El tratado comenzó a negociarse en 1999, pero desde entonces las divergencias entre la UE y el bloque sudamericano, básicamente referidas a la agricultura, fueron postergando su realización.
La firma del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur se acaba de aplazar para el mes de enero. Así lo confirmó la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen, quien suspendió su viaje a Foz de Iguazú previsto para el sábado próximo. El tratado comenzó a negociarse en 1999, pero desde entonces las divergencias entre la UE y el bloque sudamericano, básicamente referidas a la agricultura, fueron postergando su realización.
El presidente Lula da Silva, que días atrás había pronunciado una suerte de ultimátum, tipo “ahora o nunca”, aceptó rever su posición ante la perspectiva de una votación negativa este viernes en el Consejo de la Unión Europea, el organismo ministerial del área económico-comercial que iría a reunirse en Bruselas. Lula indicó que en una conversación con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, a principios de la semana, “ella me pidió tener paciencia de modo que, como máximo dentro de un mes, su país estará en condiciones de aprobar el acuerdo”. Ayer, el jefe del Palacio del Planalto había insistido sin embargo en desistir definitivamente del pacto si “había una postergación”.
Durante la tarde de este jueves, centenas de agricultores se reunieron en Bruselas para manifestarse contra las intenciones de la Unión Europea de pactar con el Mercosur. Le temen, y no sin razón, a la extraordinaria competencia agrícola y ganadera de países como Brasil y Argentina, que figuran entre los mayores exportadores mundiales.
Estas protestas, con epicentro en Francia, implicaron precisamente un aumento de la fragilidad política del presidente Emmanuel Macron, que por esa y otras causas se niega a aprobar el tratado de una nueva área de libre comercio transatlántica, con 721 millones de habitantes y un PBI de 22 billones de dólares. Para ablandar al jefe de Estado galo, como también al líder de Polonia que lo apoya, y a las premier italiana, el Parlamento europeo aprobó ayer una serie de cláusulas que le permitirían suspender en forma unilateral la importación de carnes (aviarias, bovinas y porcinas) producidas en el bloque sudamericano, en caso por ejemplo de observarse un abaratamiento “indebido” de los precios.
Pese a estas ventajas, Macron no quiso aflojar, tal como declaró ante la prensa antes de participar en la reunión del Consejo Europeo. Y convenció a la primera ministra de Italia Giorgia Melonia de no firmarlo ahora.
Alemania y España presionaron fuerte por la aprobación, y otro tanto hizo la presidenta del Consejo Ursula Von der Leyen: “Es de enorme importancia que obtengamos la luz verde y concluir la firma”, había declarado a la prensa. Si la resolución hubiera sido positiva, le tocaba a ella aterrizar el sábado en la ciudad de Foz de Iguazú, para estampar su firma em nombre de las 27 naciones de la UE. Pero las resistencias galas, italianas y polacas, fueron oídas por los demás jefes de Estado europeos.
Lo curioso del caso es que los países el Mercosur, y especialmente Brasil, habían aceptado las salvaguardias incorporadas por los legisladores europeos, que se reunieron el martes último, y que permitirían accionar en forma unilateral contra el bloque sudamericano en caso de aparecer un desequilibrio comercial en la UE. El canciller brasileño Mauro Vieira declaró hoy que el Mercosur también está dispuesto a “establecer sus propias salvaguardias, pero después que se firme el pacto”. Para el ministro, “con esto quedan alejadas las mayores dificultades para avanzar en la integración”.
De alguna manera, el plan de incluir condiciones adicionales por parte del Mercosur sería la respuesta a lo que ya aprobaron los europeos para vencer la resistencia de los agricultores al tratado.
Los especialistas subrayan que salvaguardias, como las que los europeos reclaman para adecuar los productos sudamericanos a los patrones sanitarios y ambientales de la UE, ya son largamente cumplidas por Argentina y por Brasil, que figuran entre los mayores productores de carne en el mundo. Los especialistas, incluso los europeos como el francés Jean-Luc Demarty, exdirector general de Agricultura y Comercio Exterior de la Comisión Europea, sostienen que “Francia está totalmente errada”. En su visión, Europa se desarrolló en base a un comercio en que los beneficios son para ambas partes, y no para uno solo. “Ese es el criterio de Donald Trump” indicó. Recordó además que la UE ya estableció cuotas para la importación con ventajas arancelarias de apenas 1,5% de carnes y otros productos como el azúcar.
Fuente Perfil

