Vuelta al trabajo presencial ¿es lo mismo que antes?

En medio del avance de la situación provocada a nivel global por la pandemia del Covid—19, el mundo avanza en un paulatino regreso al trabajo en forma total o semi presencial.

De lo que se habla en estos tiempos es una vuelta física permanente o híbrida -con días de teletrabajo y otros en la empresa-. En este sentido, muchas personas están opinando que lo que se vive «es igual que antes».

Incluso hay especialistas que son escépticos respecto a las transformaciones individuales que puedan haberse producido durante más de un año y medio de distanciamiento social y modificación de hábitos en el mundo laboral. 

Las preguntas que surgen son: Somos personas distintas? Podemos pensar que habrá cambios en las organizaciones, o se tiende a volver a lo anterior?

No hay una sola respuesta, aunque sí varios indicios.

Puede que el espacio físico sea parecido al de antes, solo que ahora aparecen carteles dividiendo los espacios, señales en el piso y las paredes de oficinas indicando medidas de protección y distanciamiento, y carteles de «no ocupar este espacio» en muchos escritorios. Hasta ahí, cambios escenográficos.

Aunque también es cierto que más de la mitad de las grandes empresas que pasaron al modo home-office allá por marzo de 2020, han devuelto grandes superficies de oficinas a sus propietarios, o las han puesto en venta. Y, en todos los casos, han adaptado locaciones para las nuevas modalidades. Y esto habla de crisis, reformulación de negocios y graves consecuencias económico-financieras en la mayoría de los casos, que impactan claramente en su fuerza laboral.

Algunas de las transformaciones edilicias más frecuentes que me comentan profesionales de la arquitectura son: 

§  La generación de espacios ventilados.

§  El agregado de sistemas de purificación de oxígeno en forma casi continua, y la presencia de más dispensers, tomas de temperatura automatizadas y elementos de protección como norma habitual.

§  Distanciamiento de los escritorios.

§  Espacios comunes con descartables, donde se impone la tendencia a los reciclables y sustentables.

§  Crear salas de reuniones en espacios aislados, aunque no completamente cerrados como antes.

§  Apertura de ventanales y balcones para ampliar los lugares de desempeño al aire libre.

Y en la cultura en las empresas:

§  Empezar a negociar tiempos diferentes en las jornadas para cada persona.

§  No aplicar un modelo único de trabajo, sino más individualizado en función de contemplar necesidades compartidas de la empresa y su plantel. De hecho, empieza a considerarse el cronotipo de cada uno (personas que funcionan mejor a la mañana, alondras; mediodía y tarde, colibríes; y búhos nocturnos).

§  Trabajo por objetivos, más que por «marcar tarjeta».

§  Negociaciones individuales para el regreso a lo presencial. Por lo que observo, la bajada de línea general no está dando resultado en todos los casos, excepto en la alta dirección.

§  Posición central de profesionales del área de talento de las empresas, que, casi por primera vez, están sentados junto a accionistas y alta dirección en la misma mesa, contribuyendo en la toma de decisiones.

§  Búsquedas laborales que permiten la flexibilidad de lo remoto, y otras, combinando con lo presencial. Esto amplía el mapa para encontrar talento calificado desde cualquier lugar del mundo.

§  Formación de líderes en habilidades blandas, aplicando coaching ejecutivo en forma consistente. 

7 MOTIVOS POR LOS QUE ESTA VUELTA A LA OFICINA NO ES MÁS DE LO MISMO

Si bien por las características de sus operaciones ya había muchas empresas que mantenían el trabajo presencial aún en tiempos de regulaciones duras, propongo este desafío: ¿Qué tal si observas esta vuelta a lo presencial considerando también otras perspectivas? 

Para quienes dicen que la vuelta a la oficina «es lo mismo de antes, nada ha cambiado», aquí van estos siete motivos que sí indican modificaciones en múltiples aspectos centrales: 

[ 1 ] Más del 70% de las personas afirman haber transformando aspectos de su forma de ser.

Esto hace que no sean iguales que antes. Muchos retomaron pasiones dejadas en el pasado y las llevan a la acción; piensan en mudarse a otras ciudades o países; han renunciado a su empleo encontrando otro mejor; privilegian su calidad de vida, e incluso han desarrollado competencias como la escucha y la paciencia, que podrán aplicarlas también en el trabajo.

[ 2 ] La mitad de quienes lideran han aprendido a tener empatía. 

Incorporar esta habilidad marca una gran diferencia versus los modelos de la antigua jefatura vertical, donde se imponía su posición y órdenes que debían ser acatadas. Se observa un crecimiento del liderazgo colaborativo y distintas formas de acercamiento más humano entre quienes dirigen y los equipos.

[ 3 ] La consciencia de cuidado.

En mayor o menor medida se hace más presente que antes.  El sentido de interdependencia y de co-creación se percibe ahora más claramente en el día a día laboral.

[ 4 ] Las personas se conocen de otra forma.

En formato virtual han conocido dónde vive cada uno, sus preocupaciones y sus intereses prioritarios. Han visto sus paredes, sus hijos e hijas, mascotas y estilos de vida. Se han sensibilizado respecto a la posición en el que se encuentra cada persona. Han tolerado los cortes de comunicaciones y las imposibilidades personales interfiriendo en la cotidianeidad.

Esto permite inducir que, si llevamos esa lógica de cercanía social, los vínculos serán diferentes. Habrá mayor profundidad en muchos casos, y puede que hayan cambiado percepciones erróneas del pasado.

[ 5] Más de la mitad afirman que se han hecho preguntas fundamentales para su vida.

¿Quién soy?, ¿Para qué hago esto? Desde la ciencia del comportamiento humano,  son cuestionamientos que provocan una mayor conexión interna en el marco de la auto consciencia del ser, que luego se traduce en el hacer cotidiano.

[ 6 ] Tomar consciencia del valor de la vida y de la inevitabilidad de los cambios.

Forzados por cambios de rutinas y hábitos, la convivencia en el hogar y aprender habilidades que no se tenían, como por ejemplo las tecnológicas y de comunicación, marcan diferencias rotundas en cada persona. 

La situación mundial actual ha obligado a dejar de mirarse el ombligo y elevar la mirada para observar desde distintas perspectivas lo que sucede. También, a elegir el nivel de permeabilidad frente la persistente invasión de mensajes cruzados y hasta contradictorios a los que se ha expuesto a cada persona.

Los niveles de incertidumbre invitan a tomar consciencia de quienes somos, a valorar la vida en todas sus formas, a ponerse en los zapatos de los demás; y, como consecuencia, a humanizar los vínculos y la realidad individual. 

También es cierto que habrá gente que actúe igual que antes, o peor. Por supuesto: el estado actual ha revelado lo mejor y lo peor de cada uno. Algunos cambian, otros no.

[ 7 ] Atravesar duelos.

Acaso uno de los mayores impactos tangibles de este período bisagra de la historia mundial, son las muertes y enfermedades masivas. Un gran porcentaje ha perdido personas queridas; o atravesando situaciones de salud complejas e inéditas. 

La muerte y los contagios, en este contexto, se transformaron en una fría estadística diaria que difunde el gobierno. ¿Cómo se sienten aquellos que no pudieron despedirse como corresponde, con el ritual del adiós para ayudar a cercar esos círculos de vida?

Como consecuencia directa, se produce una sensibilización y tomas de consciencia trascendentes sobre el valor de aspectos esenciales como los afectos y la salud. Y la inevitabilidad de la muerte, el sentido de finitud.

Estos puntos de referencia no son menores, por cuanto quedan impregnados en la memoria individual y colectiva como hitos de resiliencia, y desde allí, cada uno se reconstruye lo mejor que puede. 

Por todo esto, entre otros aspectos, invito a pensar bien antes de afirmar que «la vuelta al trabajo presencial es lo mismo de antes». Porque cuando cada persona se transforma, su alrededor también se transforma. Y esto es inevitable, por más que se quiera volver a antiguas formas de la cultura empresarial.

Malvina Mierez – Ricardo Labrone: Neuro-Entrenadores de Grupo Ciemec

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