Megaesófago

El megaesófago es una patología que hace que el esófago esté constantemente dilatado, con lo cual no tiene los movimientos necesarios para que al animal pueda tragar la comida correctamente hasta el estómago.

Lo primero que los propietarios suelen notar en sus animales si padecen esta enfermedad es que vomitan constantemente, pero es importante señalar que en estos casos no se trata de vómitos, sino de regurgitaciones. La diferencia es que en la regurgitación la comida no sale del estómago, sino del esófago, por lo tanto no tienen los movimientos típicos del abdomen antes del vómito, lo que llamamos las arcadas, sino que da la sensación que cuando agachan la cabeza “vomitan”. El aspecto del contenido regurgitado normalmente es de comida masticada pero no digerida.
Otro de los aspectos que llama la atención de los animales con megaesófago es que tienen hambre, comen con ganas pero están delgados, esto ocurre porque no asimilan todo el alimento que ingieren.

Causas del megaesófago
Hay múltiples causas que provocan que el esófago no sea funcional, puede ser desde un problema congénito, es decir, que nacen con ello, o derivado de otras enfermedades como la miastenia gravis. Habrá que estudiar y realizar las pruebas necesarias en cada caso en particular.

Diagnóstico
Para diagnosticar un megaesófago, además de tener en cuenta la historia clínica, debemos de realizar radiografías, tanto simples como de contraste. En las primeras podremos observar un esófago lleno de aire, cuando normalmente si el esófago es normal no seremos capaces de diferenciarlo entre el resto de estructuras de la zona. Con el contraste veremos un acumulo de contraste en el esófago y un retraso del rellenado del estómago.

Tratamiento del megaesófago
Si no existe otra patología de base, deberemos tratar al animal para mejorar la sintomatología del megaesófago, ya que no existe un tratamiento curativo, es decir, no se podrá curar, pero mejoraremos su calidad de vida consiguiendo que el animal retenga y asimile más cantidad de alimento mediante la administración de protectores gástricos, antieméticos y procinéticos. Es decir, se tratará al animal con medicamentos que se encarguen de activar los movimientos del esófago y de evitar los vómitos.
Además, será muy importante alimentar a nuestra mascota de una determinada forma, mediante una alimentación semisólida y ofrecerla en alto, para que el efecto de gravedad nos ayude a que el alimento llegue al estómago.
Quirúrgicamente existen técnicas para mejorar el tránsito del alimento a través del esófago pero no en todos los animales tiene éxito.
Fuente: https://www.especiesveterinarios.com/megaesofago/