¿Es sana, la relación que tienes con tu perro?

El hecho de que los perros nos hacen sentir bien, ha tenido mucho que ver en el proceso de domesticación hace al menos 15.000 años.

Los beneficios emocionales de la relación entre los humanos y los perros, ha llevado a estos últimos, a ostentar el título del mayor éxito evolutivo conocido, de entre todas las especies domesticas que nos rodean.
Los perros, con sus potentes habilidades para entendernos, han conquistado todos los rincones del planeta donde habitamos las personas, llegándose a colar incluso, en nuestras camas y sofás.

Un cánido que se domestico a si mismo
Bien conocido es, que el perro y el lobo han evolucionado de un ancestro común. El perro, Canis lupus familiaris, es tan parecido a nivel molecular con el lobo, que se considera una subespecie de este.
Comparativamente, el lobo, considerado como una alimaña durante décadas, fue masacrado por el hombre hasta llegar al borde de la extinción. En contraposición, el perro, se expande por todo el globo terrestre, pasando a ser considerado un miembro más en la familia. ¿Cómo lo ha conseguido?
Tamizar: el paso previo a la domesticación
Tamizar es cuando una especie salvaje, empieza a sentirse segura en presencia del ser humano. Acortando así su distancia de fuga.
Esto es visible en las ciudades, con las palomas y más recientemente con los gorriones, que si te descuidas te comen directamente de tu plato, en las terrazas de verano de algún bar.
El hecho de que las personas alimentemos a las palomas, a los gorriones, los cisnes o cualquier otro animal de forma voluntaria y casi como pasatiempo de ocio, es sencillamente porque nos hacen sentir bien.
Raymond y Lorna Coppinger, en su libro, “Perros”, describen como los humanos que empezaron a tener contacto con los perros más ancestrales, lo harían por el bienestar que les produciría ver como los perros se alimentan de sus restos y desperdicios, sin suponer una competencia directa. Así es como se tamizaron los perros.
Coevolución social entre humanos y perros
Tanto perros como humanos vivimos en grupos y por ello compartimos unas estructuras cerebrales presentes en los mamíferos sociales: el sistema de la oxitocina.
El sistema de la oxitocina, una estructura común en el cerebro de perros y humanos
La oxitocina es conocida como la hormona responsable del amor y del afecto. También actúa como un neurotrasmisor en nuestro cerebro, produciéndonos una sensación de bienestar. Con esto no cabe duda, de que la oxitocina es un “chute de placer” que nos hace sentir bien.
La oxitocina como hormona del afecto
La oxitocina en los mamíferos sociales, apareció con un fin adaptativo al dotar de seguridad a la descendencia y mejorar su supervivencia. Esto es así, porque la producción de oxitocina desencadena la cohesión social entre individuos y la búsqueda de protección ante una posible amenaza.
La oxitocina como neurotrasmisor del bienestar
La producción de oxitocina reduce el nivel de dolor, produce calma y bienestar. Además, se ha demostrado que reduce el estrés y regula la ansiedad.
Perros y humanos produciendo oxitocina
Hoy se sabe que no solo los humanos segregamos oxitocina cuando nos enamoramos, o cuando tenemos un hijo… Los perros y sus tutores, segregan oxitocina cuando intercambian caricias y contacto físico, pero también cuando, simplemente, se miran.
Perros que ayudan a personas con trastornos afectivos
El sistema se desarrolla con el primer referente humano que tenemos. Cuando un niño es víctima de abusos, el desarrollo del sistema oxitocina queda inhibido pudiendo derivar en dificultades para establecer lazos afectivos personales en el futuro.
Esta inhibición no nos afecta con los perros
Es por esto que los perros, pueden ayudarnos tanto a la hora de:

  • Desarrollar emociones
  • Desarrollar habilidades sociales
  • Mejorar nuestra salud mental

¿Pero, cómo llevamos nosotros nuestra relación con los perros?

Los estudios y años de experiencia me han enseñado que la relación entre las distintas personas y sus perros, es diferente. No solo influye nuestra personalidad, sino también nuestras circunstancias.

Los 3 patrones relacionales principales que podemos encontrar entre las personas y sus perros son:

  • Amensalismo: cuando el perro sale perjudicado de la relación con el humano. Son los casos de maltrato físico y emocional, pero también cuando antropomorfizamos en exceso, llegando a la cosificación, vistiéndolos sin necesidad, pintándoles el pelo o las uñas, tratándolos como si fueran un muñeco.
  • Parasitismo: cuando el perro se convierte en una carga para la persona. Esta carga puede ser económica, emocional, o de cualquier otro tipo.
  • Mutualismo: sin duda esta es la relación perfecta. Se da cuando existe un beneficio mutuo. Aquí podríamos colocar a los perros de trabajo, pero también los perros de compañía que reciben cuidados, comida, paseos y salud, mientras que el tutor recibe salud física, mejorando su ritmo cardiaco, y mental, regulando sus niveles de estrés y ganando bienestar.

Referencias:
Coppinger, R., & Coppinger, L. 2001. Dogs: A startling new understanding of canine origin, behavior & evolution. Simon and Schuster.
Fuente: https://www.muyinteresante.es/mascotas/articulo/es-sana-la-relacion-que-tienes-con-tu-perro-861654246913