El proyecto del Gobierno nacional no contempla los giros de 1,55% a la administración macrista, que avaló la Corte Suprema; el acecho de los libertarios y la resistencia de los amarillos
De todos los pedidos que recibirá de los gobernadores para incorporar en el presupuesto 2026, habrá uno que promete incomodar, y mucho, a Diego Santilli, el designado ministro del Interior que jurará en el cargo el próximo martes. Es el que le llevará Jorge Macri, jefe de gobierno porteño, para que el texto incluya una garantía de que el gobierno nacional cumplirá con el envío de la coparticipación que se pactó el año pasado bajo el paraguas de la Corte Suprema.
El proyecto de presupuesto nada dice al respecto pese a que en setiembre del año pasado el gobierno de la ciudad y el ministro de Economía, Luis Caputo, habían acordado un mecanismo para cumplir con el pago del 2,95% de la coparticipación a la ciudad que ordenó el máximo tribunal. El acuerdo contempla un goteo diario y automático del 1,40% de los fondos y el restante 1,55% por transferencias semanales. Es este último porcentaje es el que no está contemplado en el proyecto que envió el Ejecutivo al Congreso.
“Como toda obligación de pagar, ese acuerdo tiene que estar en el presupuesto”, afirmó anoche Jorge Macri en LN+. El alcalde advirtió que Nación cumple con demoras esos pagos semanales. “Entiendo que los últimos meses han sido difíciles para el gobierno nacional, así que un atraso es aceptable, pero son números muy grandes”, agregó, para cerrar: “Para mí, cumplir o incumplir un fallo de la Corte no es un dato menor”.
El planteo ya llegó a los oídos del secretario de Hacienda, Carlos Guberman, celoso custodio de las cuentas públicas. La diputada macrista Daiana Fernández Molero se encargó de trasladárselo el lunes pasado, en nombre de su bloque y de su jefe político, Mauricio Macri, a la reunión que el funcionario compartió con referentes de las bancadas dialoguistas. Guberman no le prometió nada. En la bancada amarilla sospechan que el Gobierno pretende regatearles los recursos que le corresponden a la ciudad pese a lo acordado el año pasado.

La reacción no se hizo esperar. Al día siguiente los miembros de Pro firmaron con el oficialismo el dictamen del presupuesto 2026, pero lo hicieron en disidencia. Un acto de “rebeldía” inusitado en una bancada que, hasta ahora, acompañó a pies juntillas a los libertarios.
“Nuestro planteo es que el proyecto incluya un artículo que garantice el 1,55% de la coparticipación para la ciudad. Es lo que corresponde porque así lo dispuso la Corte Suprema y fue acordado con la Nación. Hasta ahora esas transferencias se vienen cumpliendo, pero no hay rastros de esta partida en el presupuesto 2026″, indican fuentes del gobierno porteño.
No se trata de una cifra menor. “Es el 10% de nuestro presupuesto”, advierten en la Ciudad. Ahora el problema recae en las manos de Santilli, designado por Javier Milei para negociar el presupuesto con los gobernadores. El “Colo” tiene sus lealtades divididas, porque si bien está distanciado de los Macri, su pertenencia partidaria es a Pro.
No solo eso: buena parte de su carrera política la construyó en la ciudad, primero como ministro y luego como vicejefe de gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, con quien batalló para la recuperar para la ciudad el 2,95% de la coparticipación que el expresidente Alberto Fernández le había cedido a Buenos Aires.
Lo afectivo también se pone en juego en este dilema. Después de todo, son los excompañeros de ruta de Santilli, los diputados del bloque de Pro, los que decidieron hacer de este reclamo su bandera. Liderando la tropa está Cristian Ritondo, su amigo personal y socio en la política desde los primeros pasos que compartieron en el peronismo.
Su última jugada juntos fue llevar a Pro a una alianza electoral con La Libertad Avanza en Buenos Aires, un armado que le permitió a Santilli ganarse la confianza de Karina Milei y, tras el triunfo electoral, ingresar de su mano al gabinete libertario.
El bloque de Pro, bajo acecho
Ritondo, en cambio, no tuvo esa suerte. Aunque tejió una buena relación con Karina Milei y su armador bonaerense Sebastián Pareja, el mejor vínculo lo cultivó con Santiago Caputo, enfrentado a la hermana del presidente en la interna del poder. Caputo le había llegado a prometer a Ritondo la presidencia de la Cámara de Diputados en reemplazo de Martín Menem si, como imaginaba, él accedía a la Jefatura de Gabinete en una renovación del elenco ministerial tras las elecciones.
Eso no solo no sucedió sino que Caputo quedó opacado con el encumbramiento de Karina Milei y los primos Martín y Lule Menem, artífices de la estrategia electoral que permitió el triunfo de La Libertad Avanza en todo el país. Golpeado Caputo, también Ritondo cayó en desgracia a los ojos de los Menem.
“Jugó en el bando equivocado”, sentencian en el entorno de los riojanos. Martín Menem se encamina hacia la reelección como presidente de la Cámara baja –la sesión preparatoria sería el 4 de diciembre– y, envalentonado, puso la mira en el bloque de Ritondo. Su objetivo es robustecer el bloque libertario para intentar empardarle en número a Unión por la Patria, por ahora la primera minoría del cuerpo.
Hasta ahora logró que ocho diputados que responden a Patricia Bullrich se pasen a la bancada violeta. Ritondo resiste. Todavía aliado a Macri, asevera que cuenta con una quincena de soldados leales que no saltarán el cerco. Es más, en su entorno aseveran que si este “operativo vaciamiento” continúa, estos quince votos podrían estar más condicionados que antes para acompañar las futuras leyes que el Gobierno necesita. Entre ellas, el presupuesto.
Por Laura Serra
Fuente Lanacion

