El consumo excesivo de agua se denomina potomanía y puede ser síntoma de un desequilibrio psiquiátrico, ya que tiene aspectos en común con otros trastornos del control de los impulsos.
El agua es el componente más abundante del cuerpo humano, y representa más de  la mitad del peso corporal. Así, una persona que pesa 70 kilogramos tiene  aproximadamente unos 40 litros de agua en el cuerpo. El agua, en el organismo,  se encuentra distribuida en dos compartimentos: el agua intracelular y el agua  extracelular. La primera representa del 50 al 60 por ciento (55% de promedio)  del agua corporal total en el adulto sano. El agua extracelular es la parte  acuosa de los líquidos extracelulares, el líquido intersticial y el plasma, y  también forma parte de los sólidos extracelulares (dermis, colágeno, tendones,  esqueleto, etc.). El agua extracelular ocupa alrededor del 20% del total, del  cual, el 8% aproximadamente se encuentra por la sangre. El volumen de agua de la  sangre, relativamente pequeño, resulta fundamental para el correcto  funcionamiento del cuerpo y debe mantenerse constante.
La cantidad de agua  que necesita el organismo está condicionada por la necesidad de que los líquidos  corporales tengan el volumen y la concentración osmótica precisos para asegurar  las funciones biológicas. El sudor, una alimentación muy salada, vómitos,  diarreas o infecciones diversas acompañadas de fiebre, aumentan las necesidades  normales de agua. 
El equilbrio hídrico
El agua se absorbe en el organismo en distintos tramos del tubo digestivo por  complejos mecanismos de absorción y los riñones se encargan de eliminarla como  parte de la orina. Éstos órganos pueden excretar varios litros de orina diarios,  o bien conservar el agua eliminando menos de medio litro cada día. 
La  concentración de agua presente en el organismo está ligada a la cantidad de  electrólitos. Así, la concentración (el nivel) de sodio en la sangre es un buen  indicador del volumen de agua que existe en el organismo. El cuerpo trata de  mantener el nivel de agua total y, por tanto, una concentración constante de  electrolitos, entre ellos el sodio. Cuando éste es elevado, el cuerpo retiene  agua para diluir el exceso de sodio, aumentando la sensación de sed y  produciendo menos orina. Por el contrario, cuando la concentración de sodio  desciende demasiado, los riñones excretan más agua para restaurar el equilibrio.  
La concentración de agua está equilibrada cuando se compensan las pérdidas  diarias, y para ello, las personas sanas, con un funcionamiento normal de los  riñones y que no transpiren excesivamente, es aconsejable que beban al menos un  litro y medio de líquido cada día. De esta manera, se consigue mantener en  equilibrio el volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales  disueltas (electrólitos) en la sangre.
La enfermedad
Se trata de un trastorno relativamente desconocido,  que consiste en un deseo frecuente de beber gran cantidad de líquido, de manera  compulsiva y sin sentir en especial sed, y acompañado de una sensación  placentera. 
Cuando una persona es consciente de que bebe demasiada agua,  alrededor de 7 o más litros, debería acudir al especialista en endocrinología  con el fin de descartar cualquier trastorno hormonal u otra patología que afecte  al área hipotalámica, lugar donde se encuentra el centro que regula la  sed.
Beber cantidades exageradas de agua u otros líquidos, generalmente no  causa hiperhidratación, siempre que la hipófisis, los riñones y el corazón  funcionen con normalidad, ya que el organismo elimina el exceso. No obstante,  como consecuencia de episodios repetidos y mantenidos de potomanía, se puede  alterar el buen funcionamiento de los riñones, la composición de la sangre y el  equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo. 
El exceso de  líquidos puede ocasionar que los componentes de la sangre se diluyan, y se  produzca un desbalance en la concentración de electrolitos. La hiponatremia es  una consecuencia grave que puede aparecer en caso de potomanía, y consiste en  que el organismo concentra una cantidad muy baja de sodio en la sangre (natremia  es inferior a 120 mEq/l). La hiponatremia grave impide el funcionamiento normal  del cerebro, los músculos, los órganos y el metabolismo. El resultado puede  provocar nauseas, cefaleas, letargia, convulsiones y coma. 
El tratamiento
El tratamiento de la potomanía depende de la causa de base. Aún y todo, con independencia de la causa, se debe restringir el consumo de líquidos, a un litro y medio diario. En ocasiones, los médicos prescriben un diurético para aumentar la excreción de agua por parte de los riñones, aumentando el aporte de sodio en poco líquido.

