El presidente norteamericano afirmó que está avanzando con el arreglo de una reunión entre Putin y el presidente ucraniano
PARÍS.– La buena noticia es que la reunión de Washington no terminó en catástrofe y que probablemente haya una reunión entre Volodimir Zelensky y Vladimir Putin en forma inminente, seguida por otra trilateral; que los europeos están de vuelta en la mesa de negociaciones y que todos, incluido Donald Trump, manifestaron alto y claro la voluntad de garantizar la seguridad de Ucrania tras un eventual acuerdo de paz.
La mala noticia es que el presidente estadounidense, cambiando una vez más de opinión desde la cumbre con el jefe del Kremlin el viernes, dejó de lado su exigencia de “un cese del fuego inmediato” exigida por Kiev y Europa, remplazándola por una futura “paz completa”, que permite así que prosiga la agresión rusa y la masacre de civiles.
“Tuve excelentes reuniones con el presidente Zelensky y los líderes europeos”, escribió Donald Trump en su sitio Truth Social.
Recibidos este lunes por Donald Trump en la Casa Blanca, Zelensky y varios líderes europeos manifestaron su rechazo a que el fin del conflicto en Ucrania se negocie únicamente bajo las condiciones de Moscú. Condiciones absolutamente inaceptables para ese país invadido por Rusia hace tres años y medio.
En todo caso, como desde el primer día de su llegada a la Casa Blanca en enero, Donald Trump hizo este lunes su show, aprovechando la oportunidad para darse a su deporte favorito: la autoalabanza. Tampoco pudo resistir a la tentación de infligir dos o tres gestos humillantes a su huésped de honor, Volodimir Zelensky, a quien obligó a vestirse con traje o publicar una foto de ambos frente a un mapa de Ucrania, él con un gesto.
Pero, esta vez, Zelesnky había aprendido la lección. Impávido, no respondió a una sola provocación e incluso aceptó —a medias— la exigencia de abandonar su uniforme de fajina, cambiándolo, no obstante, por una guerrera oscura, la misma que había llevado para la ceremonia fúnebre del papa Francisco.
Y, sobre todo, para evitar el violento enfrentamiento que sufrió durante su visita anterior en febrero, Zelesnky llegó a Washington acompañado por un grupo de dirigentes europeos, entre ellos, el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Friedrich Merz, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, su homólogo británico Keir Starmer y la presidenta de la Comisión Europea (CE) Ursula von der Leyen. Todos decididos a pesar en las eventuales negociaciones de paz. Porque, para todos ellos, la agresión rusa no concierne solamente el futuro de Ucrania, sino de todo el continente.
Y, para Europa, el primero de esos objetivos es qué aspecto asumirá la implementación de garantías de seguridad para Ucrania en caso de acuerdo de paz.
Según reconoció Donald Trump, en los últimos días habría propuesto en Alaska a su homólogo ruso instaurar a favor de Kiev un mecanismo de protección similar al artículo 5 de la OTAN, que prevería una protección mutua entre los países firmantes, sin adhesión de Ucrania a la OTAN. Una propuesta aceptada por Vladimir Putin, según el presidente.
Pero este mecanismo de intervención cuenta con tantas interpretaciones como actores del lado europeo. París y Londres están a favor del envío de tropas europeas al suelo ucraniano, en el marco de una “fuerza de reaseguro” de 15.000 a 20.000 soldados desplegados tras un eventual alto el fuego para disuadir a Rusia de cualquier nueva agresión. Por su parte, la presidenta del consejo italiano, Giorgia Meloni, se mostró favorable a un mecanismo de protección basado en el modelo del artículo 5, aunque expresó sus reservas respecto al envío de tropas a Ucrania. Pero, además, el artículo 5 de la OTAN no es vinculante para sus miembros: llegado el caso, cada uno puede decidir de participar o no.
¿Qué garantías representa, entonces, la promesa de una reacción de Estados Unidos formulada por Donald Trump, que un día dice “si” y al día siguiente “no”? En todo caso, Moscú a través de la vocera del ministerio de Relaciones Exteriores advirtió este lunes que “no aceptará jamás que haya tropas de países pertenecientes a la OTAN en Ucrania”.
“Las garantías de seguridad serán aseguradas por los europeos, con coordinación de Washington”, escribió Trump anoche en Truth. Sin dar ningún detalle.
Los ucranianos desconfían: en 1993 entregaron a Rusia miles de ojivas nucleares soviéticas presentes en su territorio a cambio de la promesa por parte de Moscú y Washington de proteger su seguridad. Es verdad, sin embargo, que el llamado Memorándum de Budapest, firmado por Bill Clinton, ofrecía protección solo contra ataques con armas atómicas. Este documento no impidió, en todo caso, la anexión de Crimea en 2014 por parte de Rusia, ni la invasión rusa de 2022, a pesar de la firma de los muy frágiles acuerdos de Minsk en 2015. Este precedente doloroso ha enseñado a los ucranianos que las promesas son insuficientes para garantizar sus fronteras.
Tras su encuentro con Vladimir Putin en Alaska el presidente estadounidense también evocó este lunes la posibilidad de ceder a Rusia algunos territorios que ocupa en el este de Ucrania, a comenzar por la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014.
Para Putin, algunas de esas exigencias serían las siguientes: 1) Ucrania debe retirarse completamente de las regiones de Donetsk y Lugansk. A cambio, Rusia propondría congelar las líneas del frente en las regiones de Jersón y Zaporiyia. 2) Rusia estaría dispuesta a devolver minúsculas partes del territorio ucraniano que ocupa al norte de Sumy y al noreste de la región de Járkov. 3) Moscú exige el reconocimiento oficial de la soberanía rusa sobre Crimea. 4) Quiere un levantamiento al menos parcial de las sanciones contra Rusia. 5) Se debe impedir que Ucrania adhiera a la OTAN. 6) El idioma ruso debe recibir un estatus oficial en Ucrania, y la Iglesia ortodoxa rusa debe ser autorizada a operar libremente en el país.
En otras palabras, una capitulación y una sumisión total de Ucrania a Moscú. Zelensky respondió anoche con un rotundo “no” al retiro de tropas de Donetsk y Lugansk.
Sin embargo, la sensible cuestión del “intercambio” de territorios puede tener, a ojos de algunos especialistas, numerosas interpretaciones.
“Esos acuerdos pueden adoptar numerosas formas. Con frecuencia no es necesario entregar un territorio definitivamente. Se puede optar por un acuerdo de estabilización de una región reivindicada por ambos beligerantes y dejar la cuestión para el futuro. Pero eso podría suceder con Crimea. No veo cómo los ucranianos podrían renunciar, aunque no sea definitivamente, al Donbass”, opina Bruno Tertrais, especialista de geopolítica. Y agrega: “De todas maneras, no hay ninguna posibilidad jurídica de modificar las fronteras internacionales por la fuerza”.
Consciente de que no podrá adherir a la OTAN, Zelensky pide una reunión “cuadripartita” con participación de los europeos y afirma que la adhesión a la UE es un requisito para toda negociación. Para Kiev sería un resultado importante desde el punto de vista político y económico, aunque sin efectos militares porque la defensa europea no existe aún. Sin embargo, Bruselas puede financiar el crecimiento del ejército y de las fábricas bélicas ucranianas, hecho que Ucrania percibe como una sólida garantía de independencia.
Von der Leyen ya lo afirmó: “No puede haber limitaciones a las fuerzas armadas ucranianas. La capacidad industrial debe ser potenciada, en particular en lo que respecta a los drones”. Según informaciones de último momento, Ucrania se habría comprometido este lunes a comprar 100. 000 millones de dólares a Estados Unidos en armas, financiados por la Unión Europea.
Por Luisa Corradini
Fuente Lanacion