Rebelión en el clan Moyano. Puja de poder entre hijos, negocios millonarios y un alarmante rojo financiero

Rebelión en el clan Moyano. Puja de poder entre hijos, negocios millonarios y un alarmante rojo financiero

La relación entre Hugo y Pablo está quebrada y generó violentos enfrentamientos; el rol de la esposa del líder camionero, Liliana Zulet, como mentora del holding de empresas alrededor del gremio y el heredero elegido

Casi sin diálogo con sus hermanos y enfrentado a su padre, Pablo Moyano espera su momento para desembarcar otra vez en el Sindicato de Camioneros, donde figura en los papeles como número dos, aunque está corrido de las negociaciones con los empresarios y de la administración del gremio y la obra social. No asiste desde hace un año a su despacho del tercer piso de la sede de San José 1781 y está dedicado casi a tiempo completo a su rol de gestor deportivo del Club Camioneros.

A través de un video divulgado por redes, Pablo Moyano reapareció esta semana para denunciar precarización en un centro de logística que distribuye bebidas. Su aparición fue fugaz, pero no resultó casual: su reclamo involucra a trabajadores de la rama Aguas y Gaseosas que el domingo último protagonizaron una batalla campal en la que hubo tiros, cuatro apuñalados y presencia de barrabravas.

Este enfrentamiento expuso cómo la pelea interna por el control del sindicato se trasladó a las bases, con facciones que responden a Pablo y otras a Hugo, el histórico jefe de 81 años que comprueba por primera vez en décadas que su poder comenzó a erosionarse.

La pelea entre padre e hijo se aceleró el año pasado, cuando Pablo renunció a su silla en el triunvirato de mando de la CGT. “Pablo es así”, salió del paso Hugo Moyano cuando lo consultaron sobre los movimientos de su hijo mayor. Después de sellar una suerte de pacto con “los Gordos” (los grandes gremios de servicios que históricamente fueron sus rivales), Moyano padre conservó su influencia en la CGT a través de Octavio Argüello, un dirigente camionero leal de Tres de Febrero que lo ayudó hace diez años a construir un partido político. Argüello está sentado hoy en la cúpula de la CGT gracias a Hugo Moyano y hasta comparte con su jefe el secretario privado: Jerónimo Moyano, el hijo menor del líder del clan y quien tiene cada vez más influencia en la estructura y negocios del sindicato.

Tras su abrupta salida de la CGT, cuestionada públicamente por su padre, Pablo Moyano se aisló y se dedicó a la gestión deportiva. El equipo profesional de fútbol del gremio ascendió tres categorías en apenas dos años en los torneos de la AFA. Jugará en 2026 en la Primera B Metropolitana, la tercera división. Claudio “Chiqui” Tapia, el exsindicalista camionero que tiene a la AFA en un puño, estuvo casado con Paola Moyano, una de las dos hijas del jefe camionero. Tras una discusión que casi termina a las piñas, Tapia se reconcilió con Pablo Moyano a partir de las gestiones de los hijos de ambos, quienes comparten la pasión por el fútbol. El fútbol como industria y negocio se proyecta como una de las nuevas cajas de los camioneros.

La mesa chica de los Moyano

La mesa chica de los Moyano

Poder y un tesoro incalculable

El verdadero poder del gremio, sin embargo, está en su estructura e influencia en el músculo productivo del país. El 93% del transporte de cargas se realiza en camión; el 7% restante, en tren. Son datos de la Secretaría de Transporte. Moyano lidera hoy a una tropa de 190.000 camioneros registrados, quienes aportan el 3,5% de su sueldo en concepto de cuota sindical. El salario básico promedio de un camionero es hoy de $776.000, la rama más baja (recolección de residuos), y por encima del millón de pesos, las más altas (transporte de caudales, combustible y grúas), según las planillas salariales de noviembre exhibidas en el sitio oficial del gremio. Sin embargo, con los adicionales, viáticos, horas extras y otros beneficios, los sueldos oscilarían entre el $1.500.000 y $5.000.0000, según fuentes sindicales.

Bajo su conducción, Moyano expandió la riqueza del sindicato, que cuenta con unas 280 propiedades distribuidas estratégicamente por todo el país, lo que representa un tesoro inmobiliario incalculable.

Liliana Esther Zulet, la esposa de Hugo Moyano, fue la mentora del holding de empresas que orbitan alrededor de Camioneros y que encadenaron ganancias extraordinarias durante años a pesar de tener a un solo cliente: el gremio. Ese panorama dio ahora un vuelco porque la obra social de los camioneros (Oschoca) se debate entre la convocatoria de acreedores, la quiebra o prolongar su existencia a través de la asistencia de fondos que le destina el sindicato, con todas las complicaciones contables que ello implica.

La obra social del gremio fue la viga maestra de los negocios de su imperio camionero desde hace por lo menos dos décadas. El fondo de comercio lo tiene Iarai SA, una de las empresas de servicios médicos que ideó Zulet y en cuyo directorio están Valeria Salerno y Juan Noriega Zulet, dos hijos que tiene de otros matrimonios antes de casarse con el jefe camionero.

Quién es quién en la familia Moyano

Recrudeció la pelea interna en el clan por el control del Sindicato de Camioneros

Hugo Antonio Moyano

Hugo Antonio Moyano

Secretario general del Sindicato de Camioneros

Lidera la seccional de Buenos Aires desde 1987. También está al mando de la Federación, que agrupa a todas las seccionales del país. Tiene 81 años. En 2023 decidió ir por su novena reelección y postergar a Pablo, su hijo mayor.

Liliana Esther Zulet

Liliana Esther Zulet

Esposa de Hugo Moyano

Moyano se casó con ella tras su segundo divorcio. Viven juntos en Barracas y tienen un hijo en cómun: Jerónimo, de 26 años. Empresaria de origen, Zulet es la verdadera mentora de la expansión de las empresas surgidas bajo la órbita de Camioneros.

Pablo Moyano

Pablo Moyano

Secretario adjunto del Sindicato de Camioneros

Es el número dos del sindicato y lo fue hasta 2022 en la Federación, de donde fue excluido por su padre. Acentuó sus diferencias con él cuando renunció el año pasado al triunvirato de la CGT. También se alejó del gremio, aunque mantiene el cargo. Está a cargo del Club Social y Deportivo Camioneros. Tiene 54 años y está dispuesto a esperar su momento para tomar el control del gremio.

Karina Eva Moyano

Karina Eva Moyano

Secretaria de Género del Sindicato de Camioneros

Es hija del primer matrimonio de Moyano, lo mismo que Pablo y Paola. Es secretaria de Género de Camioneros y supervisa la ayuda social del gremio. Quedó envuelta en un escándalo judicial en una causa por presunto lavado de activos. Está cerca de su padre y hace equilibrio en la interna con Pablo.

Paola Moyano

Paola Moyano

Hija de Hugo

Estuvo casada con Claudio «Chiqui» Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y dirigente del Ceamse. Es la única que no tiene vínculo directo con el gremio de los camioneros. Su exesposo recompuso la relación con su hermano Pablo tras una tensa pelea. Fueron claves en la reconciliación los hijos de ambos.

Hugo Moyano (h.)

Hugo Moyano (h.)

Abogado y diputado nacional electo

Es hijo de Elvira Cortés, la segunda esposa de Moyano. Creció en Mar del Plata junto con su hermano Facundo y vinieron los dos a Buenos Aires de adolescentes. Es abogado laboralista y trabaja en Camioneros. Tiene 41 años y el 10 de diciembre asumirá como diputado nacional de Fuerza Patria. Aspira a ocupar un rol clave en las comisiones de Trabajo y Transporte.

Facundo Moyano

Facundo Moyano

Secretario general del Sindicato Único de Peajes

En 2021, después de 10 años, renunció a su banca de diputado nacional con un mensaje de desacuerdo a La Cámpora. Volvió este año a la jefatura del Sindicato de Peajes. No oculta sus diferencias con su hermano Pablo y suele moverse en tándem con Huguito, con quien se crió en Mar del Plata.

Jerónimo Moyano

Jerónimo Moyano

Secretario de Juventud del Sindicato de Camioneros

Hijo de Liliana Zulet, el menor de los Moyano, de 26 años, es el secretario privado de su padre y gana terreno. Trabaja en empresas ligadas al gremio y está contratado por Express Beer SA, cuyo dueño es una de las máximas autoridades de la cámara con la que Moyano negocia. No habla con su hermano Pablo.

El último auxilio a Oschoca se lo dieron los empresarios, que aceptaron otorgar un aporte mensual de $20.000 por trabajador que va directamente a la prestadora médica. Empezó como un pago extraordinario y ahora es un ítem salarial adicional que se añade a los aportes convenidos por ley. Este aporte extraordinario fue autorizado por la Secretaría de Trabajo a pesar del intento del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, de eliminar este tipo de compensaciones.

La deuda de Oschoca solo en las 23 seccionales del interior del país alcanza casi los $26.617 millones, según las planillas a las que accedió LA NACION. Ese déficit no contempla Buenos Aires, donde está hoy el 50% de los 190.000 afiliados. Es decir, si se tiene en cuenta la deuda con base en la cantidad de afiliados, el rojo financiero podría rondar los $50.000 millones de pesos, según fuentes sindicales. En un despacho cerca del de Moyano reconocieron que Oschoca perdió miles afiliados a medida que se agudizó su crisis.

El derrumbe de la obra social como negocio, sumado a la falta de atención y recursos, que se dificulta aún más por el aumento de los costos, abrió un debate interno en el clan Moyano. Ya no les cierra seguir solventado a la prestadora médica con dinero ni propiedades del sindicato. No solo les dejó de redituar económicamente, sino que se complica el argumento contable, ya que son entidades con cuits diferentes, por lo que cualquier operación podría quedar bajo sospecha ante una mera inspección de la AFIP o de la Superintendencia de Servicios de la Salud, el organismo que supervisa a las obras sociales.

Los millonarios vínculos comerciales entre el gremio y la familia política (Zulet y sus hijos de otro matrimonio) fueron en su momento la viga maestra que sostuvo los negocios del clan. Hubo en 2010 un expediente judicial que se activó a partir de una denuncia de Graciela Ocaña. Nunca hubo avances en los tribunales: lo tuvo frenado primero Claudio Bonadio y ahora está en la oficina de Julián Ercolini. Ocaña promete volver a la carga para que se investiguen los aportes estatales que recibió Moyano durante la pandemia.

El líder camionero puede jactarse de tener hoteles en todo el país, una constructora (Aconra SA), un taller de ropa (Dixey SA), una prestadora médica (Iarai SA) y una aseguradora de riesgos del trabajo (Caminos Protegidos). Tal vez haya más. En los directorios de las empresas Zulet tiene desplegados a sus hijos, incluso a Jerónimo, el que tuvo en su matrimonio con Moyano. Jerónimo se proyecta como el heredero elegido, a pesar de su juventud. Es hoy el secretario privado de su padre. Le maneja su agenda, el teléfono y es su sombra. Además, está contratado a sueldo en la empresa Express Beer SA, una compañía dedicada al transporte de bebidas cuyo dueño es Juan Aguilar, una de las máximas autoridades de la cámara empresaria con la que Moyano negocia salarios y condiciones laborales.

Pablo Moyano fue el primero en advertir sobre las eventuales consecuencias del avance de Zulet, a quien su padre conoció en los 90 durante una audiencia de mediación por una deuda de medio millón de dólares que el gremio tenía con una de sus empresas, según se describe en El hombre del camión, el libro sobre Hugo Moyano que escribieron los periodistas Emilia Delfino y Mariano Martín.

Jerónimo, hijo de Hugo Moyano y Liliana Zulet, gana poder en la estructura y negocios del sindicato
Jerónimo, hijo de Hugo Moyano y Liliana Zulet, gana poder en la estructura y negocios del sindicato

Rebelión

Los coletazos de la crisis en la obra social comenzaron a tener impacto en otras estructuras y en los escalafones de mando de un gremio que siempre hizo culto de la figura de su líder.

Desde hace tres meses, avanza una causa judicial en Mar del Plata por un presunto desvío de $13.000 millones de un hotel del gremio. Están bajo la lupa cheques en blanco y sobreprecios que derivaron en una purga en el consejo directivo, con salidas de hombres de extrema confianza del jefe camionero. La ventilación del caso, que se investiga como un posible fraude, reavivó la puja interna y hubo cruces de acusaciones entre los dos sectores: los de Hugo y los de Pablo. Hasta un dirigente denunció que el frente de su casa fue baleado de madrugada.

El otro frente en el que se libra la batalla por el poder es en la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, que reúne a todos los gremios del sector de todo el país y en el que habrá recambio de autoridades. Surgen por primera vez en décadas focos insurgentes que ponen a prueba el liderazgo de Moyano, el jefe de la federación desde 1992. El fallo de la Corte Suprema que avaló la desafiliación del gremio de Santa Fe, que lidera el opositor Sergio Aladio, marcó un fuerte precedente. También la escisión en Córdoba de los recolectores de residuos, que crearon su propio gremio de la mano de Mauricio Saillen.

Pablo Moyano, enfrentado con el líder camionero
Pablo Moyano, enfrentado con el líder camioneroSantiago Filipuzzi

El descontento con los Moyano también se expandió insólitamente a Buenos Aires, la seccional más poderosa y donde Pablo conserva todavía su injerencia. Un grupo de delegados de la rama de la recolección de residuos se levantó contra sus jefes. El malestar de los recolectores es porque no cobrarán la indemnización por la denominada “ley Moyano”, una norma no escrita por la cual cada vez que una empresa cambie de accionistas debe despedir al personal, indemnizarlo y volverlo a contratar. Se trata de un pacto que selló hace 26 años Hugo Moyano con Franco y Mauricio Macri.

La insurgencia de los recolectores de residuos obligó a Marcelo Aparicio, número tres del gremio, a dar explicaciones. Aparicio reconoció en un video que la denominada “ley Moyano” es “un privilegio que no existe en la ley de contrato del trabajo”. Intentó así poner paños fríos sobre una rama rebelde que estuvo bajo su órbita. Aparicio, a quien se intentó involucrar con la presunta estafa en el hotel marplatense, es uno de los dirigentes más cercanos a Pablo Moyano. Cuentan en el gremio que ante la profundización del enfrentamiento entre padre e hijo, intervino con una ocurrencia: “Si no pueden ser familia, sean compañeros de laburo”.

Por Nicolás Balinotti

Fuente Lanacion