Intoxicación por Monóxido de Carbono

El CO es un gas que no emite olor, sin sabor y no irritante, por lo que su exposición puede pasar completamente desapercibida. Es menos pesado que el aire, por lo que se acumula en las zonas altas (de ahí la conveniencia de andar agachado en los incendios). Se origina de la combustión incompleta de los combustibles orgánicos.

¿Dónde podemos encontrarlo en nuestra vida diaria?

Se halla contenido en el gas ciudad, gases del tubo de escape de los automóviles y en cualquier lugar en el que se produzca una combustión de un combustible como estufas de carbón, braseros, calentadores de agua, hornos, humo de tabaco, etc…, ocurriendo la intoxicación en habitaciones mal ventiladas.
Entre sus orígenes industriales están: fundiciones de acero, fábricas de papel y plantas productoras de formaldehído.
Ahora bien, el origen más frecuente de esta intoxicación son los incendios, en los que hasta el 50% de las muertes son debidas a esta intoxicación.

¿Cómo podemos sospechar que nos estamos intoxicando por el CO?

Los síntomas de sospecha van a depender de la concentración y rapidez con que se inhale el gas. La inhalación masiva y aguda de gas ciudad produce rápidamente la pérdida del conocimiento y parálisis respiratoria.
La inhalación lenta de menor concentración de gas causa cefaleas, cuadros de mareos con zumbido de oídos, náuseas y vómitos; dolores abdominales y sensación de palpitaciones. A continuación, se puede llegar hasta el coma, adquiriendo la piel una típica coloración rojo cereza, aunque no en todos los casos.
Si la intoxicación se debe a un escape de gas de automóvil, basta un grado ligero de intoxicación para mermar las facultades del conductor y hacerle perder la dirección, sobre todo por la noche.
En esta situación se produce una mala adaptación a la oscuridad, mayor deslumbramiento por los faros de otros coches, errores al calcular las distancias y reducción del campo visual.
Resulta importante recordar que en algunos casos de intoxicación por gas de alumbrado puede faltar el típico olor a gas en el ambiente. Ello es debido a escapes ocultos, situados de tal modo que el gas atraviesa una serie de estructuras que, actuando a modo de filtro, retienen los elementos olorosos, pero no el CO.

¿Qué ocurre en nuestro organismo al inhalar el CO?

Una vez inhalado, el CO se combina con la hemoglobina de la sangre, que es un componente que suele ir en condiciones normales unido al oxígeno para repartirlo por todo el organismo.
El CO se une a la hemoglobina de una manera hasta 250 veces más fácilmente que con el propio oxígeno. Se produce el compuesto denominado COHb o carboxihemoglobina, que resulta unas 200 veces más difícil de separar que el compuesto de la hemoglobina con el oxígeno.
El resultado que se produce es una hipoxia o disminución del nivel de oxígeno en la sangre y tejidos, por mal transporte del O2 a dichos tejidos.

¿Cómo podemos relacionar el nivel de carboxihemoglobina formado en la sangre con los síntomas que encontramos?

En la exposición aguda, la gravedad de la sintomatología dependerá del tiempo de exposición, de la concentración de CO inspirado y de la presencia de un proceso patológico previo, especialmente de origen vascular.

Se distinguen tres periodos clínicos:
Estadio inicial (corresponde a una COHb del 12-25%):
Síntomas inespecíficos como náuseas, vómitos, trastornos visuales, cefalea y a veces diarrea, especialmente en niños.
Puede haber casos de angina de pecho en personas con lesiones previas de las arterias coronarias.

Estadio medio: Clínica moderada, con COHb del 25-40% que añade a los síntomas previos:
Confusión, irritabilidad e impotencia muscular.
Trastornos en la conducta y obnubilación.
Pueden objetivarse alteraciones en el electrocardiograma (ECG). .

Estadio de coma (COHb superior al 40-45%): Distintos grados de depresión del nivel de conciencia junto con:
Hiperreflexia (reflejos aumentados), hipertonía (tono muscular aumentado), reflejo de la planta del pie en extensión.
En ocasiones aparecen convulsiones e hipertermia.
Pueden aparecer hipotensión e infarto de miocardio, incluso en ausencia de lesiones coronarias previas.

Cifras superiores al 60% de COHb son potencialmente letales.

¿Qué medidas podemos adoptar para evitar la intoxicación por CO?

• Haga que un experto dé mantenimiento cada año a su sistema de calefacción, su calentador de agua y cualquier otro aparato que funcione con gas, aceite o carbón.

• Instale en su hogar un detector de monóxido de carbono que funcione con pilas y revise las pilas cada que cambie la hora en la primavera y en el otoño. Si suena la alarma del detector, salga de su casa de inmediato y llame al 911.

• Vaya de inmediato al médico si piensa que existe la posibilidad de haberse envenenado con monóxido de carbono y se siente mareado, aturdido o con náusea.

• No use generadores, parrillas de carbón, estufas de campamento ni otros aparatos que funcionen con gasolina o carbón dentro de la casa, en el sótano, en el garaje o cerca de una ventana.

• No deje su auto o camioneta con el motor encendido dentro del garaje incorporado a su casa, aunque la puerta esté abierta.

• No queme nada en una estufa ni en una chimenea que no tenga un tubo de escape al exterior.

• No use el horno de gas para calentar su hogar.