- Se llama «La Gran Dulce». La justicia aceptó un amparo para que funcione, pero el Municipio de La Matanza no la habilita.
- Tiene capacidad para 2.000 locales y publicita la venta de marcas internacionales. Dudas por los verdaderos dueños.
La Gran Dulce”, la feria de indumentaria instalada en el Mercado Central de Villa Celina, sigue envuelta en polémica, porque tras el amparo conseguido por los dueños en el Juzgado Federal de San Martín, la Dirección de Paralizaciones y Clausuras del Municipio de La Matanza volvió a cerrarla.
El jueves 20, una cronista de Clarín se acercó a la entrada y se encontró con el siguientes escenario. Por un lado, una copia del documento del 13 de junio firmado por la jueza federal de San Martín, Martina Forns, pegada a la entrada del predio, sobre la Avenida General Paz y la calle 27 de Febrero, a metros del Puente De La Noria.
Allí ordena al municipio matancero que “se abstenga de utilizar las fuerzas policiales con el fin de obstaculizar las obras y a los concesionarios emplazados en el territorio de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, así como a la empresa La Gran Dulce SAS como concesionaria de dicho predio». Pero lo que había eran patrulleros del Municipio impidiendo el ingreso de los comerciantes y clientes.
La fachada del centro comercial con su ícono: una simpática abeja.
El amparo, que actúa en nombre de la empresa de Rubén Gómez y su abogado Daniel Llermanos, es una respuesta a la trunca inauguración del 13 de mayo. En aquel entonces, a 24 horas de la apertura del emprendimiento, la comuna encabezada por Fernando Espinoza ordenó su cierre por “falta de habilitación”.
Ante el cierre, la empresa argumentó que el municipio carece de competencia dentro del Mercado Central y que las clausuras provocan “la pérdida de diez mil puestos de trabajo en un momento crítico de la economía nacional caracterizada por el desempleo”.La fachada del extenso centro comercial desde la calle.
Según comunicaron las fuerzas policiales del distrito, que detienen el paso de los fleteros y feriantes al edificio, la nueva habilitación es únicamente de la jueza pero no del triunvirato -conformado por el gobierno provincial, el porteño y Nación- encargado del Mercado Central. “Si dos de estos tres poderes autorizan la habilitación, la feria puede abrir”, explicó.Los patrulleros de la policía municipal en el estacionamiento de La Gran Dulce vigilan que ningún comerciante entre al edificio.
“Además, los empresarios de La Gran Dulce quieren vender indumentaria, tecnología y otros artículos. Para hacer eso, debería cambiar el estatuto del mercado que hasta el momento solo vende alimentos”, añadieron.
Desde el Municipio de La Matanza también se pronunciaron: “Esa feria nunca estuvo habilitada. Está sobre un gasoducto y no tiene planos”, informaron.El gasoducto ubicado debajo del establecimiento y que es motivo de la no habilitación de la feria.
En tanto, en la página web y la cuenta de Instagram de La Gran Dulce, el centro comercial sigue figurando como “abierto de lunes a domingos, de 10 a 21”. No solo eso, publican que alquilan locales con precios que van desde los $450 mil.
El misterio detrás de La Gran Dulce SAS
La Gran Dulce es una sociedad por acciones simplificadas (SAS) conformada el 13 de mayo de 2019. Con la instalación de la feria proyectan que sea el centro comercial más grande de América Latina y la competencia de La Salada, ubicada a pocos kilómetros de allí, en Lomas de Zamora.
El establecimiento ocupa una superficie de 57.000 metros cuadrados cubiertos, tiene espacios de recreación, gastronomía y una sucursal bancaria. Además cuenta con sanitarios, estacionamiento y accesos para personas con movilidad reducida con rampas y elevadores.La Gran Dulce cuenta con una sucursal de banco, estacionamiento, un pateo de comida y un sector para niños.
Según se informa, el gran atractivo reside en la diversidad de su oferta. Desde cadenas internacionales como H&M y Forever 21 hasta vendedores independientes. La feria tiene capacidad para 2.000 locales de indumentaria, accesorios, tecnología, artículos de hogar y construcción.
Pero el pasado del emprendimiento mayorista de 17 hectáreas es un misterio. Según el Boletín Oficial de la República Argentina, la empresa inició con un capital de $25.000, aunque ya realizó inversiones por unos 700 millones de pesos.
A todo esto, en febrero la Comuna presentó una denuncia ante la Inspección General de Justicia (IGJ) que pone en duda quién es el verdadero dueño. «Esta sociedad tiene todo el aspecto de ser una sociedad vehículo creada para el ocultamiento del verdadero dueño del negocio», indica el documento de la resolución de IGJ.
Fuente Clarin