaba once años muerto.

Hace dos años, el 6 de junio de 2023, la cala pasó a llamarse Riley Cove tras una ceremonia de la que dieron fe los veteranos de las Guerras Extranjeras. Como corresponde, se descubrió una placa con información sobre el hijo dilecto de Mercer Island, Huston “Hu” Riley. Lo que más se destaca en la placa es la histórica foto de Robert Capa.

Por Alberto Amato

Fuente: infobae.com