¿Por qué la caca de tu perro es peligrosa para la naturaleza?

Un nuevo estudio identifica que las heces y la orina de los perros tiene un gran impacto negativo sobre los ecosistemas y los seres vivos que viven en ellos.

¿El mejor amigo del hombre podría ser el peor enemigo de la naturaleza? Esta pregunta tiene una clarísima respuesta: depende del dueño.
Tradicionalmente hemos considerado las necesidades de nuestros compañeros caninos como un ‘’fantástico fertilizante natural’’ – una excusa perfecta para sacar al perro por el parque o el campo a dar una vuelta y aprovechar el ecosistema para ahorrarse la tarea de recoger ‘’el regalito’’ que dejan nuestros pequeños y peludos cuadrúpedos – pero, ahora, una nueva investigación científica nos demuestra que no es así. Las heces y la orina de los perros no son ‘’tan buenos’’ para la naturaleza.

Un impacto que no se estaba teniendo en cuenta
El estudio en cuestión, publicado en la revista Ecological Solutions and Evidence, se ha centrado en conocer cuáles son los efectos de la actividad canina sobre la fertilización del suelo. Un impacto que, hasta la fecha, no se había documentado detalladamente a diferencia de otros efectos de los perros domésticos sobre la fauna silvestre como la mortalidad directa, la perturbación o la transmisión de enfermedades. En concreto, explican cómo dos componentes de las heces de los perros, el nitrógeno y el fósforo, están provocando un efecto realmente contaminante sobre los ecosistemas semi-naturales, entre los que se encuentran bosques, pantanos, praderas o las dehesas, entre otros.

Nutrientes buenos… pero en su justa medida
El nitrógeno y el fósforo son nutrientes esenciales en los ecosistemas, siendo una de las fuentes primarias de alimento para las plantas. Eso sí, en cantidades adecuadas.
Las heces y la orina de los perros domésticos aportan, en su conjunto, unas concentraciones de nitrógeno y fósforo muy elevadas al suelo, algo que los científicos han podido comprobar en zonas con senderos o caminos frecuentados por estos animales y sus dueños.
Las altas concentraciones de estos dos nutrientes, tienen un fuerte impacto negativo sobre la diversidad y la función del ecosistema con consecuencias como la disminución de la riqueza de especies vegetales o la afección sobre el nicho de muchas especies amenazadas.

¿Cómo se hizo el análisis?
Lo que hizo este grupo de investigadores de Bélgica, liderado por Pieter De Frenne, fue cuantificar los aportes de nitrógeno y fósforo que procedían de la orina y las heces de los perros en lugares dedicados de forma exclusiva a la conservación de la biodiversidad. Concretamente, reservas naturales que consisten en pequeñas parcelas de bosques, humedales y praderas. Para ello, hicieron 487 censos de recuento directo a lo largo de un año y medio recogiendo datos precisos sobre la abundancia de perros por hectárea y por año. Además, llevaron a cabo un cálculo aproximado de las tasas de fertilización de nitrógeno y fósforo basándose en documentación sobre las concentraciones de estos nutrientes en la orina y las heces de los perros.
Los resultados indicaban que las tasas de fertilización de nitrógeno y fósforo de los caninos son muy significativas ascendiendo a una media de 11 kg de nitrógeno (que se encuentra tanto en orina como en heces) y 5 kg de fósforo (mayoritario en heces) por hectárea y año, respectivamente. Las estimaciones muestran que estos niveles elevados de ambos macronutrientes, en efecto, pueden influir de forma considerable sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas, así como en los trabajos realizados para la conservación y el mantenimiento de los mismos.

Una nueva aportación a la gestión de espacios naturales
Un estudio científico de estas características puede tener una aplicación directa para evitar, cuanto antes, el impacto de nuestra actividad y la de nuestros perros domésticos sobre los ecosistemas semi-naturales periurbanos que frecuentamos. En él, los investigadores plantean una serie de modificaciones en las directrices de gestión de estos espacios para evitar la carga que se produce sobre el medio, la pérdida de biodiversidad y, además, prevenir inconvenientes en los objetivos de restauración y recuperación del medio, destacando la importancia de los ecosistemas oligotróficos (pobres en nutrientes), donde hay especies de plantas adaptadas a este tipo de suelos.
Entre las medidas propuestas se encuentran el instar a los visitantes a la recogida de las heces de sus mascotas de forma responsable – incluso en espacios rodeados de naturaleza -. En este aspecto, las campañas en los medios de comunicación y en los programas de educación pública con respecto al efecto de la fertilización de los suelos en los ecosistemas periurbanos semi- naturales puede ser clave.
Además, plantean la necesidad de hacer cumplir el uso de la correa de forma más estricta (lo cual se ha visto que tiene un mayor efecto cuando hay amonestaciones legales por incumplimiento de esta norma), ya que ello permite la concentración de los excrementos en zonas más reducidas, disminuyendo el daño a la mayor parte del ecosistema.
La alternativa a esta medida restrictiva es el establecimiento de más parques para perros sin correa, cercados y específicamente diseñados, en los que se permite a los perros vagar libremente. Dicha alternativa, junto con la correcta labor de recogida por parte de los dueños, ayudaría a reducir considerablemente el impacto sobre los espacios ‘’naturales’’.

¿Cómo se pueden recoger ambos desechos (heces y orina)?
Está claro que la orina no es un desecho sencillo de recoger y aunque tanto las heces como la orina tienen un impacto directo sobre el ecosistema debido a su contenido en nutrientes, son las primeras las que contienen el grueso del nitrógeno (56%) y el fósforo (97%) depositados. Por este motivo, el estudio explica que retirar las heces utilizando bolsas de eliminación y estaciones de recogida de cacas, puede ser la medida de responsabilidad individual que disminuya, de forma considerable, el impacto en los niveles de nutrientes del suelo.

Sé responsable incluso en la naturaleza
No es solo cuestión de la ‘’salud del suelo’’ y su buena fertilización. Otro motivo por el que es necesario eliminar las heces de nuestros amigos caninos es evitar las infecciones por parásitos que pueden transmitir a otros animales salvajes como los corzos (Capreolus capreolus) o animales de ganado vacuno y ovino. Parásitos como la Neospora caninum, cuyo huésped definitivo son los perros, pueden tener un impacto en estos animales provocándoles abortos.
Es necesario deshacerse del dicho del ‘’fantástico fertilizante natural’’ y el ‘’esto es abono natural’’ e instar a las personas que tienen perros como mascota a deshacerse de sus residuos fecales sólidos debido al impacto que tienen sus deshechos sobre el ecosistema. Al fin y al cabo, no solo eres tú y tu perro, hay muchos más.

A pesar de llevar miles de años siendo compañeros de viaje, el ser humano (Homo sapiens) y el perro (Canis familiaris) todavía tenemos mucho que aprender acerca de nuestro impacto directo sobre el medioambiente. Esta investigación es un paso más que contribuirá al estudio de la ecología.
Fuente: https://www.muyinteresante.es/mascotas/articulo/por-que-la-caca-de-tu-perro-es-peligrosa-para-la-naturaleza-521645174163